De la antigua constitución francesa digresión sobre el Rey y sus declaraciones a los franceses del mes de julio de 1793 - Consideraciones sobre Francia - Libros y Revistas - VLEX 976308705

De la antigua constitución francesa digresión sobre el Rey y sus declaraciones a los franceses del mes de julio de 1793

AutorJoseph de Maistre
Páginas89-101
89
ConsideraCiones sobre FranCi a
Viii
de la antiGUa constitUción Francesa
diGresión soBre el reY Y sUs declaraciones a
los Franceses del Mes de JUlio de 1793
Se han sostenido tres teorías diferentes sobre la antigua Constitu-
ción francesa: unos han pretendido que la Nación no tenía Constitu-
ción en absoluto; otros han sostenido lo contrario; otros, en n, han
adoptado, como sucede en todas las cuestiones importantes, una opi-
nión intermedia, sosteniendo que los franceses tenían realmente una
Constitución pero que no era observada.
La primera opinión es insostenible. Las otras dos no se contradicen
en realidad.
El error de los que han sostenido que Francia no tenía Constitución
procede del grave error sobre el poder humano, la deliberación previa
y las leyes escritas.
Si un hombre de buena fe, que solo cuenta con su buen sentido y
su rectitud, pregunta qué era la antigua Constitución francesa, se le
puede contestar audazmente: “Es lo que usted sentía cuando estaba
en Francia; es esa mezcla de libertad y de autoridad, de leyes y de opi-
niones, que hacía creer al extranjero súbdito de otra Monarquía, cuan-
do viajaba por Francia, que estaba bajo un Régimen distinto al suyo”.
Pero si se quiere profundizar en la cuestión, se encontrarán, en los
monumentos del Derecho Público francés caracteres y leyes que ele-
van a Francia por encima de todas las Monarquías conocidas.
Una característica particular de esta Monarquía es que posee un ele-
mento teocrático que le es propio y que le ha dado mil cuatrocientos
años de duración; no hay nada tan nacional como este elemento. Los
Obispos, sucesores de los Druidas a este respecto, no han hecho más
que perfeccionarlo.
No creo que ninguna otra Monarquía europea haya empleado,
para bien del Estado, mayor número de dignatarios eclesiásticos en
el Gobierno.

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