Hon. John W. Davis - Segunda parte - Cómo ganar juicios. Práctica forense en los tribunales de los Estados Unidos - Libros y Revistas - VLEX 976304134

Hon. John W. Davis

AutorFrancis L. Wellman
Cargo del AutorAbogado del Foro de Nueva York
Páginas101-109
101
Cómo ganar juiCios
segunda Parte
Hon. joHn W. davis
un juez podría hablar con mucha más autoridad que yo sobre el memorial
de una apelación: en su calidad de magistrado judicial él es a la vez el blanco
y el examinador del memorial, mientras que yo soy un simple tirador fortuito.
Suponiendo que los peces tuviesen el don de la palabra, ¿quién escucharía
el tedioso discurso de un pescador, sobre la pesca con moscas articiales, la
forma y el color de la mosca, el tamaño del aparejo, la longitud de la línea, el
valor de las diferentes cañas, y todos los otros temas cansadores de que hablan
los pescadores, si al pez mismo se lo pudiese convencer de que expusiese sus
opiniones sobre los mejores métodos para pescarlo? Porque, después de todo,
a quien busca el pescador es al pez, y todo su recóndito aprendizaje no es más
que el medio esperanzado de poder atraparlo.
Espero que no seré acusado de ligereza o falta de respeto por adoptar
esta comparación piscatoria. No sugiero ninguna analogía entre nuestros
reverendos magistrados y la familia de los peces. ¡Dios no lo permita!
Dejemos que tales concepciones tienten a los irrespetuosos. Sea lo que fuere,
es indudable que en el memorial de una apelación, el abogado está pescando,
consciente y deliberadamente pescando, el espíritu de la ley, su interpretación.
Todo aquello que tienda a atraer el favor de la justicia hacia la demanda del
abogado es útil. Todo aquello que la rechace es inútil o peor. Todo el arte del
abogado consiste en elegir lo uno y evitar lo otro. Porque, ¿qué otra cosa es en
realidad el memorial?
Me detengo en la denición. El memorial puede ser, por supuesto, oral o
escrito, y en nuestras costumbres actuales, el más generalizado, si no el más
importante es el segundo. Como nuestro colega Joseph H. Choate lo declaró
recientemente: “Ahora hemos llegado a esta situación: presentamos nuestros
memoriales por escrito y exponemos oralmente nuestros alegatos”. Sin
embargo, no siempre ha sido así y no lo es todavía en algunas jurisdicciones.
En Inglaterra, por ejemplo, donde muchos, si no la mayoría de los juicios, se
fallan tan pronto como se ha cerrado el debate de la causa, los abogados no
acostumbran hablar con un ojo con estrabismo puesto en el reloj y el otro en
el juez.
Recuerdo que una vez visitaba las cámaras del Consejo Privado, en
Londres, esperando oír a un amigo canadiense defendiendo una apelación
de Canadá. Cuando llegué, su adversario tenía la palabra y estaba leyendo
laboriosamente al tribunal, de uno de los volúmenes abiertos, página por
página, y línea por línea, los casos de jurisprudencia en los cuales se apoyaba.

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