Capítulo 8: La confianza en la democracia parlamentaria - La democracia como defensa de los derechos civiles y sociales (1917-1944) - Historia de la democracia en Europa de Montesquieu a Kelsen - Libros y Revistas - VLEX 980631567

Capítulo 8: La confianza en la democracia parlamentaria

Páginas315-328
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HISTORIA DE LA DEMOCRACIA EN EUROPA. DE MONTESQUIEU A KELSEN
CAPÍTULO 8
LA CONFIANZA EN LA DEMOCRACIA
PARLAMENTARIA
La doctrin a del fascismo más atendible era la expuesta por Alfredo Rocco en
un texto traducido al inglés y precedido de una carta de Mussolini que lo consi-
deraba «la más clara formulación de los principios básicos de su programa». El
texto de Rocco sobre The Political Doctrine of Fascism fue publicado en octubre de
1926 en la revista american a Internati onal Conciliation (n. 223 ) y tuvo una gran
difusión. En esta ex posición oficial se sostenía que la concepción individualista
había dado vida al liberalismo, pero el liberalismo conducía a la democracia, que
proclamab a la igualdad de todos los ciudadanos y al dogm a de la sober anía
popular; a causa del gran desarrollo industrial y de la masa de trabajadores, el
socialismo, en el intento de confiar a la clase trabajadora los procesos producti-
vos, superaba la democracia y generaba el bolchevismo que imponía la dictadura
del proletariado; por eso «Liberalism, Democracy and Socialism, appear to be, as
the are in r eality , not only the off- spring of o ne and the sam e theo ry of
government, but also logical derivations one of the other» (p. 15). La oposición
tras estas formas de gobierno era más de método que de principio: la verdader a
oposición a la liberaldemocracia socialista concepción del Estado era el fascismo,
del cual el adversario central era la democracia, que constituía una amenaza a la
autoridad del Estado y a los intereses de la nación. En otras palabras, la ideología
política del fascismo a los ojos de la opinión pública europea aparece, después de
1930, como una doctrin a capaz de poner en crisis y destruir todas las instituciones
representativas de carácter democrático. Los fascistas usaban la pa labra «democra-
cia» siempre en sentido despreciativo; el fascismo servía a los intereses del pue-
blo, pero la guía del país correspondía al Duce. Mussolini declaraba a Gustave le
Bon que la democracia «es aquel gobierno que tra ta de dar al pueblo la ilusión
de ser soberano».
Por esto en el estudio de los fenómenos políticos es impor tante individualizar
cuál sea en un determinado momento histórico la imagen de una forma de gobier-
no par a comprender los juicios formulados en el plano ideológico; es preciso decir
que en Europa, después de 1930, el fascis mo, sobre la base de la literatura en circu-
lación, pareció car acterizado por la oposición hacia el liberalismo, hacia la demo-
cracia y el socialismo y no tanto por la tendencia a afirmar la soberanía del Estado
en todos los aspectos de la vid a n acional. Desechada la prem isa de la libertad
individual, refutado el dogma de la soberanía popul ar, negado el principio de la
infalibilidad de la mayoría , toda la confianza venía asignada a la nación, represen-
tada por una «élite» dirigida por un jefe que controlaba personalmente al partido

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