Capítulo IV. Lucha y adaptación entre el hombre y las fuerzas cósmicas
| Autor | Michelangelo Vaccaro |
| Páginas | 77-82 |
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LAS BASES SOCIOLÓGICAS DEL DERECHO Y EL ESTADO
CAPÍTULO IV
LUCHA Y ADAPTACIÓN ENTRE EL HOMBRE Y LAS
FUERZAS CÓSMICAS
I. Lucha d el hombre con las fuerzas cósmicas y su adaptación
El hombre debe luchar, en primer término, contra gran númer o d e fuerzas
inorgánicas, a cuya acción se encuentra expuesto constantemente. Tales son, por ejem-
plo, la gravedad, la luz , el calor, la electricidad, el magnetismo terrestre, la presión;
la densidad y los movimientos de la atmósfera, el estado higrométrico y la compo-
sición química del aire, la presión, la densidad, los movimientos y la composición
del agua, el estado y la composición físico-química del suelo, la s vicisitudes cósmi-
cas y meteorológicas, etc., etc.
Antes que el hombre inventase y descubriese medios má s o menos propios
para procurarse un arma contra tales fuerzas, era su organismo solo el que luchaba
contra ellas. Por eso todos los individuos de cuerpo débil, incapaces de resistir su
acción, perecían más o menos prematuramente; por el contrario, los que podían
combatirlas victoriosamente eran los únicos que se conservaban y reproducían, y
entre ellos lograr on una vida más larga y próspera los que acertaron a ponerse en mejor
armonía con las fuerzas ambientes.
Pero cuando, merced a su inteligencia e i ndustria, inventó el h ombre instru-
mentos y útiles que le pusieron en condiciones de hacerse ves tidos, construirse
apriscos y cabañas, servirse d el fuego, etc., entonces la acción que las fuerzas am-
bientes ejercieron sobre su organismo, llegó a ser menor y se atenuó tanto más cuanto
más medios artificiales y más poderosos de conservación se le opusieron.
Primero fueron los que tenían el organismo menos privilegiado, los que esta-
ban más expuestos a perecer y a extin guirse. A partir de este instante, el máximum
de protección perteneció a los que podían disponer de medios artificiales más aptos
para resistir la mayor parte de la acción en emiga de los agentes naturales.
A medida que estos medios se acumularon y perfeccion aron, se realizó la
adaptación progr esivamente con un número menor de modificacio nes corporale s
externas y un gasto menor de la vida humana. Mientras que al pri ncipio se efectuaba
la selección median te la eliminación de los peor adaptados, se verificó después, en
parte, por la sustitución de los medios artifici ales men os per fectos, por los med ios má s
perfectos.
Existen actual mente en el género humano numeroso s p ueblos que poseen
muy pocos o no tienen ninguno de los medios artificiales de protección. Por eso se
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