Prólogo de Gabriel Tarde
| Autor | Raymond Saleilles |
| Páginas | 21-24 |
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La individuaLización de La pena. es tudio de criminaLidad sociaL
PróloGo
La obra que sigue es el primer volumen de una biblioteca de sociología
que, publicada bajo los auspicios del Colegio libre de ciencias sociales, no
puede dejar de obtener, como esta joven escuela, un rápido y brillante éxito.
El carácter de esta institución, fundada hace tres años y que ha respondido
pronto a una verdadera necesidad pública, consiste en ser un congreso
permanente no de las religiones, sino de las losofías sociales, lo que es
aún más atrevido. Porque entre el cristianismo, el budismo y el islamismo,
es menos difícil descubrir semejanzas que entre las variadas doctrinas
que desde Le Play y Compte hasta Carlos Marx, dogmatizan una tras otra
en la misma cátedra de la calle de Tournon. Los extremos han aprendido
así a codearse, en espera de reconciliarse en el terreno de las aplicaciones
prácticas. A estas, más aún que a las ideas, se ha abierto hospitalariamente
la puerta de esa enseñanza que no prescinde de ninguna cuestión a la orden
del día en materia de asistencia pública, de economía política, de estética y
de moral. Los problemas de criminalidad y de penalidad no podían serle
extraños, y el profesor elegido este año para discutirlos y resolverlos ha sido
el autor del presente libro. Los lectores del Sr. Saleilles serán unánimes en
decir, como lo han hecho sus oyentes, que la elección ha sido muy feliz. EI
Sr. Saleilles, en efecto, presenta juntas dos cualidades rara vez unidas: la
sutileza dialéctica del jurista y la nura analítica del psicólogo, que vale como
decir del criminalista. El excelente lógico ha podido revelarse no solo en la
facultad de derecho de París adonde circunstancias dolorosas le han llamado
a desempeñar una cátedra de derecho civil1, sino en este volumen en que ha
extremado el esfuerzo de su lógica para conciliar lo que cree poder salvar
de la responsabilidad moral, fundada sobre el libre arbitrio con su sistema
penitenciario deducido de principios diferentes.
Cuanto puede decirse, o poco menos, contra la idea del libre arbitrio
considerada como fundamento de la condena penal, lo ha dicho y con energía.
En primer lugar, imposibilidad práctica de observar el estado de libertad;
luego que el criminal primario debería ser considerado como el más culpable,
mientras que el reincidente, como arrastrado más irremisiblemente a medida
que está más endurecido, escaparía al castigo. Se ve, pues, que si nuestro autor
no profesa expresamente la opinión de los moralistas nuevos, que no obstante
sus convicciones religiosas comienzan a romper la antigua asociación de ideas
1 El Sr. Saleilles ha debido hace poco tiempo continuar el curso de derecho civil explicado
con tanto saber y profundidad por su padre político el Sr. Bufnoir, arrebatado por una
muerte repentina. Se ha puesto en seguida a la altura de una empresa tan ardua.
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