Duodécima lección: El derecho de propiedad - Lecciones de sociología - Libros y Revistas - VLEX 976808430

Duodécima lección: El derecho de propiedad

Páginas133-142
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LECCIONES DE SOCIOLOGÍ A. FÍSICA DE LAS COSTUMBRES Y DEL DEREC HO
DUODÉCIMA LECCIÓN
EL DERECHO DE PROPIEDAD
(Continuación)
La teoría de Kant puede resumirse así: el globo es propiedad del género
humano. Pero una propied ad qu e no está apr opiada, no es una propiedad.
Sería por lo tanto absurdo, contra dictorio, que el género h umano prohibiera la
apropiación del sue lo. Sería negar su derecho. Esta apropiación sólo pue de
ser hecha por los hombres, ya sea individualmente o en pequeños grupos. El
derecho qu e la humanidad tie ne sobre la Tierra impl ica el derecho de los
particulares de ocupar porciones restringidas de la superficie de la Tierra. Por
otra parte, como la voluntad, cuando sus decisiones son legítimas, tiene dere-
cho a ser respetada, toda primera ocupación es re spetable y en la conciencia
del género humano está reconocer esta legitimidad. Mi voluntad, al actuar de
este modo, no hace más qu e u tilizar su derecho, sin atenta r a l d erecho de
nadie, ya que, por hipótesis, n inguna otra voluntad particular se ha apodera-
do aún del mismo objeto. El derecho que he recibido de la humanidad, esto es,
en suma, por mi condición de hombre, sólo puede ser limitado por el derecho
similar de otros hombres. Si los hombres no han afirmado su derecho sobre las
cosas que yo me apropio, mi derecho sobre estas cosas es absoluto. De ahí
sigue que tengo derecho a apropiarme dentro de lo posible de las cosas que no
han sido objeto de ninguna apropiación. Dentro de estos límites mi derecho va
tan lejos como mi poder. Y como los decretos de mi voluntad obtienen su valor
de mi voluntad misma, y ésta está fuera del espacio, el acto por el cual me
declaro propietario de una cosa me hace propietario, incluso antes de que la
posea materialmente.
Lo que tiene de interesante esta doctrina es que encontramos en ella una
teoría moral sobre el derecho del primer ocupante. Kant no retrocede en modo
alguno ante esta consecuencia de su sistema. No teme reivindicar como suya
la fórmula conocida: tanto mejor para quien posee, Beati possidentes. Pero este
privilegio que generalmente se ha presentado como una necesidad social, una
convención o una ficción, él intento fundado en el derecho: «La prerrogativa
del derecho que resulta del hecho de la posesión empírica según la fórmula
Beati possidentes no proviene del hecho que el poseedor, presumiblemente hom-
bre honrado, deba probar que su posesión es legítima, sino de que cada uno
tiene la facultad de tener como suyo un objeto exterior a su voluntad». Es por
lo tanto un elemento de la idea de propiedad, muy diferente a la del trabajo, la

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