Capítulo II. Del derecho y de su realización histórica - Introducción general a la historia del derecho - Libros y Revistas - VLEX 1027332500

Capítulo II. Del derecho y de su realización histórica

AutorJean-Louis-Eugène Lerminier
Páginas21-25
21
CAPÍTULO II
Del derecho y de su realización histórica
Existiendo en la naturaleza y en la conciencia del hombre la idea del
derecho debe necesariamente manifestarse en la historia y desarrollarse en
ella con una prodigiosa energía. Vamos a vericar esta eterna existencia del
derecho en la vida del hombre y de los pueblos.
Luego que un pueblo se halla constituido y está convencido de que tiene
una existencia propia a causa de sus creencias y de sus costumbres, luego que
de una simple reunión de hombres ha pasado a ser una sociedad civil, un
estado, una ciudad; puede tenerse por cierto que allí existe él derecho, porque
es el único fundamento de aquella sociedad que con una infancia vigorosa
da ya señales del grande destino que le está reservado. El derecho ha salido
del hogar de la familia y de la tienda de los patriarcas para fundar el estado,
ha hecho desaparecer la expresión incierta y confusa de unas prácticas tími-
das y domésticas para entrar en la arena de la vida social y política. Pero al
principio no se desarrolla nunca de un modo independiente, sino que crece y
prospera bajo las alas de la religión que es siempre el primer pensamiento de
los pueblos. Si la moral no enseña ni ilustra las sociedades jóvenes sino bajo la
dirección y las formas de los dogmas religiosos; el derecho que es una parte
de la moral, tampoco emite sus preceptos y sus reglas, sino poniéndoles el
sello y la autoridad de la religión. Entonces el derecho es divino, el sacerdote
es legislador, los pueblos enteramente ocupados de la idea de Dios, le colocan
en todas partes, hasta que por un cambio, que es un progreso, empieza el
hombre a distinguir, a separar de la religión la losofía y la política, el estado
y la ciencia.
De qué modo se maniesta el derecho en la primera edad de un pueblo.
Por actos exteriores y evidentes, por símbolos, por el drama. La imaginación
pertenece a la juventud de los pueblos igualmente que a la juventud de los in-
dividuos. Todo se expresa y escribe por medio de imágenes, representaciones
y simulacros; estos actos exteriores tienen un sentido profundo a causa de las

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