I. Propiedad, ética y civilización - En defensa de la propiedad - Libros y Revistas - VLEX 1022501185

I. Propiedad, ética y civilización

AutorGottfried Dietze
Páginas29-61
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En dEfEnsa dE la propiEdad
i
propiedad, Ética Y civili zaciÓn
introdUcciÓn
La propiedad está relacionada con lo apropiado y es una institución ética.
Es una característica de nuestra civilización.
La relación de la propiedad con lo que es propio ha sido reconocida desde
épocas remotas. Lo ha sido en lo que es la expresión genuina del sentimiento
popular, en el lenguaje. Y así lo han visto nuestros grandes pensadores. La
institución de la propiedad privada fue defendida por razones de justicia,
libertad, progreso, paz y felicidad independientemente del período o aspecto
de nuestra civilización que consideremos. A menudo atacada o suprimida,
la libre propiedad siempre emergió victoriosa. La propiedad colectiva, si
bien disfrutó de auges temporarios, fue rechazada como una utopía, como
incompatible con el bien de la sociedad y del individuo, como productora
de enfrentamientos, como retardataria del desarrollo, como represora de la
libertad, como arbitraria e injusta. Siempre se defendió la propiedad privada
por razones éticas —fueran de corte idealista o materialista1— y ha contado
con amplias justicaciones.
Por dondequiera que observemos hallaremos que la propiedad privada ha
sido considerada como justa y que la gente decente la ha respetado.
1 La línea entre idealismo y materialismo es difícil de trazar. Si bien se cree que hay
demasiado materialismo en el mundo, conocemos los peligros latentes del idealismo y
de la hipocresía con que se ha utilizado el término. De este modo, lo que aparece como
“idealista” puede ser en realidad algo materialista, así como aquello que es “materialista”
puede convertirse en idealista. En lo que respecta a la propiedad, se acepta a menudo
que sus connotaciones son más materialistas que idealistas. Pero, ¿qué puede decirse de
aquella persona cuya propiedad representa una ayuda para otros y un progreso para
la civilización, aun cuando en el momento de adquirirla no haya tenido tales objetivos?
¿Es el holgazán soñador necesariamente un idealista y el trabajador esforzado que va en
procura de un benecio económico, un materialista? El argumento utilitario en defensa de
la propiedad, ¿es menos ético que la pretensión de que la propiedad ha sido sancionada
por Dios? Estos son solo algunos de los interrogantes que demuestran la dicultad de
distinguir entre las éticas “idealista” y “materialista”.
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Gottfried dietze
reconociMiento en el lenG UaJe
En los idiomas puede apreciarse la valoración que la gente hace de la
propiedad. Palabras y proverbios sugieren la íntima relación de la propiedad
con lo apropiado.
En el caso de la lengua inglesa, el diccionario Oxford dene proper como
“de uno”, pero también como “decente, decoroso, respetable, correcto”.
De modo similar propriety signica “propiedad” y también “conforme con
las buenas maneras y el uso educado; corrección en el comportamiento o la
moral”. Al decir que en la actualidad property (propiedad) se emplea pocas
veces con el sentido de propriety (lo correcto), está implícito que en el pasado
sí se utilizaba más frecuentemente con este signicado. Sin lugar a dudas,
los antiguos autores ingleses a menudo hablaban de “corrección” (propriety)
cuando se referían a “propiedad” (property). Thomas Hobbes, defensor de la
monarquía absoluta y, más aun, defensor de la propiedad privada, hablaba de
“propiedad”, “dominio” y de “lo tuyo y lo mío” con idéntico signicado. De
igual modo, John Locke, el campeón del gobierno limitado y quien reconocía
la propiedad como un derecho natural, consideraba que la “propiedad”
(property) pertenecía “adecuadamente” al hombre.2
El diccionario Oxford establece que “propiedad” deriva del francés
propriété. Esta palabra no solo señala lo bueno y lo justo sino también lo que
se posee. Si bien hoy en día se emplea más con el sentido de pertenencia, en
ocasiones propriété también se utiliza por “corrección” y por “bondad”. Los
franceses, al hablar correctamente, hablan “con propiedad” (avec propriété).
Propre signica “propio”. Una cosa tiene su sustancia propia (propre substance),
una persona tiene su nombre propio (nom propre). Víctor Hugo empleaba el
término en este sentido cuando decía: “lo propio del despotismo es nivelar”.3
Sin embargo, propre también está utilizado con el sentido de conveniente
(bienséant), bien dispuesto (bien arrangé), signicando “justo”, “correcto”,
“bueno”. Un caballero usa expresiones pertinentes (expressions propres), ropas
