Capítulo 5: Democracia y antifascismo
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HISTORIA DE LA DEMOCRACIA EN EUROPA. DE MONTESQUIEU A KELSEN
CAPÍTULO 5
DEMOCRACIA Y ANTIFASCISMO
Tras 1920 y 1922 faltó en Italia un análisis profundo de la democracia como
forma de gobier no y como instrumento civil de poder. Socialistas, con servadores,
nacionalistas continuaron en aquellos años formulando críticas sobre el funciona -
miento del sistema representativo y la capacidad de decisión de los parlamentarios.
Estaba casi de moda experimentar desconfianza en la representación definida como
«falso canal» y en la clase política considerada « comité de negocios». Estaba muy
difundida la idea, teniendo en cuenta la crisis social, de que los sindicatos se debe-
rían transformar en órganos políticos modificando la estructura de la representa-
ción, o que los entes locales deberían tener una más directa partici pación en l a
gestión de l poder; la democracia «política» parlamentaria era una herencia del pa-
sado y se debía h ablar de democrac ia «social» popula r, se precisaba imag inar
ordenamientos de nuevo tipo. Todo esto está muy bien expresado en la páginas
escritas por N. Tranfaglia sobre los años juveniles de Cario Roselli (Bari, 1968).
La Liga Democrática para la Renovación de la Vida Pública Italiana, fundada
en abril de 1919, continuó la polémica, avivada por los grupos de Unità, contra la
política de los partidos y contra la oligarquía parlamentaria, que se creía conquistar
las masas en nombre del Estado. Muchos intelectuales «críticos» no parecían dis-
puestos a admitir que la Italian democracy in the making (A. W. Salomone, Philadelphia,
1945) ha bía modificad o lentamente el mod esto constituc ionalismo del e statuto
albertino en un r égimen represen tativo con sufragio universal; en efecto, como a
observado Norberto Bobbio, sólo de spués de la llegad a del fascismo muchos inte-
lectuales reivindicaron para la oposición el derecho a la crítica en nombre de las
instituciones liberaldemocráticas. No era faca volver a dar valor a los ordenamientos
parlamentarios cuando era general «el di sgusto por la incapacidad de los diputados
de todos los partidos de hacer frente a los problemas formidables d e la posguerra»
(G. Salvemini, Scritti sul f ascismo, a cura di R. Vivarelli, Milano, 1961). La «marcha
sobre Roma» (octubre de 1922) obligó a la oposición a abrir un debate sobre el
modo de gobernar democráticamente.
Es posible seguir este debate leyendo el año 1923 de Crítica sociale, la revista
quincenal abierta a todas las tendencias democráticas. Para algunos era preferible
una reserva digna par a ma durar la renovación, para otros era preciso vo lver a
enfocar la polémica antifascista; todos estaban de acuerdo en la necesidad de volver
a pensar las premisas teóricas del socialismo; este enfoque implicaba una llamada a
la democracia «r epudiando toda dictadura, tanto la de Roma como la de Moscú» (1-
15 de febrero, C. Treves, Fascismo e Democrazia); era preciso propugnar un orden
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