Prólogo
| Autor | Heleno Taveira Tôrres |
| Cargo del Autor | Profesor Titular de Derecho Financiero en el Departamento de Derecho Económico, Financiero y Tributario de la Facultad de Derecho de la Universidad de São Paulo (USP) |
| Páginas | 21-27 |
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PRÓLOGO
Tengo la gran satisfacción de presentar al público lector el magníco traba-
jo del eminente profesor y fraterno amigo Paulo Caliendo, verdadero cientista del
Derecho Tributario, cuya erudición evidente, profundidad en todo lo que escribe y
sentido objetivo de soluciones es muy conocido y muy admirado por todos nosotros.
Algunos, y felizmente son pocos, ven en la ciencia institucionalizada un modo
de obtención de títulos para una mera ostentación, en un débil ejercicio de inútil
vanidad, y laboran textos como si estos sirviesen únicamente a sus propios inte-
reses de diletantismo. Denitivamente, la sociedad prescinde de esos “juristas”.
Otros, con estudios en el exterior, creen que la simple incorporación de doctrinas
extranjeras ya es suciente para asegurar su calicación profesional como “jurista”.
La sociedad hipercompleja se nutre muy poco de estos. Actualmente, la sociedad
espera del jurista un compromiso con la realidad y respuestas ecaces a los innu-
merables problemas y desafíos que se presentan diariamente en la conducción de
sus dilemas.
El jurista tiene que ser el símbolo de la esperanza de la sociedad de su época.
Ante tan gloriosa expectativa, sus opiniones solo pueden ayudar a las responsabi-
lidades asumidas si él supiera ir más allá de sus límites creativos, avanzar en las
sendas de las controversias y servir a la sociedad con devoción. Sin embargo, antes
se debe estudiar, de modo crítico y en profundidad, con amplitud de horizontes,
para poder identicar las reales ansiedades del pueblo sobre la regulación jurídica
de sus conductas, consolidar el conocimiento elaborado y de ahí poder avanzar, sin
temor, hacia la producción de una doctrina seria e innovadora.
Quien conoce al profesor Paulo Caliendo o leyó alguna de sus obras sabrá
comprender muy bien lo que estoy diciendo. Él es ciertamente lo que se puede
llamar, sin rodeos, un jurista completo y totalmente comprometido con el mundo
de la vida. Venció sus límites, superó las dicultades y se tornó, con su invariable
modestia y franca simpatía, uno de los más cultos juristas brasileños. ¡En su gene-
ración, nadie se asemeja a él!.
Este no es el primer prólogo que escribo para sus obras. Tengo el orgullo de
haber sido su orientador, cuya tesis de doctorado fue la única nota 10 obtenida en
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