La esencia histórica del estado - - - El Estado. Una investigación filosófica - Libros y Revistas - VLEX 976426763

La esencia histórica del estado

AutorHelmut Kuhn
Cargo del AutorProfesor de la Ludwig-Maximilians-Universität de Múnich
Páginas29-41
29
EL ESTADO. UNA EXPOSICIÓN FILOSÓFICA
II
LA ESENCIA HISTÓRICA DEL ESTADO
1. La disolución histórica del concepto de Estado
Una vez más, aunque la última, volvamos a la afirmación nominalista de que
no existe el Estado. «Estado» es más bien, según Carl Schmitt, no otra cosa «que un
concepto concreto, vinculado a una época histórica»1. Designa una forma europea
de organización, que duró desde el siglo XVI hasta entrado el siglo XX y cuyo
origen coincide cronológicamente, de manera significativa, con la formulación de
la idea de soberanía por el jurista francés Jean Bodin, que publicó en 1576 sus Six
livres de la Republique. «Con el nuevo concepto Estado se inicia lentamente el rechazo
de la confusión feudal y estamental de la Edad Media. El Estado se presenta como
unidad territorial cerrada» .
En base a esta consideración prohíbe Carl Schmitt la aplicación universal del
concepto de Estado. Aquellos que continúan habland o de Filosofía del Estado o de
Teoría del Estado, utilizan, cree él, la palabra con un provincia lismo h istórico y
producen confusión: «De esa forma, pierde su ubicación histórica y su contenido
típico una forma de organización de la un idad polí tica, p or d emás vin culada al
tiempo, condicionada hi stóricamente, concreta, específica; en una abstracción, que
lleva al equívoco, es trasladada a tiempos y pueblos totalmente diversos y proyec-
tada en estructuras y organizaciones del todo distintas». Car l Schmitt está tan segu-
ro de lo que dice, que aventura una predicción: «Esa sublimación del concepto de
Estado hasta hacerlo concepto general de la forma de organización política de todos
los tiempos y pueblos concluirá probablemente con el fin mismo ya rápido de la
era de la estatalidad»2.
La amenaza que resuena en tales frases es digna de consideración. En r ealidad,
toda reflexión sobre el Estado corre el peligro de eternizar los rasgos perecederos
de una de sus manifestaciones —aquella traída a la cercanía del pensador por expe-
riencias vinculadas a su tiempo y su lugar— y de ese modo confundir el ejemplar
con su esencia. Ni siquiera la teoría política creada por Platón y Aristóteles está del
todo aleja da de este peligro. El concepto desar rollado por ellos de una comunidad
perfecta estaba alimentado por experiencias hechas por estos pensadores en el de-
clive de la polis. Ese concepto no abre decidi damente un horizonte que sobrepase el
mundo griego de las ciudades-E stado, apenas toca el problema de las relaciones
interestatales, es decir, la política exterior, y sabe poco de la problemática de las
1Verfassungsrechtliche Aufsätze, Berlín, 1958, pp. 375-385.
2Ibíd., p. 378.

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