Estudio preliminar. Joseph de Maistre y la idea de comunidad - Consideraciones sobre Francia - Libros y Revistas - VLEX 976308696

Estudio preliminar. Joseph de Maistre y la idea de comunidad

AutorJoseph de Maistre
Páginas9-34
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ConsideraCiones sobre FranCi a
estUdio preliMinar
Joseph de Maistre Y la idea de coMUnidad
la percepción radical
Augusto Comte escribía en 1824 este juicio sobre el Conde de Mais-
tre: “Joseph de Maistre tiene para mí la virtud de mostrarme la capacidad
losóca de las gentes por la importancia que le otorgan1.
Como absolutamente desinteresado, este juicio de Comte posee
una profunda signicación que no ha sido debidamente sondeada. De
Maistre, en efecto, deparó al fundador del positivismo una de las cla-
ves de su sistema, y lo que esta clave explica ha pervivido de tal forma
y ha tenido tales resonancias que el desarrollo, tanto del pensamiento
político revolucionario, como del tradicionalista hasta nuestros mis-
mos días no puede explicarse sin tener en cuenta ese factor.
Para los hombres qué hicieron la Revolución Francesa, lo esencial
en ella era el pueblo escogiendo libremente sus leyes, creando un nue-
vo orden racional; es decir, la Constituyente. El espíritu de los revolu-
cionarios era el de los Ilustrados y de los Enciclopedistas viendo apro-
ximarse por sus pasos contados la eclosión de un mundo luminoso y
racional del que ellos eran profetas e iniciados en una época regida
todavía por las nieblas de la superstición y de la creencia; el espíri-
tu, también, de Rousseau, exigiendo una revolución que restaurase la
teórica inocencia primitiva, mediante la anulación violenta del orden
histórico en vigor.
Unos años más tarde, la imagen de la Revolución que domina en el
ambiente no es ya la Asamblea Constituyente, sino más bien la Con-
vención; y no la de Robespierre, que se empleó en utópicas restaura-
ciones religioso-paganas, sino la de Danton, que se erige en poder dic-
tatorial, consciente de su provisionalidad, pero consciente también de
la necesidad de su labor para destruir los restos de un pasado caduco
y dar paso a un orden nuevo. Esta es ya la imagen de Comte, que pasa
por el mejor sistematizador a posteriori de la Revolución Francesa. La
idea del carácter infantil que tuvieron los primeros ensayos consti-
1 Comte, A., Carta a D’Eichtal. Noviembre de 1824.
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Joseph de Maistre
tuyentes, la consciencia de lo anárquico, pasajero y destructor de la
Revolución y de la supercialidad del movimiento intelectual que la
engendró, la noción del carácter meramente negativo de las loso-
fías criticistas que arrancan de Hobbes, son comunes a todo el pensa-
miento—revolucionario y tradicional—de la época de Comte. Unos
y otros han percibido un sentido mucho más profundo en los hachos
que cambiaron la faz de Europa al derrocar un orden milenario; ante
todos ha aparecido la existencia de una subyacente estructura social
con leyes propias, una evolución inmanente del pensamiento y de la
historia, que está muy por encima de las decisiones y de las resisten-
cias de los hombres individuales y de las asambleas deliberativas.
Esta idea se encuentra en la Dinámica de Comte, que es la parte más
conocida de su sistema. En la ley de los tres estadios porque ha de
atravesar el hombre en su progreso, el estadio metafísico o crítico tiene
solo un valor transitorio, como crisis del pensamiento teológico—ple-
namente orgánico y estable—y preparación del positivo o cientíco que
será el denitivo de la Humanidad. Y de ese período transitorio y ne-
gativo son símbolo histórico la Revolución y el movimiento espiritual
que la hizo posible. Pero aún más claramente puede apreciarse esta
dirección en el conjunto de su obra. La Dinámica comteana se halla
subordinada—en el plano de la realidad—a la Estática; los tres esta-
dios—teología, metafísica y ciencia positiva—son modos de adquirir
el hombre consciencia de la estructura real de su sociedad, que es una
y eterna, permanente e invariable como su naturaleza. En uno o en
otro estadio ha de darse en la sociedad propiedad, familia, religión,
dualidad de poderes temporal y espiritual, etc. De este orden—diría-
mos mostrenco e interpretable—nacerán los estadios culturales y su
progreso. El orden precede y engendra el progreso.
Pero si la caída del estadio teológico, en el que el orden era el dicta-
do de los dioses, determinó la fase inestable y crítica de la metafísica
y las constituciones revolucionarias, el período denitivo y real de la
ciencia positiva debe ser preparado y facilitado, según Comte, por un
poder fuerte y enérgico que imponga férreamente en la sociedad la
disciplina perdida y haga posible el paso decisivo de la Humanidad
al orden nuevo. Toda la “Religión de la Humanidad” y su proyectada
“moral” como superior a la obra de la razón, tienen en Comte este
sentido preparatorio.
Y esta es, cabalmente, la idea que Comte encuentra en De Maistre y
debe al autor de las Consideraciones sobre Francia, idea que el positivis-
mo transmitió después a los Sistemas posteriores, tanto revoluciona-
rios como contrarrevolucionarios. Según De Maistre, la losofía que
trajo la Revolución fue supercial e insignicante, un mero corrosivo
negativista y crítico del pensamiento; y los hombres que actuaron en
sus las y fueron sus protagonistas, hombres vulgares, faltos de gran-

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