Lección segunda
| Autor | Maksim Kovalevskii |
| Páginas | 29-36 |
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ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE LA FAM ILIA Y DE LA PROPIEDAD
LECCIÓN SEGUNDA
Demostramos en la lección anterior, que la familia fundada en el parentesco
paterno, no es ni mucho menos la forma universal de la sociedad familiar, que
muchos pueblos antiguos y modernos la han ignorado por completo y finalmente
que muchas sociedades fundamentadas en la autoridad del padre, guardan todavía
señales indelebles de una anterior filiación matriarcal. Lo que nos admira es que
haya podido raciona lmente combatirse una teoría que tien e en su apoyo tan tas
observacio nes acumuladas, y explica tan mara villosamente el estado mater ial e
intelectual de la humanidad primitiva.
A pesar de todo, ha habido jurisconsultos de primer orden, como Maine y
otros, que han combatido encarnizadamente esta teoría. Al investigar las causas de
tal anomalía, no puedo menos de fijarme e n los mismos fundadores de la nueva
teoría. Demasiado cuidadosos de los datos etnográficos, se limitaron casi siempre a
fundar sus opiniones sobre pueblos de interés secundario, omitiendo casi por com-
pleto el .estudio de las dos grandes razas cuya evolución constituye la misma histo-
ria de la humanidad. Es verdad que de cuando en cuando encontramos esparcidos
algunos recuerdos sobre sus mitos y l eyendas, pero el carácter me atrevo a decir
cosmopolita de estas tradiciones, su tránsito frecuente de uno a otro país, nos hacen
dudar sobre el origen de los rasgos sociales que representan. Originarias general-
mente del Asia, estas tradiciones quizás conservaban todavía el sello de su país
natal, aun bajo su forma helénica, eslava o germánica. El examen superficial de
estas cuestiones podría llevar al ánimo el convencimiento de que es un fenómeno
social ari o, cuando su origen verda dero habría que buscar se entre los pueblos
turanios o semitas. Por esto ha sido muy discutido el éxito de la obra de Bachofen,
que busca sus argumentos en la epopeya popular, y aun hoy se controvierten sus
conclusiones. Los autores temen caer en el error, pero hay que reconocer también
que la mayoría de las veces no les falta razón, porque a cada nuevo adelanto del
e s t u d i o c o m p a r a t i v o d e l folklore, se convierte en cosa más problemática el relacionar
tal o cual mito o leyenda con un pueblo o país distinto. La teoría de la filiación
matriarcal adquir iría mayor importancia, si se la fundamentase sobre hechos perte-
necientes al campo de la legislación comparada y a las antigüedades jurídicas de los
pueblos semitas y arios. En los tiempos presentes, esta ciencia comienza a consti-
tuirse en ramas separa das de la ci encia y su po rvenir se nos presenta lleno de
esperanza. Desgraciadamente, la mayoría de los autores que han defendido la teoría
matriarcal estaban en una completa ignorancia de los mismos principios jurídicos.
En este caso se encontraban Lubbock y Spencer: los trabajos de estos autores se han
referido exclusivamente a las ciencias naturales, pero jamás han entrado en el cam-
po de la ciencia del derecho ni en el de la filología, como Bachofen, o en el de la
etnografía, como Morga n.
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