Maxismo y ciencia - El pensamiento marxista y el derecho - Libros y Revistas - VLEX 976415776

Maxismo y ciencia

Páginas99-116
99
EL PENSAMIENTO MARXISTA Y EL DERECHO
5.
MARXISMO Y CIENCIA
I. Ciencia no marxista y ciencia marxista
La ciencia, e n el sentido tradicional de la palabra, es la captación racio-
nal, expresada en términos de juicio, de regularidades en el comportamiento
del mundo fenoménico, en uno u otro de sus múltiples aspectos: mecánico,
físico, químico, biológico, psicológico, social, económico. Esas regularidad es
son traducidas por leyes naturales, de caracteres y de formulación diferente,
que expresan constantes (repetición ha sta el infinito o legalidad) en una rela-
ción de dos o varios términos, de los cuales uno (o varios) es desconocido,
pero se puede conocer por intermedio de otro. El principio sobre e l cual des-
cansa este tipo de explicación es el principio de identidad. E n virtud de este
principio, el término desconocido y por conocer se hace idéntico, si no en su
totalidad, al menos en parte, al término conocido, siendo la regla fundamental
del conocimiento científico (por lo menos de éste) que lo idéntico se explica
por lo idéntico. Una sola relación de juicio así establec ida, ya sea causal,
correlaciona! o de otro tipo, constituye una ley científica, pero también es ya
una ciencia.
Al extenderse, la ciencia se enriquece y progresa, se pr ecisa, se ciñe a lo
real cada vez más. En ese desarrollo, tiende a descubrir fenómenos o constan-
tes incluso entre los hechos hasta ahora considerados, por ignorancia, como
contingentes, no repetibles, únicos en su género, o que se reproducen sin regu-
laridad. Tiende así a abarcar la mayor porción posible de lo real, que, racio-
nalmente hablando, obedece en su totalidad a determinismos o a esquemas
(modelos) de explicación, aunque algunos de éstos sean todavía secretos. Así
la ciencia no solamente progre sa y se precisa, sino que además se corrige,
adapta si es necesario sus resultados ya alcanzados a sus posibles y nuevos
descubrimientos.
La ciencia es el acto, no la acción, de c onocer. Se identifica con los
resultados de la investigación, pero no es ésta. Está desprovista de fines y
de medios propios. La investigación (o el método) sí es un sistema de me-
dios y de fines. Su objetivo fina l es la constitución de la verdad científica, es
decir, de la ciencia. Considerada en sí misma, la ciencia es, pues, estática,
100
KONSTANTIN STOYANOVITCH
estereotipada, desvitalizada en cierto modo, en tanto que el método es diná-
mico, e stá siempre en movimiento, constantemente sometido a la duda, en
perpetuo devenir. Ni una ni otro tienen, sin embargo, en cuenta las posibles
aplicaciones prácticas de los resultados alcanzados. Cierto, estas preocup a-
ciones son subyacentes tanto al trabajo de búsqueda como a los resultados
obtenidos, pero el sabio no se inquieta por su utilidad inmediata, ni tampo-
co p or la lejana.
La ciencia descansa sobre fenómenos o hechos repetibles. Por fenómeno
se puede entender no solamente una porción de la realidad material, sino
también de la realidad moral, tal como la religión, la moral, el derecho, el
hecho social en general. El razonamiento que utiliza es el de la lógica forma l.
Se la presenta como objetiva, es decir, exenta de toda ideología o de todo
coeficiente social.
El marxismo no impugna, en su conjunto, esta concepción de la ciencia.
Sólo impugnará algunas partes. Criticará también las insuficiencias de aque-
llas partes que considera necesario mantener.
Le reprochará, en primer lugar, en su parte positiva, no prestar a tención
más que al mundo fenoménico, mundo, en su opinión, como en la de la meta-
física, de apariencias, es decir, un mundo que no ofrece más que la superficie
de las cosas y no su sentido o su verdad profunda, una realidad inmediata,
fragmentada y estática y no una realidad mediatizada, viva y total. La verdad
que ella propone a nuestra c omprensión es, por esto, incompleta o errónea, y
no permite, pues, una comprensión correcta del mundo. Es incompleta porque
se limita al determinismo causal, que no es nunca más que un fragmento de lo
real, cuando es necesa rio abarcar su totalidad. Ahora bien, ésta no obedece a
una simple adición de determinismos parciales, de ca rácter causal y, en resu-
midas cuentas, mecánico, sino antes bien a un proceso orgánico y vivo, a una
necesidad expresada por un movimiento jamás interrumpido y esencialmente
dialéctico, en el que todo lo real está contenido. Por esto mismo, se vuelve
errónea desde el momento en que se le quita el fenómeno o la apariencia de lo
real que se propone explicar sin ir más lejos. No solamente es incapaz de
explicar el conjunto del que ese fenómeno participa superficialmente, sino
que, además, casi siempre corre el riesgo de dar del mismo una imagen inexac-
ta, es decir, mecánica, sin ligazón íntima entre los fragmentos que lo constitu-
yen. Por ello los fundadores del marxismo proponen una nueva concepción
de la ciencia, apta, a su entender, para responder de manera satisfactoria a los
imperativos de un conocimiento del mundo total y correcto. A este efecto la
ciencia y e l método, la teoría y la aplicación no deben estar separadas y aun
menos formar compartimentos autónomos. Deben formar una unidad en todo
momento de su existencia, a fin de que el hombre, con sus necesidades, sus
aspiraciones, su objetivación, esté estrechamente asociado al conocimiento y a
fin de que el conocimiento no sea, a su vez, sino un medio al servicio del
hombre. Así, la ciencia y la vida, el saber y lo real, el conocimiento y su objeto
(que es a la vez la naturaleza, la sociedad, la historia y el hombre), el pe nsa-

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR