Prólogo: Siete ensayos contra la violencia
Autor | David Mangiafico |
Páginas | 13-16 |
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PRÓLOGO
Siete ensayos contra la violencia
QuienesvenimosdelombligodeNuestraAmérica–comofueradenidapor
Martí– formamos parte de una especie de recepción centrípeta de las nuevas ideas. De
un lado, la inmensa producción social y artística del moderno pueblo de Tenochtitlán,
que se enriquece mientras cruza Tapachula y avanza sobre el río Magdalena. De otro,
la agudeza del pensamiento literario y jurídico del río de La Plata, que atraviesa el
Aconcagua y recorre los Andes saludando a las sobrevivientes culturas congregadas
en el entonces Tahuantinsuyo.
En efecto, resulta audaz atreverse a prologar desde Ecuador una obra cultivada
conlarigurosidadcientícaenquehasidodiscutidoelDerechopenal enArgentina,
ycuyas reexiones inscribena cada instanteel nombre desus juristas enafamadas
bibliotecas y repositorios internacionales. Sin duda, lugares donde brilla desde hace
muchotiempoelnombredelprofesorDavidMangiaco.
Argentina es para América Latina lo que Roma fue para Europa. Los ojos del
universum jurídico están mirando al sur, no sólo por su tradición sino también por la
rebeldía con que se desafían y desmontan a los esquemas del eurocentrismo. Y es ahí
dondeprecisamenteemergelaobradelprofesoryjuristaDavidMangiaco.EnPrisión
eludible (ensayos sobre el delito, la pena y su ejecución) subsiste el puente que conecta al
Derecho penal con la Criminología. Una tarea nada fácil, pues demanda de la ruptura
epistemológicade dosmetodologías queal nal enfocanun mismofenómeno, pero
que hablan desde discursos diferentes.
Así, al igual que Mariátegui, el autor de esta obra articula una tesis alrededor de
siete ensayos constelados a modo de capítulos, pero que conectados entre sí dan lugar
yformaaunaparticularreexiónjurídica.Existeporlotantounpotentehiloconduc-
tor, un mensaje que hoy más que nunca se vuelve imprescindible.
ElprofesorMangiaco partede uninteresante puntode vistasobre panorama
global del encarcelamiento. Respaldado desde las bases más sólidas de la crítica cri-
minológica, desnuda a la prisión no sólo como institución burocrática, sino también
como práctica social. Como lo había descrito Nils Christie –retomando a Greshsam
Sykes–, la prisión como el locusdel castigoes un lugardestinado a inigirdolor; el
padecimiento individual y colectivo deliberado estatalmente tanto en el tiempo como
en el espacio.
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