Capítulo 1: La guerra y el dirigismo estatal - La democracia como defensa de los derechos civiles y sociales (1917-1944) - Historia de la democracia en Europa de Montesquieu a Kelsen - Libros y Revistas - VLEX 980631558

Capítulo 1: La guerra y el dirigismo estatal

Páginas261-264
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HISTORIA DE LA DEMOCRACIA EN EUROPA. DE MONTESQUIEU A KELSEN
CAPÍTULO 1
LA GUERRA Y EL DIRIGISMO ESTATAL
A principios de agosto de 1915 estalló la guerra en Europa : Austria y Alema-
nia contra Franc ia, Inglaterra, Rusia y Servia. Dio comien zo una nueva guerra,
llevada a cabo con una violencia inaudita que implicó a todos los ciudadanos en la
defensa nacional; se emplearon medios militares, pero también recursos económi-
cos, energías morales e ideales. Un esfuerzo de estas proporciones requería entu-
siasmo y sacrificio, disciplina y organización. La guerra «total» debía ser conducida
con firmeza y decisión; los d ebates pol íticos intern os podía n continuar , pero era
necesario otorgar poderes especiales a los órganos ejecutivos y privilegiar las exi-
gencias bélicas; la movilización militar debía estar apoyada por la moviliz ación del
país, por el consenso patriótico de todos los ciudadanos.
Francesco Saverio Nitti, en el volumen La tragedia d ell’Europa (1923), dedicó un
capítulo a la «exaltación de la democracia dura nte la guer ra»; pero en e l pla no
teórico resulta muy difícil reconstruir el debate político sobre la democracia en los
años de conflicto europeo, porque la palabra «democracia» fue usada por la propa-
ganda en sentido positivo o negativo, según las cir cunstancias. Por un a par te la
polémica contra el absolutismo antidemocr ático, por otra la defensa de la organiza-
ción del Reich; por un lado el eslogan «To make the world safe for democracy», por
otro la defensa intelectual para die Deutsche Freiheit. El cuadro más notable de este
enfren tamiento es tá presente en e l libro de Thoma s Mann B etrachtung en eines
Unpolitischen, publicado en Berlín en 1918, pero red actado durante los años del
conflicto, con la angustiosa alternativa entre el demokratisher o el konservativer polí-
tico, y en la d ifícil búsqueda de cuál era la «verdad era» democracia (Considerazioni di
un impolítico, trad. it., Bari, 1967). La misma palabra «democracia» estaba en co-
nexión con las alianz as políticas, que coincidían muy poco con la semejanza de las
formas de gobierno. Algunos confiaron en la Démocratie nouvelle (E. Letailleur, París,
1917) como sistema social, otros creyeron que Democracy after the War (J. A. Hobson,
Londres, 1 917) sería un régimen político distinto. Pero la guerra, como realidad de
hecho, influyó sobre la concepción ideal de la democracia. Que el «tiempo de gue-
rra» era rotundamente distinto del «tiempo de paz» se puso de manifiesto para los
ciudadanos de los Estados que intervenían en el conflicto; debían adaptar se a las
reglas nacional es y tem er la s con secuencias políticas del conflicto; no teme r los
peligros de la guerra significaba exponerse a la invasión, como sucedió con Bélgica.
Los belga s estaban protegidos por un tratado de neutralidad, pero las necesidades
bélicas preva lecieron sobre los acue rdos internacion ales; sólo la defensa de las
fronteras podí a salvar a la patria.

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