China y el orden mundial: el paradigma de un capitalismo sin libertad - Orden y caos entre las naciones - Libros y Revistas - VLEX 976550912

China y el orden mundial: el paradigma de un capitalismo sin libertad

AutorEdmundo Castillo Salazar
Cargo del AutorProfesor de la Universidad Americana
Páginas565-616
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Capítulo XXVI
CHINA Y EL ORDEN MUNDIAL:
EL PARADIGMA DE UN CAPITALISMO SIN LIBERTAD
I) INTRODUCCIÓN
La opinión pública mundial percibe que el siglo XXI será de la República Po-
pular China. En tal sentido, se piensa que, muy posiblemente, China se erigirá, a
mediados del siglo XX como la gran Potencia hegemónica en el plano económico y
que,deesto resultará,enun plazonomuy posterior,laarmación desusuperio-
ridadmilitar; posiblemente,a nalesde estesiglo. Hace veinticincoaños escribía
Brzezinksy:
No hace falta decir que el éxito económico de Asia no tiene paralelo en la historia del
desarrollo humano. Unas pocas estadísticas básicas lo demuestran claramente. Hace menos
de cuatro décadas, Asia Oriental (incluyendo Japón) era responsable de un mero 4% del
PNB total mundial, mientras que América del Norte producía el 35-40%; a mediados de
los noventa las dos regiones estaban prácticamente igualadas (en torno al 25%). Además, el
ritmo de crecimiento asiático carece de precedentes históricos. Los economistas han señalado
que, en la etapa del despegue de la industrialización, Gran Bretaña tardó más de cincuenta
años y los Estados Unidos sólo algo menos de cincuenta años para doblar sus respectivos
productos per cápita, mientras que tanto China como Corea del Sur alcanzaron los mismos
resultados en aproximadamente diez años. A menos que se produzca un trastorno genera-
lizado en la región, dentro de un cuarto de siglo Asia superará a América del Norte como a
Europa en su PNB total”.789
Sin demérito de las atinadas reformas estatales (impulsadas a partir de Deng
Xiaoping, en 1979), mucho de este crecimiento económico chino se debe al monto
de la inversión extranjera directa que el denostado capitalismo ha radicado en este
país en los últimos cuarenta y dos años; inversión extranjera que, por el contrario,
tuvo un rol muy marginal en la industrialización de los citados países anglosajones,
lo que explica el diferente ritmo de crecimiento del que se asombra Brzezinsky.
789 Brzezinsky, Zbigniew: “El Gra n Tablero Mundial: La Supremac ía Estadounidense y
sus Imperativos Geoes tratégicos”. Editorial Paidós. Barcelona, 1997. Pp. 158-159.
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Así, en 1980, el porcentaje de esta inversión extranjera en China con relación
al PIB fue del 27.8% y para 1990, fue del 26.2%. Y después del ingreso chino a la
Organización Mundial del Comercio (2001), otro referente del capitalismo mundial,
esta inversión extranjera creció al 42.2% (2003) y al 45.6 (2004).790
¿Y por qué señalamos lo anterior? Fundamentalmente para destacar que este
discurso lleno de perplejidades ante los alegados milagros económicos alcanzados
por una sociedad autoritaria de capitalismo dirigido debería más bien reconocer el
milagro económico que las sociedades democráticas y capitalistas de Occidente son
capaces de lograr hasta en un país tan grande y retrasado como era el continente chi-
no. El Partido Comunista chino se apropió así, en su discurso hegemónico mundial,
de un pretendido milagro económico para cuya realización únicamente se limitó a
permitirlo aportando únicamente mano de obra incomparablemente barata (por su
bajísima escolaridad) y el poder público para remover cualquier “obstáculo”.791
Pero, bueno, las dimensiones colosales del mercado interno chino, su rendi-
miento económico exponencial y su monolítico liderazgo político disimulan el gra-
do de responsabilidad que el capitalismo mundial tuvo en el “milagro chino”. En
abierto contraste, existe la percepción de que los Estados Unidos se consumen en el
estancamientoeconómico,ladeaciónylafragmentacióndesuimaginariocolecti-
vo, a lo que se agrega una profunda falta de liderazgo cohesionador e inspirador en
un momento crítico para dicha nación.
Ciertamente,enelcontrastearticiosodeldesempeñoeconómicodeestasdos
sociedades, se pierde de perspectiva que -las dos- son producto del capitalismo
mundial; sólo que, para los sostenedores del discurso decadente del capitalismo, en
Estados Unidos, el “capitalismo” no funciona y colapsa mientras que, en China, el
790 Ducon Fonseca, Luis Joaquín: “La Inversión Extran jera Directa en C hina, pila r en
