Capítulo VIII. Grocio. De jure belli ac pacis libri tres. Le había precedido Albérico Gentilis. Su influencia - Introducción general a la historia del derecho - Libros y Revistas - VLEX 1027332573

Capítulo VIII. Grocio. De jure belli ac pacis libri tres. Le había precedido Albérico Gentilis. Su influencia

AutorJean-Louis-Eugène Lerminier
Páginas75-83
75
CAPÍTULO VIII
Grocio.—De jure belli ac pacis libri tres.—Le había
precedido Albérico Gentilis.—Su inuencia
A principios del siglo diez y siete la Europa se hallaba en medio de sus
afanes para constituirse y colocarse sobre bases estables y duraderas, para
conquistar unos tras otros todos los derechos de la humanidad y hacerlos
pasar por medio de la victoria a una práctica poderosa. Todos los Estados se
hallaban a un mismo tiempo ocupados en discutir y jar su división política,
e igualmente agitados por revoluciones intestinas, religiosas y morales. Y cuál
era el agente de todos estos sucesos, ¿qué conquistaba los derechos y derriba-
ba los obstáculos? La guerra, bella, horrida bella. El movimiento era general, la
lucha acalorada y el triunfo sangriento. Por medio de las guerras exteriores
y políticas se constituían los Estados y por medio de las guerras religiosas y
civiles la reforma protestante y la libertad lograban hacerse reconocer y res-
petar por la religión católica, Pero a cuanta costa fueron adquiridos estos pre-
ciosos derechos. Durante todo el siglo diez y seis y la primera mitad del diez
y siete la Europa vivió por decirlo así, en un campamento y bajo la tienda
para conquistar su civilización; y los tratados de Münster y de Westphalia no
fueron rmados sino despues de la guerra de treinta años que hoy miramos
como un poema heroico, en que por última vez se presenta el genio moderno
con algo de la edad media, bajo la sonomía guerrera de Wallerstein y de
Gustavo Adolfo.
¿Por qué? se han preguntado muchos, ha intitulado Grocio su libro de
Jure belli, siendo que ha consagrado más de la mitad a la exposición del dere-
cho natural. Por una razón muy sencilla, porque la guerra era la idea funda-
mental de su libro. El espectáculo en medio del cual vivía, le inspiró el desig-
nio de escribir la teoría de aquel derecho de guerra de que la Europa hacia un
uso tan terrible; contemporáneo de Tilly y de Mansfeld, quiso hacer mediar
el derecho entre aquellos dos capitanes y logró su objeto; pues su obrar llegó
a ser la lectura favorita de Gustavo Adolfo. La guerra, la guerra: he aquí lo
que llama su atención, lo que le ocupa; cuando habla del derecho natural, no

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