La estructura inquisitorial - La cuestión criminal - Libros y Revistas - VLEX 976550491

La estructura inquisitorial

AutorEugenio Raúl Zaffaroni
Cargo del AutorProfesor emérito de la Universidad de Buenos Aires
Páginas43-51
43
La cuestión criminaL
la EstRuctuRa inQuisitoRial
Los demonólogos elaboraron un discurso muy bien armado para liberar su
poder punitivo de todo límite, en función de una emergencia desatada por Sa-
tán y sus muchachos en combinación con las chicas terrenas. Por cierto que si
alguien sostuviese hoy esta tesis sería irremisiblemente psiquiatrizado. Pero
no podemos quedarnos en la anécdota, porque aunque parezca mentira la
estructura demonológica se mantiene hasta el presente.
Los discursos tienen una estructura y un contenido. Se trata de algo pare-
cido a un programa de computación, supongamos que alimentado con los
libros de una biblioteca. Podemos cargar el programa con libros esotéricos y
tendremos una biblioteca de esa naturaleza, pero también podemos vaciar su
contenido y recargarlo con otros libros y tendremos bibliotecas de medicina,
física, química, historia o lo que sea. Pues bien: lo que permanece del discurso
inquisitorial o demonológico no es el contenido, sino justamente el programa,
la estructura.
A lo largo de los siglos se vació y se volvió a alimentar el mismo programa
con otras informaciones, con datos de nuevas emergencias, creíbles según las
pautas culturales de cada momento: se dejó de creer en Satán y sus chicas,
pero se creyeron otras cosas que hoy tampoco son creíbles, aunque se sigue
alimentando el programa con datos que hoy son creíbles y mañana serán tan
increíbles como Satán, sus legiones de diablos y sus muchachas.
Desde la inquisición hasta hoy se sucedieron los discursos con idéntica es-
tructura: se alega una emergencia, como una amenaza extraordinaria que pone
en riesgo a la humanidad, a casi toda la humanidad, a la nación, al mundo
occidental, etc., y el miedo a la emergencia se usa para eliminar cualquier
obstáculo al poder punitivo que se presenta como la única solución para neu-
tralizarlo. Todo el que quiera oponerse u objetar ese poder es también un
enemigo, un cómplice o un idiota útil. Por ende, se vende como necesaria no
solo la eliminación de la amenaza sino también la de todos los que objetan u
obstaculizan al poder punitivo en su pretendida tarea salvadora.
Por supuesto que el poder punitivo no se dedica a eliminar el peligro de
la emergencia, sinoa verticalizarmásel podersocial; laemergencia es solo el
elemento discursivo legitimante de su desenfreno.
Estoseverica alolargo deunos ochocientosañosde sucesivasemergen-
cias, algunas de las cuales implicaban cierto peligro real, pero nunca el poder
punitivo eliminó ninguno de esos peligros. Satán está un poco cabizbajo, con
sutridentedespuntado y su cola quebrada; el alcoholismo sigue haciendo
estragos;lasdrogasseexpandencadadíamás;lasílisseresolvióconlape-
nicilina;latuberculosisconlaestreptomicina;elbloquesoviéticoimplosionó;

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