Prólogo - Democracia, estado de derecho y derechos humanos en América Latina. - Libros y Revistas - VLEX 975269788

Prólogo

AutorRoberto Viciano Pastor
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Constitucional. Universitat de Valencia
Páginas9-11
9
PRÓLOGO
El querido colega Cristian Altavilla ha tenido la deferencia de encargarme que
escriba unas consideraciones previas, a modo de Prólogo, en el libro que el lector
tiene entre sus manos y que ha dirigido el profesor Altavilla, consiguiendo unir un
elenco de académicos de diferentes países tanto latinoamericanos como europeos
que estudian diferentes perspectivas sobre la situación de los derechos humanos y
el Estado de Derecho y, por tanto, del constitucionalismo, en América Latina.
Para ello ha buscado como pretexto los 20 años de la Carta Democrática Inte-
ramericana, pero el texto, como podrá advertir el lector, va mucho más allá de ese
marco cronológico y temático, que permite a los autores hacer una mirada crítica
sobre diversos problemas a los que se enfrenta la región.
Agradezco al profesor Altavilla la paciencia que ha tenido para esperar a que
mis compromisos profesionales me permitieran afrontar la honrosa tarea de escribir
estas líneas de introducción al texto, que resulta un importante aporte para tomar la
temperatura al constitucionalismo del subcontinente.
Debo señalar que la pluralidad de temas tratados en esta obra tiene sobrada
entidad y requieren de la atención de la doctrina constitucional. La Carta Democrá-
tica Interamericana parecía que abría un momento de consolidación democrática
en América Latina después de los turbulentos años 80 y 90 y sobre todo una vez
superadas las diversas y dramáticas experiencias autoritarias que sufrió la región.
Sin embargo, la situación se ha ido deteriorando progresivamente sobre todo
a partir del inicio del segundo decenio del siglo XXI. Debo señalar que, lamenta-
blemente, no se trata de un fenómeno solo predicable de América Latina, sino que
también afecta a otras zonas del planeta que parecían que gozaban de mayor esta-
bilidad democrática y de respeto institucional.
Si cuando se acordó la Carta Democrática Interamericana alguien nos hu-
biera dicho que íbamos a asistir al asalto del Capitolio norteamericano por par-
tidarios de un Presidente que acababa de perder las elecciones presidenciales,
hubiéramos pensado que había perdido la razón. Sin duda, desde mi punto de
vista, este es el hecho, por inesperado en un país que se había mostrado como
ejemplo del respeto institucional, que muestra hasta donde ha llegado el grado de

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