el Crecimie nto de la Economía Chin a «. En “Observatorio de la Economía y la So -
ciedad China”. Grupo Eumed.net (Universidad de Mál aga), número 09, diciembre.
2008. En este e nsayo, el autor cita como fuente de sus cif ras: “El Estado del Mundo
– Anuario Económico G eopolítico Mundial. Año 2006. Akal Ediciones. Par ís, 2005.
Observatorio de la Econom ía y Sociedad China. Número 1. Enero del 20 07.
791 De hecho, los chi nos deben a los estadounidens es mucho más que la inversión dire cta
y las transfe rencias tecnológicas ante s aludida. Fueron los estadounidenses quiene s,
durante la Segu nda Guerra Mundial, derrotaron al i mperialismo japonés (que, para
entonces, manten ía subyugada buena part e de la Manchuria ch ina y de la isla de
Taiwán), tra nsfor mándolo en una democracia libe ral, capitalista y pacista y, por
ende, en uno de los principa les inversionistas extra njeros en China). Fueron también
esos mismos est adounidenses quienes, con su “cuasi-alianza” con China, prev inieron
una invasión soviét ica a China, en c uya frontera oeste -sus ca maradas euroa siáti-
cos- tenían de splegados más de un millón de soldados. Y fueron los est adounidenses
quienes, al crea r un “orden económico asiático, crearon las condiciones de segu ridad
de la región para que un buen nú mero de países (Japón, Corea del Sur, Taiwán, Hong
Kong,Singapur,Filipinas,Indonesia,Australia)fortalecie ransuseconomíasysecon-
virtiera n, posteriormente, en importa ntes socios comerciales de los ch inos.
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mismo “capitalismo”, deja perplejo al mundo entero. Obviamente, la diferencia está
en el “liderazgo” político y los valores impulsados por dichas sociedades: nihilistas,
en uno, y neo confucianos, en la otra. El uno, desintegra, el otro, cohesiona. De ahí,
la consabida cantaleta del ocaso y decadencia de los Estados Unidos y su pronto
reemplazo por los pacientes, laboriosos y visionarios chinos.
¿Es sustentable esta tesis? Ya lo veremos en el desarrollo del capítulo, en el
que pretendemos encontrar las claves de por qué una gran Potencia se ensombrece
por el efecto corrosivo de sus élites, mientras que la otra se torna falsamente lumi-
nosa bajo unas élites pacientes, calculadoras y controladoras. Lo que probará que
-con los mismos talentos- (dólares), pero sostenidos en diferentes ideas y valores,
unasociedadsehundeylaotraemerge.Alnal,seproduceunasegundaparadoja:
lade queserán loslósofos marginalesde ambassociedades, aposentadosen las
universidades y medios de prensa, los que decidirán, en un grado no despreciable,
el desenlace hegemónico-cultural de esta competencia.
La voracidad capitalista alimentó al “Dragón rojo”yla losofíadela posmo-
dernidad desestructuró al “Tío Sam” y lo emasculó para competir. La división inter-
nadelosEstadosUnidos,inoculadaporunpensamientolosócoenfermoytribal,
eslaque,alnaldeldía,terminarádestruyendoaestagrancivilización.
Dos líneas de interrogantes se suscitan de este pronosticado reemplazo chino
de la hegemonía estadounidense:
- ¿Cómo se instalará este nuevo “orden mundial”? Esto es, ¿si será el producto
deunatransicióngradual,pacícayordenada; o,si,porelcontrario,seráun
cataclismo, ¿tan violento como caótico?
- ¿Cómo será el nuevo “sistema internacional” que se instalará? ¿Cuáles serán sus
instituciones, normas y paradigmas?
- Y más importante aún, ¿en qué medida, este nuevo “sistema internacional”,
proyectará el “orden público” interno de la gobernabilidad chino?
La respuesta a la primera interrogante, en gran medida, ya ha sido anunciada:
noserápacíca. Yha sidoanunciada tantoporlas pautasde lahistoriauniversal
donde todo cambio en el “orden mundial” ha sido violento (así fue en Westfalia, en
Viena, en París y en San Francisco), como por los acontecimientos internacionales
en curso, que apuntan a una línea de colisión inevitable.
Las respuestas a las restantes interrogantes son muchísimo más complejas de
brindar. Hace varias décadas, Febvre decía que el problema no era tanto saber si nues-
tracivilizaciónvaamorir,porquemorir,a ndecuentaseasociaaldescansoen paz.
Morir es una palabra noble, preñada de tranquilidad majestuosa y natural serenidad. El pro-
blema no es siquiera saber si nuestra civilización va a perecer asesinada. Es saber qué civilización
se establecerá mañana en este nuevo mundo que ya se está elaborando en el fondo del crisol”.792
792 Febvre, Lucien: “Combates por la Historia”. Editorial Ariel, Ba rcelona. Segunda edi-
ción, 1992. Pp. 61- 62.

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