Continuación - Libro Tercero - Contrato social o principios de derecho político - El contrato social - Libros y Revistas - VLEX 976582524

Continuación

AutorJean-Jacques Rousseau
Páginas77-77
77
EL CONTRATO SOCIAL
Poblad igualmente el territorio, extended por todas sus partes los mismos
derechos, llevad por todos lados la abundancia y la vida; así es como el Esta-
do llegará a ser a la vez el más fuerte y el mejor gobernado posible. Acordaos
de que los muros de las ciudades no se hacen sino del cascote de las casas de
campo. Por cada palacio que veo edificar en la capital, me parece ver derrum-
barse todo un país.
CAPÍTULO XIV
CONTINUACIÓN
Desde el instante en que el pueblo está legítimamente reunido en cuerpo
soberano cesa toda jurisdicción del gobierno, se suspende el poder ejecutivo y
la persona del último ciudadano es tan sagrada e inviolable como la del pri-
mer magistrado, porque donde se encuentra el representado no hay represen-
tante. La mayor parte de los tumultos que se elevaron en Roma en los comicios
provino de haber ignorado o descuidado en su aplicación esta regla. Los cón-
sules entonces no eran sino los presidentes del pueblo; los tribunos, simples
oradores13; el Senado no era absolutamente nada.
Estos intervalos de suspensión, en que el príncipe reconocía o debía reco-
nocer un superior actual, los lamentó siempre, y estas asambleas del pueblo,
que son la égida del cuerpo político y el freno del gobierno, han sido en todos
los tiempos el horror de los jefes, por lo cual no perdonan cuidados, objecio-
nes, dificultades ni promesas para desanimar a los ciudadanos. Cuando estos
son avaros, cobardes, pusilánimes, más amantes del reposo que de la libertad,
no se mantienen mucho tiempo contra los esfuerzos redoblados del gobierno,
y por ello, aumentando la fuerza de resistencia sin cesar, se desvanece al fin la
autoridad soberana y la mayor parte de las ciudades caen y perecen antes de
tiempo.
Mas entre la autoridad soberana y el gobierno arbitrario se introduce
algunas veces un poder medio, del que es preciso hablar.
CAPÍTULO XV
DE LOS DIPUTADOS O REPRESENTANTES
Tan pronto como el servicio público deja de ser el principal asunto de los
ciudadanos y prefieren servir con su bolsillo a hacerlo con su persona, el Estado
se halla próximo a su ruina. Entonces, si es preciso ir a la guerra, pagan tropas
y se quedan en su casa; si es preciso ir al Consejo, nombran diputados y se
quedan en su casa también. A fuerza de pereza y de dinero consiguen tener
soldados para avasallar a la patria y representantes para venderla.
13 Aproximadamente, según el sentido que se le dé a esta palabra en el Parlamento de
Inglaterra. La semejanza de estos empleos hubiese creado un conflicto a los cónsules y a los
tribunos, aun cuando hubiese sido suspendida toda jurisdicción.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR