Capítulo VIII. La noción de persona y su dignidad: el ocaso de la edad media - La traición de los filósofos - Libros y Revistas - VLEX 1023494981

Capítulo VIII. La noción de persona y su dignidad: el ocaso de la edad media

Páginas287-306
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La traición de Los fiLósofos
crisis posmoderna de Los derechos humanos
capÍtulo viii
la noción de persona y su diGni dad:
el ocaso de la edad media
1. el amBiente cultural
A nales del medievo, se desguraba la visión única y monolítica del orden
espiritual y temporal escolástico. Esta visión, por el contrario, se comenzaba a
resquebrajar anunciando lo que, un siglo después irrumpiría como el fenóme-
no cultural conocido como el Renacimiento.
Frente a la gran síntesis aristotélica-tomista, que conciliara la fe y la razón
(expresada en los divergentes pensamientos agustino-platónico y aristotéli-
co) y que se tradujera en la propuesta de un gran sistema teológico-losóco
(total, ordenado y armónico), irrumpirían visiones divergentes que minarían
esta armonía.
-
En el plano espiritual:
Surgieron nuevas formas de misticismo en la nación alemana (no sin cues-
tionamientos desde la ortodoxia ocial), y atizados por la Peste Negra y sus
efectos en la población, comenzaron a armarse voces disidentes, desde las
órdenes religiosas o desde movimientos laicos, que pugnaban por el retorno
a una vida más evangélica, criticando el boato de la curia romana. Algunos
de estos movimientos laicos (bogomiles, cátaros, valduenses), dado su fervor
exaltado y planteamientos teológicos apartados de la ortodoxia (“espiritualis-
tas” y “hermanos menores”).
-
En el plano losóco-teológico:
Irrumpiría, haciendo escuela, el contrapunto “nominalista”, que pondría en
entredicho la armonía entre fe y razón; armaría la autonomía de la losofía
frente a la teología y brindaría una perspectiva epistemológica diferente, al
armar que las esencias de las cosas no están en éstas, ni antes de éstas, sino
en la percepción o representación que el hombre se forma de éstas.
-
En el plano político:
Atizado por el gran cisma de Occidente (que brindaría el inédito espectá-
culo de la entronización simultánea de hasta tres pontíces bajo el auspicio
político de diferentes monarcas), se plantearía un profundo cuestionamiento
de las pretensiones hegemónicas del Papado sobre las testas coronadas de
Europa, y sobre los asuntos civiles y jurisdiccionales; expresadas en la noción
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Edmundo Castillo salazar
teológica-política del primado petrino); frente a esta noción, se alzarían las de-
nuncias del absolutismo papal y los intentos de someter o reducir su poder,
expresados en el movimiento conciliarista.
Veamos las ideas centrales de estos movimientos que contribuyeron a for-
jar nuevos contextos históricos para la conceptualización de la persona y su
dignidad inherente.
2. el misticismo alemán
a)
maestro eckhart:
En el ocaso del medioevo surgió una mística poco ortodoxa, mal comuni-
cada y, decididamente, sospechosa a los ojos escrutadores de la Iglesia: la del
Maestro Eckhart (1260-1327).
Con todo, estudiosos renombrados (Xubiri, Marías y Eliade, entre otros.)
arman que la historia ha tratado mal a Eckhart, injustamente vinculado a la
Reforma protestante, a pesar de hacer un planteamiento teológico diferente.
Eckhart, dice Marías, expuso “…un pensamiento genial que no acierta a expresar
en conceptos y términos de Escuela, nuevas intuiciones metafísicas, antípodas, en
muchos sentidos, del Augustismo y de la Reforma”.1
Alemán, nacido en Gotha, dominico, discípulo (como Santo Tomás) de Al-
berto Magno fue, prácticamente un escoliasta y un predicador. Expuso una
teología de un alto misticismo que, se propuso sacarla del claustro monástico
y del ideal místico monje contemplativo, para hacerla accesible a la comuni-
dad total de eles (no solamente a las comunidades cenobíticas), a través de
un “verdadero conocimiento”; un conocimiento personal de Dios, no necesaria-
mente dispensado por la Iglesia y los sacramentos. Así, dice Mircea Eliade:
Durante el siglo XIII ya no era únicamente en los monasterios donde se
buscaba la perfección espiritual. Se ha hablado de una “democratización”
y una “secularización” de la experiencia mística como fenómenos caracte-
rísticos de la etapa que transcurre entre los años 1200 a 1600…”.
El Padre celestial pronuncia una Palabra y lo hace por toda la eterni-
dad… Esa Palabra permanece oculta en el alma, de modo que el hombre ni
la conoce ni la escucha… Para oírla, es preciso que se apaguen todas las
voces y todos los sonidos, de modo que predomine una quietud pura, una
calma perfecta. No hay nada en la Creación como Dios vuelto serenidad.
Para alcanzar el núcleo de la grandeza de Dios, uno debe por lo menos
llegar al núcleo de sí mismo, pues es imposible que alguien conozca a Dios
si antes no se ha conocido a sí mismo. Húndete en las profundidades del
alma, el lugar secreto de lo Más Elevado, en las raíces, en las cumbres;
pues todo lo que implica tiene su foco allí”. 2
1 Marías, Julián: Historia de la Filosofía”, Alianza Editorial, Madrid, 2016. Pág. 184.
2 Eliade, Mircea: “Historia de las Creencias y las Ideas Religiosas”, Tomo III, Editorial Pai-
dós, Barcelona, 1999. Pág. 256

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