La sociedad o liga de naciones
| Autor | Edmundo Castillo Salazar |
| Cargo del Autor | Profesor de la Universidad Americana |
| Páginas | 209-237 |
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Capítulo XII
LA SOCIEDAD O LIGA DE NACIONES
I) ELSISTEMADEVERSALLES:EL“ORDENMUNDIAL”CIMENTADOSO-
BRE LA IDEA DEL DERECHO Y LA DEMOCRACIA PARLAMENTARIA
Y nuevamente, un siglo después, Europa nuevamente en guerra y los líderes de
las potencias victoriosas (Wilson, Macmillan, Clemenceau y Orlando), congregándo-
se, en otra capital europea, para disponer de los despojos de los imperios derrotados
(esta vez, de los Imperios alemán, austrohúngaro y otomano); y, adicionalmente, para
establecer los cimientos de una pretendida paz duradera y universal. La Gran Guerra
y sus muertes incontables, se decía, habría sido la última de todas las guerras.
Durante seis meses, París se convirtió en el centro del mundo, concluyendo con la
celebración del denostado “Tratado de Versalles” (1920) que, además de ser un tratado
de paz (bajo condiciones ominosas impuestas a las potencias derrotadas), fue también
un tratado constitutivo de una organización internacional que procuraba cimentar una
paz permanente, constituyendo un esfuerzo sin precedentes históricos, por su comple-
jidadyporloambiciosodesusnes.Talerasuambicióndemirasquesehadichoque,
la Sociedad de Naciones, fue “demasiada democrática y liberal” para su tiempo.296
Como sea, en este ideal participaron inicialmente treinta y dos Estados (deno-
minados “Potencias aliadas y asociadas”) y posteriormente, accedieron al tratado trece
Estados (denominados “neutrales”)y, nalmenteveinte Estadosmás, entrelos que
gurabanAlemania(1926)ylaU.R.S.S.(1934).Todosellos,conigualdaddederechos
y obligaciones. No todo fue un proceso creciente de adhesión de Estados miembros.
Entre 1919 y 1939, se retiraron dieciséis Estados, entre ellos nuestro país. 297
II) UNA NUEVA CONCIENCIA INTERNACIONAL
ElsistemadeVersallessignicóeltriunfode lasideasliberalessobre losrema-
nentes del antiguo orden autocrático (al menos, en su versión monárquica). Se atri-
296 Kennedy,Paul:“ElParlamentodelaHumanidad.LaHistoriadelasNacionesUni-
das”. Editorial Debate, Barcelona. Primera e dición, 2007. Pág. 57.
297 Rousseau, Charles: “Derecho I nternacional Público”. Editorial Ariel, Bar celona. Ter-
cera edición, 1966. Pp. 182-183.
Edmundo Castillo salazar
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buíanaestosregímenes,justicadamente,conductasagresivasybelicosas;porloque,
tras su derrota militar y consiguiente desmembramiento territorial, se abrían espacios
inéditos para un reordenamiento sistémico internacional. Un reordenamiento que re-
ejaraelconstitucionalismoliberaltriunfante,conlaprimacíadelaley,deliberaciones
parlamentarias y la futura revisión judicial de las actuaciones de los Estados298.
Se pensó entonces, en una organización internacional constituida por un tra-
tado fundacional (similar a una Constitución Política), con órganos de gobierno do-
tados de competencias en sus ámbitos respectivos y con un futuro tribunal perma-
nente de justicia internacional (hasta entonces solamente existía la institución del
arbitraje ad hoc),paraprevenirquelasdisputasdegeneraranenconictosarmados
(sibien,esteTribunalseconstituyóformalmenteunosañosdespués).Endenitiva,
el contractualismo y el propio interés, elementos salientes de Westfalia y Viena,
fueron sustituidos por una visión reguladora e institucional.
Junto a este gran diseño arquitectónico-institucional, había otras premisas
fundamentales: los Estados debían renunciar al recurso a la guerra (como proyec-
ción de la política) y, en caso de que se desatare una guerra de agresión, la Liga o
Sociedad de Naciones activaría sus mecanismos para ejercer una suerte de defensa
colectiva por parte de los Estados miembros frente al Estado agresor. Es decir, que-
daba “indirectamente” vedado el recurso a la guerra como instrumento de política
nacional, no así el recurso a la guerra como instrumento de política internacional de
la nueva organización, si bien, limitada a acciones colectiva de defensa en el contex-
to del nuevo modelo de seguridad internacional.
Laimprontade Kant,en este esfuerzoracional-institucional (que proponía
–no un sistema internacional basado en congresos esporádicos sino en una unión
permanente), era más que evidente. Con razón, dice -Jürgen Habermas-, que el pro-
yecto kantiano se hizo parte de la agenda política con la Liga de las Naciones.299
III) ELLADOOSCURO:UNAPAZOMINOSA
Sin embargo, Versalles no fue solamente un tratado constitutivo de una nueva
organización internacional, sino también un tratado de paz. Y en éste, precisamente,
298 Si bien fueron las tesi s anglosajonas (y part icularmente la visión del Pr esidente
Woodrow Wilson) las que prevalecie ron, los antecedentes remotos de la concep ción
plasmada en la Socie dad de Naciones abrevan de fuent es tan diversas como Dante
(De Monarchia, 1315); Marsilio de Padua (Defensor Pacis, 1324); Erasmo (Elogia de la
Locura, 1520); Leibniz (Codex Iuris Ge ntium Diplomaticus, 1693) y Fichte (El Derecho de
Gentes y el Derecho Cosmopolítico, 1796 ). Todos ellos, bastante di stantes en el tiempo
como para que se reconozca n debidamente sus aportaciones. Más re cientemente,
susfuente sabrevarone nKant(De la Paz Perpet ua, 1795) y Bentham (Fragmentos de
un Ensayo sobre el Derecho Internacional, publ icada tardíamente en 1843). Rousseau ,
Charles: Ob. Cit. Supra. Pág. 181.
299 Habermas, Jürgen : “A Political Constitution for the Plura list World Society? Anales
de la Cátedra Francis co Suárez 39 (2005), 121-132. Pág. 121.
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