adecuadas (habit propre). Para asegurarse de que no sea pasada por alto la
relación entre propiedad y lo que es bueno y propio, el francés también tiene
otra palabra que muestra la conexión entre ambos signicados; es la palabra
bien. Los bienes que se mueven son bienes muebles (biens meubles) y los bienes
raíces son los bienes inmuebles (biens inmeubles). La misma palabra se emplea
para “bien” y “mercancía”. El bien público es le bien public, y los productos de
la tierra son les biens de la terre. Bien también es un adverbio. Como adjetivo
(bon) signica “bueno”.
La situación es similar en italiano y en español. En italiano proprio es
“propio” pero además “digno, genuino, justo”. Proprietà es la palabra con que
se designa la propiedad y lo que es apropiado. En español, la palabra bueno
se utilizaba antiguamente por “propio” pero en la actualidad no es así. Propio
2 Leviathan (1651, reimpreso en 1929), 98; Two Treatises of Government (1690), 245. En relación
con el signicado de la palabra “propiedad” en el siglo XVII véase Richard B. Schlatter,
The Social Ideas of Religious Leaders, 1660-1668 (1940), 87.
3 Citado en Pierre Larousse, Grand Dictionnaire Universel du XIXe siècle, XIII, 265.
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tiene sentido de pertenencia y además signica justo. Algo hecho propiamente
es algo hecho con corrección, con propiedad. Propiedad a su vez signica
“fortuna”, “bienestar”, “bien”.
Se ha argumentado que la estrecha conexión entre los signicados de la
palabra propiedad que se observa en las lenguas mencionadas se debe a que
esa palabra deriva del latín. Sin embargo, este argumento no puede refutar
nuestra tesis. Se sabe que los latinos empleaban proprietas con sentido de
pertenencia (lo que se posee) y proprius para “bueno” y “adecuado”, así como
para “propio”. De este modo, se demuestra que la conexión entre propiedad
y lo que es apropiado existió con bastante anterioridad al desarrollo de las
lenguas modernas. Sin embargo, las naciones que surgieron del antiguo
imperio romano no fueron obligadas a adoptar esta relación. Si ingleses,
franceses, italianos y españoles no hubieran reconocido anidad entre la
propiedad y lo que es apropiado, no habrían aceptado el uso de los antiguos
latinos y este no se habría extendido hasta nuestros días.
Además, las lenguas modernas muestran la anidad existente entre la
propiedad y lo adecuado en palabras que no son de origen latino. En inglés,
por ejemplo, otra palabra para propiedad es goods (bienes) y el sustantivo good
(bien). La palabra alemana para propiedad es Gut. Usado con minúscula gut
signica bueno. Más aun, la palabra eigen no solo se emplea con el signicado
de “propio” sino además como “adecuado, digno, bueno”. Se pueden agregar
ejemplos de otros idiomas para sustentar nuestra tesis sobre la estrecha
relación entre propiedad y lo adecuado.
Asimismo, los proverbios también muestran esta relación. Concebidos
y usados durante centurias, los proverbios son tan buenos indicadores del
sentir popular como las palabras. En todo el mundo, expresan el valor de la
propiedad. Más que esto: sin importar el idioma, elogian la propiedad con
razones idénticas e incluso empleando la misma fraseología. ¿Cuál es la causa
de esta coincidencia? ¿Adopta un grupo lingüístico los mismos proverbios que
otro utiliza? ¿O solo un grupo especíco crea estos proverbios? La respuesta
no es importante. Nuestra armación del reconocimiento universal del valor
de la propiedad está respaldada por ambas teorías.
En diferentes idiomas el valor de la propiedad se establece por lo general en
sentencias casi idénticas. Los franceses dicen: A chacun oiseau son nid lui semble
beau (A cada pájaro su nido le parece hermoso) y sus hermanos alemanes
allende el Rhin exclaman: Eignes Nest hält wie die Mauer fest (Cada pájaro cree
que su propio nido es sólido).
Pero el consenso se extendió más allá del simple acuerdo de que en general
la propiedad es algo bueno. También se extendió a rasgos especícos de su
bondad. Por ejemplo, la posesión se consideró como un prerrequisito de la
condición social. El latín tanti quantum habeas sis (serás tanto como poseas)
tiene su equivalente en las lenguas modernas. En italiano es Chi ha, è-chi non ha,
non è (quien tiene es, quien no tiene, no es). Los franceses e ingleses preeren
un juego de palabras: Celui est homme de bien qui est homme de biens; He is a good
man who is a man of goods. (Es hombre de bien quien posee bienes.) Cervantes,
demasiado orgulloso quizá para adoptar un dicho usado en Italia y Francia,
las hermanas latinas de España, empleaba sus propias palabras: Tanto vales,

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