La fase previa o instrumental del proceso divisorio de la herencia
| Autor | Raúl José Vega Cardona |
| Cargo del Autor | Decano y profesor titular de Derecho Civil y Derecho Notarial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente (Cuba) |
| Páginas | 179-200 |
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Estudios varios sobrE partición
capÍtulo vii
la fase previa o instrumental del proceso
divisorio de la herencia
1. fases del proceso divisorio de la herencia
La división del trámite divisorio de la herencia en fases procesales resulta
relevante para poder lograr una generalización que permita congurar
adecuadamente la partición judicial de la herencia en su dimensión adjetiva.
No obstante, para comprender cabalmente cada una de estas etapas se parte
de un presupuesto básico, y es la existencia de un proceso especial para
dividir el caudal hereditario, cuestión que como ya se ha venido exponiendo,
no resulta unánime en las legislaciones que han sido objeto de comparación,
en las que se aprecian desde aquellas que así lo preceptúan, pasando por
las que solo conciben un trámite especíco para una de las operaciones
particionales (generalmente el inventario) y culminando con las que no
prevén trámite especíco alguno. En este último caso no podrá sostenerse
la existencia de las fases procesales que se proponen, pues al regularse por
el trámite general que la ley prevé, los procedimientos divisorios tienen que
necesariamente discurrir por las etapas ordinarias o comunes (en sentido
lato), sin particularidad alguna.
Ahora bien, no existe consenso doctrinal sobre las fases en las que puede
dividirse el trámite divisorio de la herencia ni siquiera, dentro de los estudiosos
de un mismo país y una misma legislación. Por ejemplo, en el contexto jurídico
español puede citarse a Gimeno sendra y lóPez – barajas, quienes estiman
que, para la regulación jurídica ibérica, el proceso se dividirá en: 1. Junta
para la designación de contador y perito, 2. Oposición y aprobación de las
operaciones divisorias; y 3. Entrega de los bienes.1 joaquín de la serna ofrece
una división mucho más amplia: 1. Solicitud; 2. Formación del inventario; 3.
Junta para designar contador y perito; 4. Práctica de las operaciones divisorias;
5. Aprobación u oposición de la cuenta particional; y 6. Entrega de los bienes
adjudicados.2 Con esta posición parece coincidir martínez de aGuirre, aunque
1 Cfr. Gimeno sendra, Vicente e Inmaculada lóPez – barajas Per ea., “Lección 14. Los
procesos de división de patrimonios”, en Derecho Procesal Civil, II Los procesos especiales,
coordinado por Vicente Gimeno Sendra, 4ta edición, Universidad Nacional de Educación
a Distancia, COLEX Editorial, Madrid, 2012, pp. 369 – 372.
2 Cfr. serna bosCh, Joaquín de la., División judicial de patrimonios. Aspectos procesales, Editorial
BOSCH S.A., Barcelona, 2009, p. 33.
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destaca con énfasis la convocatoria de la Junta, la designación de contador y
perito, y la práctica de las operaciones divisorias.3
Con otro alcance se muestra fernando alessandri en Chile, que siguiendo
la tramitación procesal de su país arma que “el juicio de partición carece
de una tramitación ordenada y preestablecida por la ley. Se desenvuelve
generalmente a través de comparendos. Reciben este nombre las audiencias
verbales de las partes ante el juez, en este caso, el juez partidor. Se requieren
tantos cuantos sean necesarios para dar término a la partición”. Y más adelante
explica que estos comparendos o audiencias verbales se clasican en tres, un
primer comparendo que gira en torno a la materia y los datos básicos de la
partición, los comparendos ordinarios donde se toman los acuerdos sobre
los asuntos sometidos a juicio, y los comparendos extraordinarios donde
solo se resuelven aspectos para los cuales ha habido citación expresa de los
intervinientes.4 Por otro lado, para el caso colombiano eCheVerría esquiVel y
eCheVerría aCuña exponen que el proceso de división de la herencia tiene tres
momentos fundamentales: 1. El auto de apertura del proceso sucesorio, con
el cual se inicia el trámite sucesoral; 2. La audiencia de inventarios y avalúos
de bienes y deudas; y 3. La partición y adjudicación del caudal hereditario.5
Un tanto más amplio y en relación con el mismo ordenamiento jurídico
puede destacarse lo aseverado por azula CamaCho, según el cual las etapas
de imperioso cumplimiento en Colombia son: 1. Demanda de apertura de
la sucesión; 2. Auto que decreta la apertura del proceso; 3. Emplazamiento
de los interesados; 4. Diligencia de inventarios y avalúos; 5. Posesión
efectiva de la herencia; 6. Decreto de partición y designación de partidor; 7.
Partición; 8. Sentencia aprobatoria de partición; 9. Entrega de los bienes a los
adjudicatarios.6
Nótese que las divisiones que cada autor propone de las fases del proceso
responden a la regulación jurídica de cada país, confundiendo en ocasiones
actos con fases procesales. Sin embargo otros estudiosos ofrecen algunas
consideraciones que pueden ser objeto de generalización, aunque con ciertas
variaciones. Este es el caso de Calaza lóPez, que divide el proceso en una
fase inicial destinada a la formación de pactos, transacciones y acuerdos,
y una fase litigiosa cuando falla la primera.7 Guilarte Gutiérrez, quien sin
ofrecer expresamente una división del proceso, puede colegirse la anterior
3 Cfr. martínez de aGuirre, Carlos., “Exposición sintética de los tipos de partición hereditaria
en el Código Civil”, en Homenaje al Profesor Carlos Vattier Fuenzalida, coordinado por José
María De la Cuesta Sáenz y otros, 1ra edición, Editorial Aranzadi S.A., Navarra, 2013, p. 891.
4 Cfr. alessandri, Fernando Partición de bienes, versión actualizada por Antonio Vodanovic,
Ediar Editores Ltda., Santiago de Chile, s.a., pp. 113 – 115.
5 Cfr. eCheVerría esquiVel, mario y Mario eCheVerría aCuña., Compendio de Derecho Sucesoral,
Editorial Universidad Libre Sede Cartagena, Colombia, 2011, p. 373.
6 Cfr. azula CamaCho, Jaime., Manual de Derecho Procesal Civil, Tomo V Procesos de liquidación,
2da edición actualizada, Editorial Temis S.A., Bogotá – Colombia, 2004, p. 45.
7 Cfr. Calaza lóPez, Sonia., “La división judicial de la herencia”, en Revista Crítica de Derecho
Inmobiliario, Año nº 89, Nº 740, 2013, pp. 4187 y ss.
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