El principio kompetenz-kompetenz y su indebida aplicación ante la inexistencia del convenio arbitral
| Autor | Roger Vidal Ramos |
| Páginas | 317-341 |
EL PRINCIPIO
KOMPETENZ-KOMPETENZ
Y SU INDEBIDA APLICACIÓN ANTE LA INEXISTENCIA
DEL CONVENIO ARBITRAL
1. NATURALEZA JURÍDICA DEL
KOMPETENZ-KOMPETENZ
El principio kompetenz-kompetenz tiene su cimiento en el periodo de 1955
con un fallo emitido por el Tribunal Superior de la República Federal de
Alemania,1 y que en forma posterior se incorpora en el artículo 21
numeral 1 del Reglamento de Arbitraje de la Comisión de las Naciones
Unidas para el Derecho Mercantil Internacional.
De acuerdo con Castillo, Sabroso, Chipana y Castro,2 dos escuelas
han sido las encargadas de desarrollar en extenso este principio: la
alemana y la francesa. Para la escuela alemana —cuya postura es la más
radical—, el kompetenz-kompetenz implica que el árbitro o, en su caso, el
tribunal arbitral, es el único capaz de decidir sobre su competencia.
Por su parte, la escuela francesa matiza el alcance de este principio
al señalar que se refiere al hecho de que el árbitro debe ser el primer juez
de su competencia, quedando esta decisión sujeta a la determinación
final que haga el juez ordinario competente.3 Lo que no precisa esta
escuela es el momento en el que el juez debe realizar dicha
determinación; no obstante, Gerold Herrmann explica que la primera
1 En 1955, un fallo emitido por un Tribunal Superior en la República Federal de Alemania
contempló el principio kompetenz-kompetenz. En él se determinó que debía atribuírsele a los
árbitros la facultad de determinar el alcance del acuerdo arbitral como la competencia y
autoridad hacia el mismo.
2 CASTILLO FREYRE, Mario; SAB ROSO MINAYA, Rita; CASTRO ZAPATA, Laura y Jhoel CHIPANA
CATALÁN. La Ley de Arbitraje: análisis y comentarios a diez años de su vigencia. Lima: Gaceta Jurídica,
2018.
3 GONZÁLES DE COSSÍO, Francisco. «El principio compétence-compétence revisitado». En Anuario del
Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, 2006, n° 36.
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decisión acerca de la validez o invalidez del convenio arbitral debe
corresponderle al árbitro, y al último al juez.4
Debemos decir que los árbitros, de acuerdo con el principio kompe-
tenz-kompetenz, tienen la facultad de resolver sobre los cuestionamientos
a su propia competencia, tal como lo expresa Bullard:5
[…] choca con el sentido común de los prop ios abogados no
familiarizados con el arbitraje. Les cuesta entender, por ejemplo, como
una alegación de nulidad d el convenio arbitral pueda ser resuelta
precisamente por aqué llos cuya competencia se deriva de tal convenio.
Ven un problema de «el huevo y la gallina» en el que si gallina es nula, el
huevo tiene que ser nulo y nada puede derivarse de él.
El principio kompetenz-kompetenz constituye una de las reglas de
mayor utilidad práctica de una ley de arbitraje en la medida que apunta
a proteger la jurisdicción arbitral en el momento inicial del proceso, y a
impedir la judicialización prematura del arbitraje, muchas veces
propiciada por el arrepentimiento de alguna de las partes que luego de
pactar el sometimiento de ciertas cuestiones a juicio de los árbitros,
intenta evitarlo y llevar el caso a los tribunales judiciales.6
El principio de kompetenz-kompetenz representa la esencia y resguardo
del arbitraje, de mantener una protección exclusiva de la jurisdicción
arbitral ante cualquier intervención del Estado o posibles desvíos a los
fueros judiciales de las controversias por las partes. La Ley Arbitral
peruana, de forma amplia y técnica, define los alcances de la
4 CASTILLO FREYRE, Mario; SABROSO MINAYA, Rita; CHIPANA CATALÁN, Jhoel; y Laura CASTRO
ZAPATA. Op. cit., p. 544.
5 BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo. «¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? El carácter
contractual del recurso de anulación». En Litigio arbitral. El a rbitraje desde otra perspectiva. Lima:
Palestra, 2016, p. 445.
6 CAIVANO, Roque y Natalia CEBALLOS. «El principio kompetenz-kompetenz, revisitado a la luz de
la Ley de Arbitraje Comercial Internacional argentina». En Themis, 2020, n.º 77, p. 31.
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