El Señor Presidente Taney - El señor magistrado - Libros y Revistas - VLEX 976552434

El Señor Presidente Taney

AutorCarl Brent Swisher
Páginas35-56
35
El Señor Presidente Taney
por
carl Brent sWisher
El presidente de la Corte, Roger B. Taney sufrió insultos y vituperios como
jamás se han derramado sobre ningún otro miembro de la Suprema Corte. Su nom-
bre, proclamó Charles Sumner en el Senado de los Estados Unidos, tenía que ser
“abucheado a lo largo de las páginas de la historia”.64 Los historiadores posteriores
a la Guerra Civil hicieron mucho para realizar la predicción de Sumner; pero la his-
toria en años recientes, ha llevado a cabo en considerable medida un nuevo examen
de la hoja de servicios de Taney, con el resultado de que el volumen de insultos se
ha reducido enormemente y se ha atribuido una amplia signicación a sus esfuer-
zos y realizaciones. De hecho, dos ministros presidentes del presente siglo, Hughes
y Warren, han pronunciado alocuciones públicas concediéndole elogios. Es de su-
ponerse que los compiladores de este volumen, al seleccionar a Taney como uno de
los magistrados a discutir, no buscaban una oportunidad para insultos renovados
o para elogios indiscriminados, sino para que se aprecie objetivamente esta gura
que en un tiempo fue sumamente controvertida.
Es posible, evidentemente, comparar y poner en contraste a Taney con otros
jueces, Brandeis, por ejemplo, se habría sentido orgulloso en algunos respectos, si
no en todos, de haber sido considerado como el heredero legal de Taney. Suther-
land, en cambio, hubiera querido tener muy poco de común con Taney. Para jus-
tipreciar a Taney, sin embargo, hemos de dirigirnos a observar su posición en la
historia, a colocarlo ante el régimen de John Marshall y el cataclismo de la Guerra
Civil. Tendremos que pensar en la reacción contra el antiguo federalismo, el inujo
de la democracia jacksoniana, la huella del tiempo en la expansión del poder fede-
ral mientras estaba pendiente la solución del conicto Norte-Sur, y el impacto que
tal controversia produjo sobre el derecho constitucional y sobre la totalidad de la
estructura constitucional de los Estados Unidos. Taney fue, al mismo tiempo, el
producto y un factor importante en la determinación de la era en que vivió. Única-
mente en esa forma puede apreciársele correctamente.
64 Cong. Globe, 38º Congreso, 2.º. período de sesión 1012 (1865).
Allison DunhAm / PhiliP B. KurlAnD
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Al tratar de caracterizar la vida de Taney deberemos primeramente estar bien
convencidos de que ninguna acumulación de hechos biográcos e históricos es ca-
paz de arrojar más que una concepción aproximada de la carrera de un hombre que
vivió hace un siglo. Si, como es obviamente cierto, la persona que en este momento
está a nuestro lado, aun cuando la vemos día tras día y año tras año, es todavía para
nosotros más bien extraña, mucho más extraño es el hombre que vivió en otra edad,
en otro medio, en otro ambiente de opinión. No podemos esperar que penetremos
de un modo pleno en su mente y sintamos como él los efectos de los acontecimientos
y las ideas. La conanza en las armaciones puede únicamente justicarse sabiendo
que hemos hecho todo lo posible para reunir e interpretar los hechos disponibles;
nunca con la presunción de contar con suciente cantidad de hechos comprobados
para que sea infalible nuestro juicio. Quien interpreta la historia debe poner en ello
el pleno juego de su imaginación. Debe ir mucho más allá de la etapa del estudio
microscópico de los datos reunidos. Debe tratar a la historia algo así como T. S. Eliot
hace que su cticio psiquiatra, en “The Coctail Party” trate a un paciente:
“Aprendo mucho limitándome a observarlo y dejándolo hablar tanto
como le plazca... al par que tomo nota de lo que no dice”.65
Los anales de la historia que está haciéndose dejan de decir muchísimo, por
dos razones al menos. La primera es que, dentro de un determinado medio históri-
co de opinión, así como en cualquier período entre individuos que se conocen bien
unos a otros, muchas cosas se callan por la razón de que son plenamente entendidas
por la gente dentro de ese fondo histórico. Personas que han vivido en la intimidad
por muchos años pueden comunicarse muchísimo por una mirada, una inexión,
un ademán, o bien (parafraseando el lenguaje de Eliot) por lo que callan. Los anales
son decientes por otra razón, que tiene más en común con la idea de Eliot. Las
personas pueden, consciente o inconscientemente, abstenerse de decir la verdad
plena con todas sus consecuencias por la razón de que la verdad, respecto de ellas
mismas, sería desagradable. También por esta razón, es posible que encontremos la
historia bastante opaca.
Para Taney, los anales escritos dejan enormes huecos. El esbozó únicamente
los comienzos de una autobiografía, y esos comienzos revelan las dicultades nor-
males que experimentan los hombres cuando intentan presentar la perspectiva de
sus propias vidas. El volumen Memoir of Roger Brooke Taney, LL.D., publicado en
1872 por su amigo Samuel Tyler, nos conservó materiales ricos pero fragmenta-
rios dentro de una atmósfera que no reclamaba tanto la objetividad crítica como la
defensa contra ataques tales como el de Charles Sumner. Taney no preparó nunca
una exposición sistemática de su losofía jurídica y política. Sobre el controvertido
fondo histórico de su período, su biógrafo debe presentar materiales tomados de las
65 P. 113 (1950).

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