Prólogo - La traición de los filósofos - Libros y Revistas - VLEX 1023494742

Prólogo

Páginas27-44
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La traición de Los fiLósofos
crisis posmoderna de Los derechos humanos
próloGo
Nunca pensamos escribir un libro de losofía, o si resulta muy pretencioso
el término, diremos que nunca pensamos escribir siquiera algo aproximado
a ésta. Al hacerlo, la experiencia ha sido dolorosa y desalentadora; no tanto
por la dicultad inherente a lidiar con el pensamiento abstracto, sino por ver
cómo la losofía, que en la Antigüedad servía un propósito esclarecedor y
educativo de la persona (“paideia”), se empeña ahora, progresivamente, en
privar de fundamento y, por ende, de sentido, lo que ha sido nuestra cosmo-
visión espiritual.
Ojalá se tratare de una lumpen-losofía de ocasión, cuya práctica se reduje-
re a un pequeño grupo de marginales; pero, por el contrario, vemos con desa-
zón que ningún lósofo de la actualidad se atreve a sustraerse de este torrente
aluvional de ideas auto destructoras y evanescentes, que pugnan por la liqui-
dación del legado cultural de Occidente. Los lósofos de la posmodernidad”, a
ratos, parecieran diferir de sus prototipos únicamente en léxico y verbosidad.
O como dice Cioran, reriéndose a la losofía de estos tiempos, cuyas pala-
bras acogemos: “…la originalidad de los lósofos se reduce a inventar términos”.1
Por tal razón, tal vez, el género al que pueda corresponder este libro pueda
ser al género menor de las cuitas losócas, pues hacemos reexiones tristes y
aciagas. “Cuitas”, se decía en el antiguo castellano, nutrido de vocablos llenos
de arcaísmos que se pierden inexorablemente en la penumbra de los tiempos
idos (¿quién no recuerda los personajes cuiteados del Arcipreste de Hita?).
Por lo tanto, en este libro, haremos losofía o cuitearemos a quienes tengan la
paciencia de adentrarse en estas páginas; lo mismo da. Lector, si has llegado
hasta aquí, te saludamos; ya pasaste lo peor.
En cualquier caso, este emprendimiento lo asumimos con toda seriedad;
destacando que lo hemos entendimos, desde un comienzo, como un desafío
intimidante por adolecer de formación en estas disciplinas y, peor aún, por
haber sido siempre impacientes con los apotegmas abstractos y aparentemente
inútiles que tanto gustan a los lósofos. Temas de losofía política sí estábamos
1 Cioran, E.M.: “Adiós a la Filosofía”, en “Adiós a la Filosofía y Otros Textos”, antología com-
pilada por Fernando Savater. Alianza Editorial, Madrid, Tercera edición, 2016, pág. 141.
En las antípodas de la cosmovisión espiritual de Cioran, pero arribando a similar conclu-
sión, el entonces cardenal Ratzinger sostenía décadas atrás: “…la losofía, como la ciencia
natural, hoy no se pregunta ya por la verdad, sino únicamente por la exactitud de los métodos
empleados…”. El ser humano, agrega, se ha “hecho prisionero de sus métodos” y de sí mismo.
Ratzinger, Joseph (Benedict XVI): “Fe y Futuro”. Editorial Desclée de Brouwer, Bilbao.
2007. Pág.26.
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Edmundo Castillo salazar
dispuestos a discutir, mas no así, el universo en apariencias insufrible de las
restantes disciplinas losócas.
Y henos aquí, en la medianía de la vida, como decía Dante, iniciando nues-
tra aventura personal, expuestos a los espíritus burlones o hipersensibiliza-
dos de los nuevos tiempos; los tiempos que se han dado en denominar de la
posmodernidad”, donde pretende asentarse la “negación de la verdad”, edulco-
rada con poses de “victimismo identitario”.
¿La impresión recibida tras estas pesquisas…? Que vivimos tiempos de
liquidación. Que los martilleros y subastadores de la empresa cultural que ha
sido Occidente pregonan el desmantelamiento de todo su patrimonio. Que
resulta ahora que nada es verdad, y que nada merece conservarse. Que Dios,
la verdad, la identidad, la metafísica y la ontología, la lógica y la ciencia, todo,
en n, no ha sido más que una realidad súper estructural; una “no verdad”;
una sucesión de falsedades impuestas a la persona, que ahora, nalmente, se
libera para transitar a un mundo donde no existen absolutos ni permanentes.
Que, paradójicamente, este “hombre posmoderno”, que se dice victimado, en lo
sucesivo, por medio de su conciencia creadora, pretende ser su propio De-
miurgo, su propio artista creador. Y, nalmente, que todo este bagaje de doc-
trinas nos conducirá, a la manera de un movimiento continuo y convergente
de mónadas, hacia un politeísmo individualista donde cada ídolo adorado
reinará por igual en el mundo de la “pluralidad”.
Y entonces, la civilización que conocimos y los paradigmas que dieron sen-
tido a nuestra vida, cesarán completamente de existir. Eso es lo que preconi-
zan los lósofos de la posverdad, convertidos en liquidadores patrimoniales
o en sepultureros de un mundo que, según su percepción, hasta ahora, ha
estado enajenado por fábulas metafísicas o asxiado por un positivismo nor-
mativo, instalado o introyectado en la conciencia de la persona.
Por ello, por la opacidad de los tiempos presentes; por el sentido de confu-
sión reinante; y por la abierta hostilidad -de este nuevo pensamiento- hacia lo
tradicionalmente tenido por “bello” y “verdadero”; o por “moral” y “racional”;
nos sentimos forzados a salir al encuentro de estas ideas, no con espíritu con-
testario, sino con espíritu curioso y escrutador, reexivo y crítico, tratando de
entender ¿cómo fue que hemos arribado a este estadio y estado de escanda-
loso debacle?
Y lo hacemos no por diletantismo, sino para vivir lo que resta de nuestra
existencia con sentido; para luego transmitir ese sentido alcanzado a nuestros
hijos y descendientes, que no la tendrán fácil en ese mundo de mutantes pro-
ducidos por la disolución de la subjetividad.
Y no se trata de legar una comprensión de la vida únicamente, sino también
un sentido de cómo vivirla bien; que es la denición de lo “ético”.
Y como no puede haber una ética verdadera desvinculada de la “Trascen-
dencia”, también este libro pretende transmitir el acervo intelectual básico de
las ideas que, tradicionalmente, han dado sentido y dignidad a nuestras vidas.
Pero todo esto se está demoliendo; “deconstruyendo”, para utilizar la termi-
nología de la “posmodernidad”. De ahí que resulte una exigencia histórica, un
imperativo categórico” (esto es, un deber que se justica por sí mismo), enten-
der el origen, fundamento y desarrollo de nuestras ideas morales; sea para

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