Preguntas caprichosas. Deposiciones - De los delitos y de las penas - Libros y Revistas - VLEX 975269895

Preguntas caprichosas. Deposiciones

AutorCesare Beccaria
Páginas25-26
25
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS
tituir la primera pasión de los ciudadanos, que a la monarquía,
donde ese sentimiento es debilísimo por la naturaleza misma del
gobierno, y donde es óptima regla destinar comisarios que con ca-
rácter público acusen a los infractores de las leyes. Pero todo go-
bierno, tanto republicano como monárquico, debe dar al calum-
niador la pena que le correspondería al acusado.
§ X.—Preguntas capciosas. Deposiciones
Nuestras leyes proscriben las preguntas llamadas capciosas
en los procesos: es decir, aquellas que, según los doctores, pre-
guntan sobre la especie, cuando debieran interrogar sobre el gé-
nero, en las circunstancias de un delito: es decir, las preguntas
que, teniendo una inmediata conexión con el delito, sugieren al
reo una respuesta inmediata. Las preguntas, según los crimina-
listas, deben envolver, por así decirlo, espiritualmente el hecho,
pero no ir nunca en línea recta hacia él. Los motivos de este mé-
todo son, o para no sugerir al reo una respuesta que lo sitúe a la
vista de la acusación, o acaso porque parece ser contra la naturale-
za misma que un reo se acuse inmediatamente a sí mismo. Cual-
quiera que sea de estos dos motivos, es notable la contradicción
de las leyes, que junto a esta costumbre autorizan la tortura; pues
¿qué pregunta más sugestiva que el dolor? El primer motivo se
verifica en la tortura, ya que el dolor sugerirá al robusto un obsti-
nado silencio, a fin de cambiar la mayor pena por la menor, y al
débil le sugerirá la confesión, a fin de librarse del tormento pre-
sente, más eficaz por entonces que el dolor futuro. El segundo
motivo es evidentemente lo mismo, pues si una pregunta especial
hace (contra el derecho natural) confesar a un reo, los dolores lo
harán mucho más fácilmente, pero los hombres se rigen más por
la diferencia de los nombres que por la de las cosas.
Finalmente, quien en el interrogatorio se obstine en no res-
ponder a las preguntas que se le hagan, merece una pena fijada por

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR