La realidad material, aunque no exista, tiene varios atractivos - La búsqueda intelectual de lo trascendente. Ensayo - Libros y Revistas - VLEX 976720252

La realidad material, aunque no exista, tiene varios atractivos

AutorSantiago González-Varas
Páginas127-201
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La búsqueda inteLectuaL de Lo tra scendente. ensayo
caPitulo cuarto:
la realidad Material, aunq ue no eXiSta, tiene VarioS
atractiVoS.
“Digo que en todo tiene vuestra merced razón -respondió Sancho- y que
yo soy un asno” (Don Quijote, cap.XXV).
i. la realidad ViSta intelectualMente.
La realidad es algo que depende de cómo y quien la observe. El
caso es que intelectualmente se ve de forma posiblemente diferente.
Pueden aportarse unas claves para debate, o formas en que aquella se
deja ver (la risa, lo falso, el donjuanismo, lo burlesco, la fama).
Estas cuestiones son importantes para este libro, no solo por ser
una posible visión de lo intelectual sobre la realidad, que completa
la descripción de la realidad propiamente intelectual. Lo curioso es
que la realidad, en claves de intelectualidad, podría ser la forma más
genuina de lo intelectual. Es decir, lejos de armar una realidad inte-
lectual propia, la solución al problema estaría en hacer ver las claves
de la realidad aparente contemplada intelectualmente. Diríamos que
la verdad se esconde en el sosma, en la gracia de lo falso, de algo
que no lo tiene pero que puede tenerlo si se contempla desde esta
dimensión.
1. la burla.
“¿Será sombra, será realidad?” (Fausto, Goethe).
La realidad es una forma intelectualmente de entretenerse.
Arma el escéptico Pascal que “nada es puramente verdadero;
nada es verdadero”, porque el mundo está gobernado por “potencias
engañosas” y, por su parte, Cervantes se reere a una “caterva de en-
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Santiago gonzález-VaraS
cantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan, y las vuelven
según su gusto” (Don Quijote).
Esto explica seguramente que, cuando uno se enfrenta con un obs-
táculo, primero intentará superarlo y, si cae, volverá a intentarlo, has-
ta que se desploma llegando entonces a desistir, y es en este momento
cuando de pronto vendrá algo a su encuentro que parece auxiliar. Y
nuevamente algo se interpondrá... y así pasamos el tiempo. Nos ani-
ma una esperanza de futuro. Qué realidad ésta tan grotesca en la que
sólo al nal, cuando ya no hay tiempo (para desistir de plano y optar
por algo diferente), es cuando se descubre el absurdo.
Las “potencias engañosas” o “caterva de encantadores” explicarían
asimismo que uno termine haciendo lo contrario de aquello que se
propuso en rme, o que uno busque y no encuentre algo y al día si-
guiente ese algo aparezca sin ser buscado, o que aquello por lo que se
lucha y no se consigue después viene como caído del cielo. Una espe-
cie de ángeles caprichosos rigen el mundo.
Está bien que en las escuelas se enseñe a los niños la justicia y el
bien, para que después el hombre maduro descubra elementos com-
plementarios. Los límites de este tipo de “descubrimientos” serán im-
puestos por uno, como quien renuncia a un juego o entra en él. En
Alemania (los miembros de las Verbindungen) algunos se enorgullecen
de llevar cicatrices y el número de cuántas quieren llevar lo decide
uno mismo, poniendo un límite al juego del esgrima.
Y a cada cual le corresponde poner su límite de realidad. Será mejor
no investigar, no pensar a veces.
Continuamente hemos de descubrir qué hay debajo de aquello que
se presenta. En derecho llega a inventarse una gura muy conocida
por los jueces y abogados que toma el nombre de “levantamiento del
velo” para descubrir dicha realidad oculta y poder así imputar las res-
ponsabilidades de las personas jurídicas a las personas físicas que es-
tán por detrás. También se habla de fraudes de ley cuando cumplien-
do la ley se llega a un resultado contra legem, o de desnaturalización
de derechos (cuando la aplicación de unos derechos lleva a la ablación
de otros), o de falseamiento de la competencia (cuando algún agente
económico abusa ilegalmente de las reglas de mercado), etc.
Arraiga ya lo burlesco desde los tiempos de las sociedades primi-
tivas, según nos cuentan los antropólogos. Predomina en éstas una
disposición hacia lo grotesco. Según Radcliffe-Brown, lo “grotesco” se
erige en manera de relacionarse, evitando de esta forma otras posibles
alternativas o reacciones más virulentas tales como el enfrentamiento
directo, la pugna o la rivalidad. La burlesca, concretamente, es la ac-
titud o forma de entender las relaciones de parentesco con la familia
política o el contacto entre tribus próximas. El conocimiento del arte
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de la burla se trasmite de generación en generación y cuenta con lími-
tes denidos por la costumbre 1.
2. MáScaraS y diSfraceS.
“Titiritero”: “persona que maneja títeres” (DRAE).
“Títere”: “gurilla de pasta u otra materia, vestida y adornada, que se
mueve con alguna cuerda o introduciendo una mano en su interior”
(DRAE).
Cuando la máscara y el disfraz arraigan puede ocurrir que el ser
enmascarado o disfrazado termine pasando por real y verdadero o,
cuando menos, que termine haciéndonos dudar de si es real el enmas-
carado o, más bien, el oculto bajo la máscara.
Hay en efecto sujetos que representan magnícamente un determi-
nado papel. Incluso estamos acostumbrados a identicar la realidad
por sus máscaras y disfraces: por el disfraz uno es conserje, bombero,
torero, fontanero, enfermero, policía, prostituta o profesor. El disfra-
zado asume su disfraz. El “disfraz” termina llamándose “uniforme”
en sus diferentes variantes de bata, mono, traje y corbata, body, pico
pardo, picardía o camisón.
En realidad, una máscara no es sino algo que “recubre” la cara ha-
ciéndose ésta más dura o sólida. Los buenos disfraces pueden ser apa-
rentes, no físicos, y muchos de ellos provienen del mundo animal: se
habla del “camaleón”, del sujeto “reptil”, del hombre “giboso” o la
mujer “gibosa” por referencia al camello, de la hembra “víbora”, del
marido de la cabra, entre un largo etcétera 2.
La máscara se empleará a n de tapar algo o de buscar algún pro-
vecho. Pero según creencias populares de muchos lugares rurales (de
Escocia, Turingia, Béjar, Lituania, Bohemia, Ile de France) disfrazarse
una vez al año de árbol es necesario para expulsar la desgracia sobre
la colectividad. De ahí que los hombres se envuelvan en hojas o se
cubran de pajas desde la cabeza hasta los pies (el “hombre-planta”,
the Burry Man).
1 A.R. Radcliffe-Brown, Estructura y función en la sociedad primitiva, apoyándose en textos
de otros estudiosos del fenómeno antropológico y sociológico tales como F.J. Pedler, M.
Fortes, Boas, etc.
2 Los cuentos fantásticos, el mundo de los centauros y mágicos ballets, los dioses
representados con disfraz animal, las hadas disfrazadas de viejas, el príncipe convertido
en sapo o el sapo en príncipe, los camaleones, el disfraz de hombre-lobo (de Boris Vian), el
de vámpiro de Stokker y los Grandes simios de Will Self, todo esto son formas de interpretar
o experimentar la realidad.

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