Presupuestos generales
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El pEnsamiEnto jurídico soviéti co
i. presUpUestos Generales
1. CaraCteres de la Cultura rusa.
Una característica general de la cultura rusa es su tardía constitución
sistemática respecto a la cultura occidental. Tal característica concierne, en
cierto modo, a todas las disciplinas morales y sociales y, en particular, a la
losofía. Como escribe un historiador de la losofía rusa —Zenkovsky—
los primeros indicios importantes de una creación losóca se encuentran
en Rusia solo hacia la mitad del siglo XVIII. Añade Zenkovsky que
sería un error, sin embargo, creer que las cuestiones losócas han sido
extrañas al espíritu ruso hasta la segunda mitad del siglo XVIII: «aquéllas
se resolvían en una concepción religiosa del mundo»1. No obstante, falta
en la tradición religiosa rusa el fundamento especulativo que, en cambio,
caracteriza profusamente la tradición religiosa occidental, de modo que
no parece exacta la analogía que Zenkovsky establece entre la cultura
losóca rusa anterior a la segunda mitad del siglo XVIII y la cultura del
Medioevo occidental2. La primera no encontró en la religión el primer
laboratorio intelectual de una cultura reexiva, sino esencialmente un
antecedente exclusivamente místico, que debía inuir a la larga también
sobre los posteriores desarrollos culturales y losócos de la Rusia
moderna. Pero la misma cultura losóca de la segunda mitad del siglo
XVIII, y en muchos aspectos también la del Ochocientos, no llegó a
alcanzar una elaboración intelectual autónoma de tipo sistemático. Desde
este punto de vista los comienzos modernos de la cultura rusa son antes
literarios que losócos3. Por otra parte, es comprensible que la tardía
constitución losóca de la cultura rusa le induzca a una obra de estudio
y también de recepción acrítica de la más evolucionada elaboración
occidental. Importantes manifestaciones de tal fenómeno fueron tanto el
llamado «volterianismo ruso»4, al que va ligada la primera importante
introducción de la losofía idealista alemana a mediados del siglo XIX.
1 B. ZenkoVsky: Histoire de la philosophie russe, vol. I, París, 1953, pág. 6.
2 B.
ZenkoVsky: ídem. «Nuestra cultura espiritual anterior a 1750 recuerda bastante por su
estilo el Medioevo occidental y a su actitud religiosa».
3 También lo apunta ZenkoVsky (op. cit., vol. I, pág. 7).
4 Sobre este tema cfr. ZenkoVsky, op. cit., vol. I, págs. 87 y ss.; G. BertI: Introduzione a Il
pensiero democratico russo del XIX secolo, Florencia, 1950, especialmente págs. 10 y ss. Pero,
naturalmente, la difusión de la cultura del iluminismo en Rusia no estuvo exenta de obstá-
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Umberto Cerroni
Otra característica importante de la losofía rusa viene dada por la
escasa e inorgánica incidencia que en ella tuvo la problemática más
estrictamente teórica y gnoseológica5. El «laicismo» de Setecientos que
invade Rusia no llegó, en denitiva, más allá de una modernización ético-
política de la conciencia rusa que, encontrándose falta todavía de una
raíz teórica profunda, mantuvo sin contestar desde un plano racional las
premisas y las tradiciones místicas de la cultura rusa. Algún investigador
ha observado que este planteamiento eminentemente ético-político de
la moderna cultura rusa representó a la larga una ventaja en relación a
su incidencia sobre la realidad histórico-social del país, preservándola
en cierta medida de los procesos de aristocratización de la cultura que
tuvieron lugar en Occidente6. Al mismo tiempo permitió una progresiva
desvinculación de la dependencia intelectual de Occidente, en la medida
en que la primacía ético-política7 condujo a los intelectuales a una directa
culos políticos importantes: el caso quizás más interesante es precisamente el de Catalina
II, quien en su epistolario llegó a llamar a Voltaire «mi maestro» y que en 1789 prohibió
sus obras.
5 El primer ardoroso análisis de esta estructura de la cultura rusa fue hecho de manera
autorizada por las célebres Lettere losoche de ChaadaeV, en las cuales, por ejemplo, se
leía: «Un cierto método en la vida espiritual, una cierta lógica nos faltan a todos. El silo-
gismo de Occidente es aquí desconocido. En nuestras mejores cabezas hay algo más que
frivolidad. Las mejores ideas, por falta de concatenación o de continuidad, son como re-
lámpagos instantáneos y estériles, se paralizan en nuestros cerebros (...). No hay en nues-
tras mentes absolutamente nada de general; todo aquí es individual, todo es uctuante e
incompleto» (P. J. ChaadaeV, Lettere losoche, edición de A. Tamborra, Bari, 1950, págs.
93-94). Zenko Vsky sostiene que el juicio ampliamente compartido por los historiadores
de la cultura rusa sobre el «escaso interés que tenía por la teoría del conocimiento» es
«ilegítimo» (op. cit., vol. I, pág. 9), pero su posición parece claramente inuenciada por la
especial atención que dedica a las corrientes metafísicas de la losofía rusa, de forma que
continúa fundamentada en su conjunto la generalización formulada por nosotros. Véase
también A. herZen: Breve storia dei russi, Milán, 1953 (escrito en 1849).
6 Semejante juicio constituyó —como es sabido— el núcleo esencial y originario de la ela-
boración cultural de las corrientes eslavólas rusas, empeñadas en descubrir en el atraso
general del desarrollo civil y cultural (además del económico) de Rusia tanto las «peculia-
ridades» como las «ventajas» que habrían podido liberarla de los «defectos» de Occidente.
Repudiar la «Rusia sanpetersburguesa» y volver al narod ruso y a la narodnost rusa supo-
nía precisamente descubrir en la Rusia atrasada los elementos vitales de su regeneración y
de sus «misiones» fuera de, incluso contra, los ideales «occidentales». Véanse, al respecto,
las brillantes páginas polémicas de Herzen contra la eslavolia (A. I. herZen, Il passato e il
pensieri, edición de L. Wainstein, Milán, 1961, cap. XXX).
7 De una «primacía del principio moral y social» y directamente de un «paneticismo» de
la cultura losóca rusa habla ampliamente ZenkoVsky (op. cit., cap. I), según el cual «la
inseparabilidad de la teoría y de la práctica, del pensamiento abstracto y de la vida, el de
otro modo llamado ideal de la integridad constituye efectivamente una de las aspiracio-
nes capitales del pensamiento ruso». Y añade —contradiciendo de algún modo el juicio
que habíamos expuesto en la nota 5—: «Es precisamente en el ser histórico, más que en
el estudio de la naturaleza o en los conceptos puros del pensamiento abstracto, donde el
principio de integridad resulta inevitable y necesario» (op. cit., pág. 12). Obsérvese de pasada
la singular continuidad que esta unicación ético-social de la problemática losóca (que puede
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