La organización científica del tratamiento de los delincuentes - La sociedad criminógena - Libros y Revistas - VLEX 976426970

La organización científica del tratamiento de los delincuentes

AutorJean Pinatel
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Paris (Francia)
Páginas141-165
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LA SOCIEDAD CRIMINÓGENA
CAPÍTULO 9
LA ORGANIZACIÓN CIENTÍFICA DEL TRATAMIENTO
DE LOS DELINCUENTES
ACABAMOS de ver que la masa de sujetos cuyas infracciones no dan luga r
a acciones judiciales empieza a ser considerable. Generalmente estos sujetos,
sin ayuda particular, intentan integrarse en la sociedad. ¿Cuántos de ellos no
reinciden y se conducen como ciudadanos honestos? ¿Cuántos de ellos evolu-
cionan hacia la criminalidad, incitados por una primera impunidad? No lo
sabemos.
Frente a esta masa, el número de sujetos controlados por los Comités de
probación y de asistencia pospenal es muy escaso en Francia: el 31 de diciem-
bre de 1967 su tutela se ejercía sobre 2.26 0 liberados condicionales, 588 some-
tidos a prohibición de residencia y 15.542 sujetos a probación. La asimilación
espontánea rebasa ampliamente a la asimilación organizada. Es una situa-
ción ilógica que debe cesar. La asimilación empírica debe ser sustituida por la
asimilación racionalmente organizada, fundada en el conocimiento indivi-
dual de los delincuentes y la investigación de las medidas susceptibles de
facilitar su reinserción social. Esta observación se une a la opinión de Hermán
Kahn y A. J. Wiener, que hicieron figurar, en su lista de un centenar de inno-
vaciones técnicas muy probables en el próximo tercio del siglo XX1, las d os
posibilidades siguientes:
«91. Sistema penal matizado no utilizando necesariamente las prisiones
(por medios modernos de vigilancia, de dirección y de control).
98. Nuevos procedimientos biológicos y químicos para identificar, locali-
zar y neutraliz ar individuos con fines militares o de Policía».
I. Los nuevos mét odos de policía científica
Una asimilación racionalmente organizada supone, como condición sine
qua non, que los delincuentes sean localizados e identificados. La nueva sociedad
no podrá sobrevivir si no consigue reducir «la cifra negra» y el número de autores
desconocidos. No puede existir seguridad en la ciudad más que a este precio.
1L’An 2000, Robert Laffont, 1968, tabl eau XVIII, págs. 94 a 98.
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JEAN PINATEL
Pero ¿por qué medios se podrá obtener este resultado? En esta perspecti-
va se delimi tan claramente dos dir ecciones: el perfe ccionamiento de la
criminalística y la detección de mentiras.
El perfeccionamiento de la criminalística
En materia de criminalística, el desarrollo de los servicios de informática
es susceptible de permitir un descubrimiento más rápido de los reincidentes.
Pero, aparte de este perfeccionamiento susceptible de facilitar la utilización de
técnicas de Policía científica (antropometría, dactiloscopia), se puede prever la
utilización de nuevos procedimientos científicos destinados a completar las
técnicas corrientes, físicas y químicas, usadas en criminalística. Perspectivas
interesantes se abren por medio del análisis por activación neutrónica para la
identifica ción de c abellos, evaluación de distancia s de tiro y análisi s de
pigmentos de pinturas de arte.
Pero no basta a la Policía científica moderna analizar los hechos. Se
interesa igualmente por el interrogatorio del sujeto.
La dete cción de mentiras
La discusión fue viva, hace algunos años, a propósito del empleo del
marcoanálisis en justicia penal. Esta técnica consiste, con la ayuda de uno de
los compuestos barbitúricos sódicos que la química sintética pone a disposi-
ción de los anestesistas, en provocar, ya sea un estado de relajamiento de la
conciencia, intermedio entre el sueño y la vigilia, ya sea para determinar un
sueño tan corto como ligero. Se utiliza entonces la fase de relajamiento o la del
despertar para el interrogatorio, que es facilitado por modificaciones de orden
neurológico, psicológico psiquiátrico, determinada s por la narcosis liminar.
La utilización de esta técnica fue condenada, así como la hipnosis, por las
mismas razones. Esta condena es definitiva: es inadmisible que las confesio-
nes sean arrebatadas por medios científicos.
No se puede, por el contrario, hablar de extorsión en las confesiones,
cuando se recurre a pruebas psicológicas utilizadas de sde el empleo del polí-
grafo, vulgarmente denominado lie-detector. No se tra ta ya de perturbaciones
en la conciencia del sujeto bajo los efectos de la droga, sino simplemente un
interrogatorio bajo control científico.
Para tal interrogatorio, el sujeto es instalado en un sillón de brazos, la
cinta del neumógrafo rodea su pecho, un brazalete, análogo al de los médicos
para tomar la presión arterial, se ciñe alrededor de la parte superior de su
brazo izquierdo, electrodos palmarios transmiten, en fin, las reacciones eléctri-
cas de su piel. Las modificaciones respiratorias, cardíacas, así como las de la
resistencia cutánea, son registradas por el instrumento propiamente dicho de
pequeñas dimensiones y siempre colocado detrás del sujeto y fuera de su
vista. El instrumento posee tres plumas registradoras y entintadas; la destina-
da a registrar las reacciones electrodérmicas está ligada a un galvanómetro
sensible; el papel registrador se mueve a una velocidad constante.

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