Oscuridad de las leyes - De los delitos y de las penas - Libros y Revistas - VLEX 975269890

Oscuridad de las leyes

AutorCesare Beccaria
Páginas15-17
15
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS
licencia de razonar, que es de donde nacen las arbitrarias y vena-
les controversias. Cuando un código fijo de leyes, que deben ob-
servarse a la letra no deja al juez otra incumbencia que la de exa-
minar las acciones de los ciudadanos y juzgarlas conformes o
disconformes a la ley escrita; cuando la norma de lo justo o de lo
injusto, que debe dirigir las acciones tanto del ciudadano igno-
rante como del filósofo, no es asunto de controversia, sino de he-
cho, entonces los súbditos no están sujetos a las pequeñas tiranías
de muchos, tanto más crueles cuanto menor es la distancia entre
quien sufre y quien hace sufrir; más fatales que las de uno solo,
porque el despotismo de muchos solo puede subsanarse por el
despotismo de uno solo; y la crueldad de un déspota es propor-
cionada, no a la fuerza, sino a los obstáculos. Así adquieren los
ciudadanos la seguridad de sí mismos, que es la justa, porque es el
fin para el cual los hombres se hallan en sociedad; que es la útil,
porque los pone en el trance de calcular exactamente los inconve-
nientes de un delito. Es verdad también que adquirirán un espíritu
de independencia, pero no ya discutidor de las leyes ni recalci-
trante contra los magistrados supremos, sino contra aquellos que
osaron denominar con el sagrado nombre de virtud la debilidad de
ceder a sus interesadas o caprichosas opiniones.
Estos principios desagradarán a quienes se atribuyan el de-
recho de transmitir a sus descendientes los golpes de la tiranía que
recibieron ellos de sus antepasados. Habría que temerlo todo si el
espíritu de tiranía fuese compatible con el espíritu de lectura8.
§ V.—Oscuridad de las leyes
Si la interpretación de las leyes es un mal, es evidente que lo
es también la oscuridad que arrastra consigo necesariamente la
interpretación, y lo será grandísimo, si las leyes se escriben en un
lenguaje extraño al pueblo, que lo pongan en dependencia de unos
pocos, sin poder juzgar por sí mismo en qué pueden venir a parar

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