Diálogo de los nuevos espacios (1958) - Selección de textos de Carl Schmitt - Territorio, orden concreto, gran espacio, nomos: estudios escogidos - Libros y Revistas - VLEX 1027971217

Diálogo de los nuevos espacios (1958)

AutorCarl Schmitt
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Berlín (Alemania)
Páginas143-158
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TERRITORIO,ORDEN CONCRETO,GRAN ESPACIO,NOMOS: ESTUDIOSESCOGIDOS
DIÁLOGO DE LOS NUEVOS ESPACIOS (1958)
Prólogo 1
Arquímedes de Siracusa, el célebre maestro de la técnica antigua, se comprometía
a mover el universo si se le daba un punto de apoyo. El Arquímedes moderno actúa de
manera distinta. Los físicos y técnicos de hoy penetran en el cosmos sin buscar ni pedir
punto de apoyo alguno. Están abriendo nuevos espacios inconmensurables, y trascien-
den todas las medidas y dimensiones de la tierra y del hombre mismo.
A pesar de esto, sin embarg o, no carecen d e punto de apoyo. Están al servicio
de determinada s potencias políticas, especialmente de los Estados Unidos de Amé-
rica y de la Unión Soviética. La carrera de los físicos, técnicos y cosmonautas mo-
dernos está determinada por la cuestión de quién dominará los nuevos espacios
inconmensurables. Esto es, en síntesis, un puro problema de poder. Hasta la actua-
lidad, los asom brosos descubrimie ntos e invenciones del Arquí medes moderno
sirven principalmente para solucionar problemas de poder político.
Pero con esto volvemos re pentinamente de los espacios inconmensurables del
cosmos a nuestra pequeña tierra. Aquí abajo se decidirá sobre los nuevos espacios y
sobre los nuevos poderosos.
Se trata, pues, de espacio y poder. Estos son también los temas de nuestros diálo-
gos. Ellos remiten nuestra atención desde visiones fantásticas hacia nuestro planeta.
En el (...) diálogo ha bla un tipo de historiador algo anticuado, pero sólido, de
unos setenta años, con un quincuagenario cultivador de ciencias naturales, de la
escuela clásica. El diálogo comienza de modo pacífico y prolijo, incluso con algo de
teología. Los dos interlocutores serán arrollados después por un joven norteameri-
cano, M acFuture, el cua l opina que la tierr a, ya hace mucho tiempo, resulta dema-
siado pequeña y que querría proseguir, en dimensiones cósmicas, el descubrimien-
to de América y la industrialización de su país.
(...)
*[N. del E. Este Prólogo se introdujo por Carl Schmitt a la edición conjunta del «Diálogo
sobre los nuev os espacios» y del «Di álogo sobre el poder y el acc eso al poderoso»,
publicados conjuntamente bajo el título de Diálogos por el Instituto de Estudios P olíti-
cos de Madrid en 196 2. Omi to las referencias al segundo diálogo (sobre el poder y el
acceso al pod eroso), no incluido en la presente edición.
En el Diálogo aquí reproducido hemos introducido una separación de capítulos con núme-
ros arábigos. Los títulos, al igual que la separación de capítulos, son responsabilidad del
editor de esta obra y por ello van en corchetes. He añadido la rúbrica de Introducción.]
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CARL SCHMITT
En definitiva, el lector verá y juzga rá. E scribo es te prólogo para la edición
española en el verano de 1961, en una tranquila ría de la costa occidental de Galicia.
Los periódicos, la radio y la televisión, todo, en fin, lo que la sociología moderna
llama «medios de masa», están llenos de informes sobre las últimas hazañas mila-
grosas de los cosmonautas rusos y americanos. El mundo resuena del clamor triun-
fal del progreso técnico y científico. Pero la gloria que aquellos «medios de masa»
pueden otorgar es efímera. La g randeza y dignidad del hombre no se calcula según
sus posibilidades de ser premio Nobel. El hombre es y permanece un hijo de esta
tierra. Frente a todas las expectaciones utópicas de automación y abundancia, estos
diálogos intentan guardar una actitud prudente y sobria, y volver de un engañoso
mundo de Potemkin a la realidad del hombre y de su tierra.
C.S.
Barraña, Boiro (La Coruñ a). Agosto de 1961.
Protagonistas del diálogo:
A.- [i]Altmann (Viejo historia dor).
N.- Neumeyer (Físico-quimico).
F.- MacFuture (Nortea mericano).
[Introducción. Tierra y Mar en la Biblia]
A.- Quisiera que hablásemos del contraste de tierr a y mar y de las diferencias
entre existencia terrestre y marítima. ¿Me permite usted, mi querido señor Neumeyer,
una pregunta indiscreta en este sen tido?
N.- Me parece bien, r espetable señor Altmann, siempre y cuando no sea de-
masiado indiscreta.
A.- Espero que no sea demasia do indiscr eta. Quisi era preg untarle, sencilla-
mente, si usted, de vez en cuando, lee la Biblia .
N.- ¿Se refiere usted al Antiguo o al Nuevo Testamento?
A.- No pensé en diferencias tan sutiles. Me refería a la Biblia en general, al
Libro de los libros, a ambas partes, al Antiguo y al Nuevo Testamento.
N.- Respecto a la Biblia, señor Altmann, debo decirle algo. Estimo la Biblia e,
indudablemente, la respeto. Pero soy un hombre que piensa científicamente, y la
Biblia -con todo el r espeto d ebido- n o es un libro científico. Ni el Antiguo ni el
Nuevo Testamento. Esto no excluy e que la lea a veces y encuentre en ella cosas
edificantes. Pero ya me dirá usted qué tiene que ver con nuestro tema de tierra y mar.
A.- La Biblia, se ñor Neumeyer, reflej a d esde el principio hasta el f inal el
contraste de tierra y mar. Se puede decir que está satura da de este contraste.
N.- ¡Qué sorprendente!
A.- Basta leer simplemente el comienzo de la Biblia, cómo Dios creó el mun-
do. Es el primer capítulo de la historia de l a creación, el Génesis, Moisés, lib. 1, cap.

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