La transición
| Autor | Georg Dahm/Friedrich Schaffstein |
| Cargo del Autor | Ex Rector y Profesor de la Universidad de Kiel (Alemania)/Profesor de la Universidad de Gotinga (Alemania) |
| Páginas | 73-74 |
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¿DERECHO PENAL LIBERAL O DERECHOPENAL AUTORITARIO?
-V-
LA TRANSICIÓN
Todas estas manifestaciones del derecho penal del período liberal-socia-
lista, pese a era tan diferentes en especie e importancia, tienen un común
denominador: todas ellas señalan el desmoronamiento de la idea del Estado
en e l dere cho pen al, su p rogre sivo d ebilit amien to por v ía de i deas
individualistas con una amplia consideración por el delincuente. A la vez, se
percibe claramente la creciente disolución de las valoraciones y los criterios
suprapersonales a favor de perspectivas más racionalistas. Los resultados de
este desarrollo son el ablandamiento de la lucha c ontra el delito, el debilita-
miento de la administración de justicia penal y la disminución de la autori-
dad estatal. De este modo es como se refleja en el derecho penal la quiebra de
la cultura. La destrucción de la tradición espiritual, la relativización de los
valores, la proscripción de la autoridad, todo esto ha dejado sus huellas.
Pero ya pueden reconocerse los signos de un cambio, aunque no sea
momento de aventurar un pronóstico para el futuro. Sin embargo ya hay clara-
mente esfuerzos y trabajos -precisamente de la generación más joven- que pre-
tenden un giro espiritual. En la joven generación -tanto de la burguesía como
del proletariado, o sea, en círculos muy diferentes- está creciendo la opinión
de que la progresiva liberación d el individuo, su descontrol hacia disposicio-
nes y condicionamientos naturales, está conduciendo al caos. Sobre todo, se
va hac iendo notoria la demanda de nuevas forma s y contenidos vitales. Es
innegable el deseo de parámetros sólidos, el anhelo de nuevos vínculos, el
encuadramiento en las comunidades y en sistemas de valores. Son innumera-
bles los indicios de un nuevo despertar del pensamiento filosófico y del sen-
timiento religioso. El derrotismo cultural de las últimas décadas comienza a
ceder espacio a una nueva seguridad, a una tendencia al reconocimiento, a la
creencia en la validez d e valores generales vinculantes. También es reconoci-
ble en la vida política el retroceso del individualismo y del racionalismo, con-
cebidos en la historia espiritual por la ilustración y el liberalismo. En las
necesidades exteriores y anímicas de los años de posguerra, bajo el efecto de la
derrota y de la disolución de la idea de Estado posterior a ella, fue surgiendo
un nuevo sentimiento nacional, una actitud de Estado viviente. Al mismo
tiempo, la comunidad del frente, el hambre compartida durante y después de
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