Del fisco - De los delitos y de las penas - Libros y Revistas - VLEX 975269925
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Del fisco

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Vincent
AutorCesare Beccaria
Páginas86-87
86 CESARE BECCARIA
los objetos que nos circundan; y, por tanto, bajo el más fuerte
despotismo, son más duraderas las amistades, y las virtudes siem-
pre mediocres de familia son las más comunes, o más bien, las
únicas. En ello puede ver cada cual cuán limitadas fueron las mi-
ras de la mayor parte de los legisladores.
§ XL.—Del fisco
Hubo un tiempo en que casi todas las penas eran pecunia-
rias. Los delitos de los hombres constituían el patrimonio del
príncipe; los atentados contra la seguridad pública eran objeto de
lucro; quien estaba llamado a defenderla, tenía interés en que se la
ofendiera35. El objeto de las penas era, pues, un litigio entre el
fisco (exactor de estas penas) y el reo; un asunto civil, contencio-
so, privado más que público, que daba al fisco otros derechos que
los suministrados por la defensa pública, y al reo otros perjuicios
que aquellos en que había caído por la necesidad del ejemplo. El
juez era, por tanto, un abogado del fisco, más bien que un indife-
rente investigador de la verdad; un agente del erario fiscal, antes
que protector y ministro de las leyes; pero como en este sistema el
confesarse delincuente era reconocerse deudor del fisco, lo cual
era el fin de los procedimientos criminales de entonces, así, la
confesión del delito, confesión combinada en forma que favore-
ciese y no perjudicase los intereses fiscales, vino a ser, y es toda-
vía (los efectos continúan siempre muchísimo después que las
causas) el centro en torno al cual giran todos los órdenes crimi-
nales.
Sin ella, un reo convicto por pruebas indubitables tendrá una
pena menor que la establecida; sin ella, no sufrirá la tortura por
otros delitos de la misma especie que pueda haber cometido. Con
ella, el juez se apodera del cuerpo de un reo y lo atormenta con
metódicas formalidades a fin de extraer de él, como de un fundo
adquirido, todo el provecho que le sea posible. Probada la exis-

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