Lección decimaquinta - Orígenes y evolución de la familia y de la propiedad - Libros y Revistas - VLEX 1027190094

Lección decimaquinta

AutorMaksim Kovalevskii
Páginas131-136
131
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE LA FAM ILIA Y DE LA PROPIEDAD
LECCIÓN DECIMAQUINTA
Para dete rminar la infl uencia que el cler o y l a nobleza han ten ido en la
historia de la propiedad comunal, sería preciso hacer la historia de estas clases.
Entonces se vería qu e prescin diendo de toda influencia, tanto germana como r o-
mana, al emerger la pr opiedad de la fase patriarcal debió tomar necesariamen te
el carácter de vastas aglomeraciones territo riales, conocidas en Occidente con el
nombre de feudos, y con otros n ombres t anto e n la Europa orient al como en el
mundo musulmán. La cosa es evidente: la feudalidad no es una institución emi-
nentemente occidental, pues sus elementos in tegrantes se encuentran en todos los
climas y e ntre los pueblos más diversos. En un a época en que l a paz solo podía
conquistar se po r la s armas, en que solo había seguridad par a el más fue rte, la
necesidad de protección y de a mparo obligaba a los ca mpesinos a buscar el a poyo
de su vecino más fuerte, con la condi ción de cederle la nuda propiedad de su
patrimonio, guardando para sí e l derecho de cultivarlo en calidad de arrenda tario
vitalicio o heredita rio. La falta de capital, por ejemplo, de bestias de traba jo, y
a menudo la falta de las subsistencias y vestidos , po día ser causa de la m isma
determinaci ón. No c ausará, pues, la menor admiración el que los contra tos l la-
mados de comendación, con tratos que des empeñaron un pa pel tan importa nte en
la evo lución de la feudalida d en el medio rom ano-germano, fueran tan frecuentes
entre los celtas de Irla nda y los eslavos de Rusia, como tambi én en las variadas
poblac iones de los e stados maho metanos, po r ejemplo, Pe rsia, el impe rio del
Gran Mogo l, etc. Unas veces vem os que un rico propiet ario proporcio na a su
vecino pobre los anima les de trabajo, con la condi ción de que en lo sucesivo sea
su sie rvo, y s olo guardará sus bienes a título de perso na dependiente o tributa ria;
otras el campesino entrega libremente sus bienes ya a un monasterio, ya a un jefe
militar o civil y h asta a un prop ietario más rico y poderoso : el campesino renun-
cia a sus derechos de pro piedad y a su privilegio de colono libr e, y tod o e sto
porque, como dicen los documentos de la época , «ni tiene para com er ni vestir»,
o porque « es maltr atado por los guerreros y los emple ados del fisco». El primer
procedimi ento parece haber sido más frecue nte entre las poblaciones célt icas y
eslavas y el f uidhir irland és y el bailleur á cheptel bretón responden por entero al
roleini zakoup de la Prawda de Jaroslav , la ley bárbara de los rusos.
El, segundo procedimiento pa rece más propio de la Europa occiden tal; este
sistema fue favorecido por la legislación de los reyes anglosajones y de los e m-
peradores carlovingios al exigir a todos que escogieran un protector que respon-
diera de sus infracciones legales y hasta de sus crímenes (1).
(1) En Inglaterra la obligación de tener un protector se remonta a la época del rey Alfredo y todavía a
mayor antigüedad. En el continente se introdujo en e l año 1847.

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