El maravilloso laberinto de la equidad - Las ideologías de la imposición - Las ideologías de la imposición - Libros y Revistas - VLEX 976304669

El maravilloso laberinto de la equidad

AutorLouis Eisenstein
Páginas199-223
199
LAS IDEOLOGÍAS DE LA IMPOSICIÓN
CAPÍTULO 7
EL MARAVILLOSO LABERINTO DE LA EQUIDAD
Llegamos por fin a la tercera ideología, la ideología de la equidad. Nos
encontramos ahora en presencia de un principio sagrado al que los fieles de
todas las sectas acuden con regularidad, manifestando su devoción. No es
falta de decoro el hecho de que un partidario de la capacidad critique la ideo-
logía de las barreras y frenos. Tampoco es de mal gusto que un discípulo de
esta última hable mal de la ideología de la capacidad. Pero hablar mal de la
equidad es algo así como confesar una falta de patriotismo.
Mucho se ha escrito en alabanza de la equidad. Puesto que todo el mun-
do la elogia, no debemos esperar que su significado sea muy preciso. Es un
modelo de ambigüedad, como la verdad, la justicia y el adecuado proceso
jurídico, que mentes más metafísicas que la mía todavía no han logrado defi-
nir. Según cuentan, en un diálogo de la antigüedad, un oficial romano pre-
guntó: «¿Qué es la verdad?». Rehusó esperar una respuesta y no se tienen
noticias de ninguna. Desgraciadamente, no me es posible ejercer el mismo
privilegio de hacer simplemente una pregunta y marcharme después.
La equidad, en el terreno fiscal, suele resumirse en una atractiva genera-
lidad: quienes se encuentran en una situación similar deban pagar los mis-
mos impuestos. Aparentemente, el tema de este bello tópico es la igualdad
ante la ley. «Que todos los americanos paguen los mismos impuestos sobre la
base de la igualdad» (231). En este punto, la trivialidad se convierte en confu-
sión y los fieles quedan con las manos vacías. Apenas si necesito explicar que
el deseo de equidad no inspira los mismos pensamientos en todos los que se
afanan por descubrir su contenido. Para Aristóteles, al igual que para John C.
Calhoun, el concepto de igualdad era fácilmente conciliable con la Institución
de la esclavitud [22].
(231) 104 Cong. Rec. 16.919 (1958). Para algunas otras explicaciones sobre este generalidad, ver Blough.
The Federal Taxing Process, 387 (1952); Paul, Fiscal Priorities For Our Growing Economy, 2 How. L. J.
173, 181 (1956); Helle, Apraisal of the Administrations Tax Policy, 8 Nat Tax J, 12, 25 (1965); Groves,
Special Tax Provisions and the Economy, en Federal Tax Policy for Economic Growth and Stability,
Joint Committee on the Economic Report, 84th Cong., 1st Sess. 280 (1955).
[22] Quizá el lectar sienta curiosidad por conocer algo más acerca de esta sutil referencia de Eisenstein
a la relación entre Aristóteles, la Igualdad y Ia Institución de la esclavitud, para lo cual he de
200
LOUIS EISENSTEIN
Consideremos una cuestión tan básica como es Ia equidad relativa de un
impuesto sobre le renta comparado con un impuesto sobre las ventas. Quienes
prefieran el impuesto sobre la renta dirán que la equidad consiste en gravar
igual rentas iguales, después de tener en cuenta ciertas deducciones permisi-
bles. Los que prefieren un impuesto sobre las ventas contestarán: «No hay
nada más justo que un sistema en el que cuanto más se gaste, más se pague»
(232). Ambos grupos comparten un honroso interés por la igualdad en el trato,
pera a partir de ese punto su concordancia se desvanece. Para unos, el criterio
de igualdad son los ingresos percibidos. Pare otros, son los ingresos gastados.
Aunque se tienen a la viste los mismos datos concretos, los resultados no
concuerdan. Las conclusiones son diferentes porque cada uno toma del total
una parte distinta y la considera como decisiva. Los datos seleccionados como
importantes dependen del concepto de importancia que se aplica. De todos
modos, la elección hecha tiene poco que ver con la definición abstracta de
equidad.
Esto no quiere decir que el tópico sea una inútil retahíla de palabras.
Pensarlo sería caer en el error que no logró evitar Henry Simons, quien, celoso
partidario de la equidad, no fue capaz de comprender su verdadera significa-
ción. «Las cargas de la Imposición, escribió, deben dejarse sentir en forma
similar por las personas que vemos que se encuentran en circunstancias más
o menos similares y de forma distinta cuando las circunstancias son distintas.
Esto puede parecer una expresión vana, pero el rasgo es importante». Una y
otra vez Simons volvió a este precepto de la igualdad. Censuró las leyes fisca-
les «que discriminan descarada y abiertamente entre personas situadas en
circunstancias esencialmente similares». Y, sin embargo, también llegó a la
siguiente conclusión: «El criterio de la equidad por sí mismo, conduce tan sólo
a un vago y escurridizo ideal y no a un impuesto sobre la renta sólido y
factible». (233). Resulta sorprendente que Simons no se percatara de que las
homillas en torno a la equidad sirven como ideología. No pueden ser más que
ruidos indeterminados. Una ideología tiene la obligación de hablar en tono
majestuoso, pero debe evitar cualquier intento de ser demasiado instructiva.
Su poder de persuasión depende en gran parte de su falta de información.
Como observó Oscar Wilde, no hay nada que quedé tan bien como un buen
tópico.
Es indudable que los que reiteran con regularidad las generalidades acerca
de la equidad, ven la cosa de otra manera. Creen que sus frases son
remitirle a la interpretación dada, al respecto, por Marx en El Capital, volumen 1; vid. sobre esto.
Cerroni, Umberto, Ciencia económica e ideología, incluido en Metodología y ciencia social (1968),
Barcelona, Eds. Martínez Roca, 1971, págs. 142-201, en especial pág. 165 (N. del T.).
(232) Pro o, Nat Tax Ass’n 569,572 (1953), Cf. H. R. Rep. No. 708,72d Gong., 1st Sees. 9 (1932), Ver Cahn,
The Sense of lnjustice 40 (1949) para Ia sugerencia da que un impuesto general sobre ventas
expresa «no del todo perfectamente» la clase de «igualdad básica entre los individuos que
predomine respecto a sus derechos civiles».
(233) Simona, Personal Income Taxation 30, 139, 184 (1938) Ver también d. 152, 157, 170, 184, 204-
205,210, n.2.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR