La unidad del mundo (1951) - Selección de textos de Carl Schmitt - Territorio, orden concreto, gran espacio, nomos: estudios escogidos - Libros y Revistas - VLEX 1027971203

La unidad del mundo (1951)

AutorCarl Schmitt
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Berlín (Alemania)
Páginas105-114
105
TERRITORIO,ORDEN CONCRETO,GRAN ESPACIO,NOMOS: ESTUDIOSESCOGIDOS
LA UNIDAD DEL MUNDO (1951)1
1. [La pulsión técnica y de la política norteamericana hacia la Unidad del Mundo]
Al hablar de la Unidad del Mundo, no deseo mezclarme en la política actual.
Quiero discutir la cuestión en un plano fundamental, pero concreto. El gran proble-
ma de la unidad en general tiene aspectos diversos. Ya el número uno es problema
hasta para la misma matemática , y la unidad un proble ma teo lógico, filosófico,
moral y político de ingent es pr oporciones. También lo son, en conse cuencia, la
dualidad y la pluralidad. No está de más recordar la hondura de estos problemas
frente a las tendencias hacia la unidad del mundo, tan ampliamente difundidas
como superficiales. El espíritu humano se halla hoy en trance crítico. Con ines pera-
da rapidez todas las cuestiones se convierten en cuestiones metafísicas, incluso las
cuestiones de estricta física.
La unidad del mundo de la que ahora hablo , n o es la común un idad del
género humano, especie de Ecumene evidente en sí misma, y que siempre ha existi-
do de algún modo a pesar de todos los antagonismos humanos. Tampoco me refie-
ro aquí a la unidad mundial de las comunicaciones, del comercio, de la unión postal
universal o cosa por el estilo. Hablo de algo más difícil y arduo. Se tr ata de la
organización unitaria del poder human o, que tendría por objeto planificar, di rigir y
dominar la tierra y la humanidad toda. Es el gran problema de si la humanidad
tiene ya madurez, para soportar un solo centro de poder político.
En el orden de las cosas humanas la unidad se nos antoja a veces como un valor
absoluto. Imaginamos la unidad como unanimidad, como paz y buen orden. Pensa-
mos en el Evangelio del «unus pastor bonus», en el «unum ovile», la «una sancta».
¿Cabe entonces afirmar en términos abstractos y generales, que la unidad es mejor
que la pluralidad? De ningún modo. No toda organización centralista que funcione
bien es, sin más, el ideal del orden humano. No hay que olvidar que la unidad ideal
vale para el reino del Buen Pastor, mas no para toda organización humana. La unidad
abstracta en cuanto tal lo mismo puede redundar en auge del bien que en auge del
mal. También el reino de Satán es una unidad, y Cristo mismo, hablando del diablo
y de Belcebú, dio por supuesta la unidad del mal. La torre de Babel representa una
unidad. Frente a muchas formas modernas artificiales y forzadas de unidad, me atre-
vo incluso a decir, que la confusión Babélica puede ser mejor que la unidad de Babel.
1[N. Del E.: El texto de Schmitt está subdividido en epígrafes en números romanos que
no están titulados. Por razones de estilo los hemos dado números arábigos y título. Los
títulos de los epígrafes son responsabilidad del compilador y responsable de la presente
edición, razón por la cual aparecen entre corchetes.]

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