Primeras ideas - La defensa pública en América. Genealogía, devenir y porvenir desde una perspectiva Latinoamericana - Libros y Revistas - VLEX 976550930

Primeras ideas

AutorNicolás Omar Vargas
Páginas37-57
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LA DEFENSA PÚBLICA EN AMÉRICA. GENEALOGÍA, DEVENIR Y PORVENIR DESDE UNA PERSPECTIVA...
CAPÍTULO I
PRIMERAS IDEAS
«La historia de los derechos humanos en América Latina es el relato
cronológico de hechos humanos que fueron condicionando la conscien-
cia de nuestro ser y, por ende, de los Derechos que debemos reclamar y
que han de ser respetados»
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI2
1.1. Sobre America y America Latina
Este trabajo es sobre la defensa pública en América, y en particular la de
América Latina, y ello obliga, antes de entrar de lleno en nuestro objeto de
estudio, a plantear algunas cuestiones.
Nuestro continente tiene la particularidad de llevar su nombre en home-
naje a una persona a partir de algunos errores y malentendidos históricos.
En el año 1503, Americo Vespucio publica, bajo el título de Mundus Novus
una carta que le escribe a Laurentis de Medicis, en la que afirma haber viaja-
do, por encargo del Rey de Portugal, a tierras desconocidas. Las habilidades
de Vespucio como narrador, quien hablaba de las nuevas tierras como el pa-
raíso, aunadas al deseo que existía en Europa de conocer sobre las nuevas
tierras descubiertas, hicieron que esa publicación sea un todo un suceso.
Un par de años más tarde, se publica otra carta de Vespucio, en este caso
de mayor extensión que la anterior, donde documenta cuatro viajes realizados
a América, que naturalmente en ese entonces aún no se llamaba así, realiza-
dos entre los años 1497 a 1503, en dos oportunidades en barcos portugueses y
en las dos restantes en naves de pabellón español. Dada la demanda que
existía por conocer sobre el, mal llamado, nuevo mundo, en el año 1057 se
publica una compilación de crónicas de viaje que incluye las de Colón, Vasco
Da Gama, Cabral y el mencionado Mundus Novus de Vespucio. Quiso la ca-
sualidad, o el destino, o vaya uno a saber que cosa, que ese libro lleve por
título Mundo nuevo y países descubiertos por Americo Vespucio, florentino, circuns-
2ZAFFARONI, E. Raúl. La historia de los derechos humanos en América Latina. En Educa-
ción y derechos humanos, una discusión interdisciplinaria, OLGUIN, Leticia (coordinado-
ra), Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 1989, p. 22.
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NICOLÁS OMAR VARGAS
tancia que hace creer que Vespucio fue el primer europeo en llegar a nuestro
continente. Es decir que desde la lógica desde la lógica del colonialismo euro-
peo, se consideraba que Vespucio fue quien descubrió el continente.
Lo cierto y lo concreto, o lo que al menos se sabe ahora, es que Vespucio
no hizo tantos viajes como decían sus crónicas sino que solo hizo tres, y el
primero de ellos fue en el año 1499, fecha para la cual ya habían llegado antes
otros colonizadores al territorio continental.
Los relatos de Vespucio continuaron propagándose por Europa y tam-
bién eran reproducidos por algunas personas, que los publicaban alterando
detalles de modo tal que parezca que eran cartas enviadas por el propio
Vespucio a algún monarca. Muy posiblemente, el hecho que haya sellado la
suerte del nombre de nuestro continente se encuentre en que una de las cartas
de Vespucio se haya publicado en forma conjunta con la Cosmographiae
introductio de Ptolomeo, obra de referencia hasta ese momento en materia de
cartografía. Y es en esa misma obra, que Martin Waldseemüller, uno de los
cartógrafos más reconocidos de su tiempo, plantea que en reconocimiento al
mérito de Vespucio por descubrir una cuarta parte del mundo, el nuevo conti-
nente debería llevar el nombre America. Sin dejar de reconocer que Vespucio
fue uno de los primeros en plantear que America era un continente, no puede
dejar de advertirse que el uso de su nombre para identificar a estar tierras
encuentra su origen en una mentira. El propio Waldseemüller advirtió esto al
poco tiempo y lo rectificó en su obra posterior, aunque ya era tarde. La idea de
llamar a este continente America no solo había sido echada a rodar sino que
además fue aceptada, por lo cual ya para la tercer década del siglo XVI este
continente era conocido por todos como América3.
Como si ya no fuese suficiente que el nombre de nuestro continente haya
sido impuesto por una serie de accidentes históricos, aunque por cierto si no
llevaba el nombre de Vespucio quizás hubiera pasado lo propio pero con el
nombre de otro colonizador; la utilización del término América Latina tam-
bién resulta problemática porque su genealogía tiene una fuerte impronta ra-
cista y colonial.
La génesis del termino América Latina se encuentra en las ambiciones
expansionistas francesas. Particularmente, la adopción del término fue central
en la política exterior francesa y dio justificación a la invasión de México por
parte de Napoleón III entre 1862 y 1888. Existía, para quienes daban argumen-
tos para justificar la avanzada francesa sobre nuestro continente, una civiliza-
ción occidental de origen cristiano y católico en todo el mundo latino. Por
supuesto, esas ideas solo tenían como misión darle un sentido a la interven-
ción europea en nuestro continente a la par que aumentaba la influencia de
Estados Unidos sobre la región, pero no tenían ningún tipo de sustento. Ade-
más, la adopción del termino América Latina implicaba la invisibilización de
3ZWEIG, Stefan. Américo Vespucio. Relato de un error histórico, Acantilado, Barcelona,
2020.

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