De la influencia ejercida sobre los progresos de la civilización por la diversidad de las formas de gobierno - De las formas de gobierno y de las leyes por que se rigen - Libros y Revistas - VLEX 976580242

De la influencia ejercida sobre los progresos de la civilización por la diversidad de las formas de gobierno

AutorHippolyte P. Passy
Páginas233-250
233
CAPÍTULO XVII
DE LA INFLUENCIA EJERCIDA SOBRE
LOS PROGRESOS DE LA CIVILIZACIÓN POR LA
DIVERSIDAD DE LAS FORMAS DE GOBIERNO
La civilización no realiza un solo progreso que no exija, y al que no haya debi-
do preceder un progreso del entendimiento humano. En todas las épocas ha sido lo
que la hacia ser la dosis de instrucción, de sensatez, de habilidad adquirida por las
diversas sociedades, y nunca ha adelantado sino allí donde a las luces ya allegadas
iban a agregarse otras nuevas.
Todo por lo demás en este mundo ha sido ordenado con el n de asegurar su
mayor vuelo. Entre los arreglos que responden a este n, gura en primera línea
la diversidad de las circunstancias locales: no hay zona, no hay región, no hay co-
marca donde la temperatura, la situación geográca, las propiedades del suelo, los
productos naturales no ofrezcan particularidades bastante marcadas. En ninguna
parte encuentra la humanidad exactamente ni las mismas necesidades, ni los mis-
mos medios de proveer a ellas, y no hay un solo rincón del globo que no imponga
a los modos de existencia y de actividad de sus habitantes, por lo menos algunas
diferencias.
Mucho debe la civilización a la diversidad de las circunstancias locales. Sub-
dividiendo el trabajo general, asignando a las más de sus principales aplicaciones
centros más o menos distintos y separados, esa diversidad le ha suministrado las
fuerzas mismas de que tenia necesidad para dilatar sus conquistas. Cada especie
de labor, cada clase de industria llegó a ser tanto mas fecunda en luces, cuanto se
concentró mas en aquellos de los puntos de la tierra que consentían o privilegiaban
solos su ejercicio: allí, aquellos cuya inteligencia y cuyos brazos ocupaba, inquirían
de común acuerdo los medios de sacar mejor partido de sus esfuerzos, y cuanto mas
numerosos eran y mas unidos estaban, mas se multiplicaban para ellos los frutos
de la experiencia, y con esos frutos los descubrimientos, cuya realización acrecía
gradualmente su fuerza productora. Así nacieron y se formaron los conocimientos
sin los cuales habría sido imposible a la humanidad salir de la barbarie nativa y que
emanaron de fuentes de una variedad casi innita: vinieron del Norte y del Medio-
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día, de las regiones mediterráneas, de los países ricos en nacimientos metálicos y de
los países únicamente agrícolas, en una palabra, de todos los lugares diversamente
dotados por la naturaleza. Luego aquellos conocimientos, comunicados de pueblo
a pueblo, se mezclaron, se combinaron, se fecundizaron mutuamente, y de su reu-
nión se compuso el fondo de saber a que debe la civilización su actual altura. Difícil
seria ciertamente remontarse al origen de todos aquellos de que están en posesión
las sociedades hoy mas avanzadas; pero lo que no admite duda es, que son de muy
diversas procedencias, y que hay muchos entre ellos que no hubieran podido nacer
en el suelo mismo donde en mas grande escala se benecian.
Lo mismo que la diversidad de las circunstancias sociales, la diversidad de las
formas de gobierno ha tenido su parte de inuencia en el desarrollo de la civiliza-
ción. Lo que la primera ha hecho para la adquisición de las luces que han venido a
ilustrar y mejorar las aplicaciones del trabajo, la otra lo ha hecho para la adquisición
de las luces que necesitaban, por una parte los progresos de las ciencias sociales y
políticas, y por otra, el vuelo de muchas artes de utilidad pública.
Hay, a mayor abundamiento, un hecho que importa notar, y es que las formas
de gobierno no obran aisladamente. A la inuencia que les compete se mezcla y
une la de las situaciones sociales de que son producto: la magnitud, la estructura, la
composición de los Estados tienen su acción propia, y hay resultados a que contri-
buyen esas circunstancias en gran manera.
Como quiera, cuantos son los Estados diferentemente constituidos y regidos,
tantos son los campos en que la vida colectiva experimenta pruebas diversas. En
unos se producen los inconvenientes y los males anejos al exceso de independencia
y de concentración de la autoridad central; en otros los que la insuciencia y sub-
división ocasionan. Repúblicas y monarquías de todas especies, cada forma políti-
ca, imprimiendo a las instituciones, a las leyes, a las reglas que admite y practica
caracteres particulares, hace nacer de ellas resultados diversos, y por medio de la
comparación de estos resultados es como han aprendido las sociedades humanas
lo que saben hoy en punto a las condiciones, bajo las cuales les es dado orecer y
conservarse.
La diversidad de las formas de gobierno no ha ejercido acción solamente sobre
la formación de los conocimientos de orden social y político, sino que ha servido
por otros caminos al adelanto de la civilización. Estados en cuyo seno los poderes
públicos no estriban sobre cimientos semejantes, tampoco llevan en sí el mismo
espíritu, tampoco obedecen a las mismas tendencias en el empleo de los recursos de
que disponen, y de aquí en la dirección que imprimen a las artes diferencias más o
menos notables: así, entre las invenciones y los descubrimientos cuyos benecios ha
recogido la humanidad, los ha habido que para realizarse han exigido medios que
no en todas partes encontraban igualmente favorables. Unos no han encontrado el
que les hacia falta sino allí donde en vastas regiones se extendía la dominación de
un príncipe; otros, sino allí donde reinaba la libertad republicana, y si no hubieran

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