La globalización y la agenda del progresismo liberal: ¿un nuevo orden mundial y sistema internacional?
Autor | Edmundo Castillo Salazar |
Cargo del Autor | Profesor de la Universidad Americana |
Páginas | 459-482 |
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Capítulo XXIII
LAGLOBALIZACIÓNYLAAGENDADELPROGRESISMO
LIBERAL: ¿UN NUEVO ORDEN MUNDIAL Y SISTEMA
INTERNACIONAL?
I) INTRODUCCIÓN
En capítulos precedentes nos referimos al suceso más importante de la se-
gunda mitad del siglo XX, consistente en el colapso de la Unión Soviética y la
transición que esto supuso de un “orden mundial” decididamente bipolar hacia
otro de tendencia marcadamente “unipolar”, bajo el predominio estadounidense.
Señalamos cómo esta circunstancia fue aprovechada por este país para expandir
globalmente unos pretendidos valores liberales. Expusimos también el ambiente
intelectualdelaépocay,nalmente,abordamos,entonces,lasiniciativas,progra-
mas y reformas promovidas en materia de “gobernabilidad”, vale decir, en la pro-
moción de gobiernos democráticos y representativos a nivel de Naciones Unidas y
de organizaciones hemisféricas (OEA).
Lógicamente, era demasiada materia para desarrollar, en dos o tres capítulos
las diferentes aristas de este complejo y controvertido proceso; por lo que vamos a
abordar algunos temas que fueron simplemente enunciados más no fueron desa-
rrollados en su momento. Nos interesa determinar:
- ¿Si el “orden mundial”realmentetransitó haciaun maniestoy evidenteor-
den unipolar bajo la hegemonía estadounidense? ¿O si fue un “orden mun-
dial” bajo un fuerte predominio económico y cultural estadounidense?
- ¿Cuál es la conexión entre la “globalización” y el “globalismo”?
- ¿Ha irrumpido una nueva forma de liberalismo de tipo progresista?
- ¿Si el “sistema internacional” fue transformado para adaptarse a los nuevos
paradigmas de esta nueva realidad?
- ¿Qué transformaciones plantea el “liberalismo progresista”?
- Y ¿si realmente los valores liberales de antaño son asimilables a los valores
expresados por el posmoderno “liberalismo progresista”?
Intentaremos dar respuesta a estas inquietudes. Para una mejor comprensión de
la exposición que haremos a continuación, queremos insistir en la acepción que damos
Edmundo Castillo salazar
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a los términos “orden mundial” y “sistema internacional”. El primero, el “orden mundial”,
repetimos,loentendemoscomounarealidaddinámicaquereejaelrepartodepoder
fáctico a nivel global; son los actores estatales interactuando como víctimas o victima-
rios en la sociedad internacional. El segundo, el “sistema internacional”, lo entendemos
comounarealidad fosilizadaque reejalas instituciones,normas jurídicasy valores
resultante del “orden mundial”; realidad fosilizada, por su vocación de permanencia.
Algunos escoliastas, particularmente los estadounidenses, al efectuar sus
análisis internacionales, no distinguen ambas nociones y el resultado es, a nuestro
parecer,quepierdenuna porcióndelarealidad o,sisepreere,quepierdenuna
mejor manera de abordarla. Esto es, la riqueza de distinguir entre las “fuerzas vi-
vas” que se mueven en el “orden mundial” y el “sistema internacional” instalado por
uno, dos o tres Estados dominantes que coexisten en el “orden mundial”. El binomio
“orden mundial” y “sistema internacional” no necesariamente permanece ayuntado;
esta es una novedad de las últimas décadas, ya lo demostraremos.
II) HEGEMONÍA O PREDOMINIO
Lo primero que hay que determinar es ¿si realmente hubo esta cacofónicamente
denunciada “hegemonía” estadounidense?Ypara elloarmaremos algocontroversial.
La opinión predominante parece decantarse por sostener que, durante las últimas
tres décadas, el “orden mundial” ha sido unipolar y hegemónico, y que ha sido regen-
tado por Estados Unidos. Tal vez el período histórico, que comenzó con el colapso
delaUnión Soviéticanotengaunafecha decaducidadmuydenida;pero, estono
variaríalaarmaciónanterior.Así,un tantocaprichosamente,pudiéramosjarloen
ocasión de la primera invasión de la Federación Rusa a la República de Ucrania, en
2014; o hasta que la República Popular China alcanzó cierta estatura económica, lo
que demostró al mundo en ocasión de los Juegos Olímpicos de 2018). Y pese a que
admitimos que el predominio estadounidense durante este período fue indiscutible,
sostenemos que ese “predominio” no llegó a equipararse a una verdadera “hegemonía”
en el sentido apabullante y unilateral del término; esto es, venciendo toda resistencia.
A nuestro criterio, no es del todo cierto que, desde 1991, tras la desintegración
de la URSS, Estados Unidos haya centralizado tanto poder como para imponer su
voluntad sobre los principales actores internacionales: sobre sus aliados en Euro-
paOccidental(organizadosenladesaanteUniónEuropea);osobrelaRepública
Popular China. Si así hubiera sido, los hechos sangrientos de Tiananmen Square
(1989) hubieran forzado al partido comunista chino a realizar profundas reformas
a su modelo de gobernabilidad, lo que no ocurrió, a pesar de cierta presión esta-
dounidense. Por otro lado, la Federación Rusa, aunque postrada económicamente
durantelos noventa, su arsenalnuclear continuó siendo undisuasivo suciente
para prevenir cualquier acto unilateral estadounidense en detrimento de su seguri-
dad nacional. Permanecen vivos en la memoria los disgustos del “imperio” cuando
-sus aliados occidentales-, desoyendo la oposición estadounidense, decidían ini-
ciarsudependenciadelgassoviéticodesdenalesdelaGuerraFría.
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