Democracia y constitución conciliar - Socialismo y estado: Una investigación sobre la teoría del Marxismo - Libros y Revistas - VLEX 976350375

Democracia y constitución conciliar

Páginas127-156
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SOCIALISMO Y ESTADO. UNAINVESTIGACI ÓN SOBRE LA TEORÍA POLÍTICA DEL MARXISMO
V. DEMOCRACIA Y CONSTITUCIÓN CONCILIAR
16. EL PROLETARIADO COMO MAYORÍA DE LA POBLACIÓN, CON-
DICIÓN PREVIA DE LA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA DEL ES-
TADO OBRERO
Solo cuando el proletariado —como clase dominante— puede y quiere
mantener la forma estatal de la democracia, tiene sentido que la socialdemo-
cracia concentre su acción política en el estado capitalista para la consecución
de una representación lo más fuerte posible en el parlamento, y que aspire
primero a la democracia y, después, a su máxima ampliación, para deslizar —
por así decirlo— al proletariado dentro de la envoltura del capitalismo. Y esto
solo es posible con la condición de que su partido cuente con una mayor ía
segura de los que gozan, en general, de los derechos políticos. Esto no signifi-
ca, naturalmente, nada en relación con el método de la lucha que el proletaria-
do debe llevar a cabo dentro del estado capitalista por la democracia o por su
ampliación. No se excluye ni siquiera, de hecho, un trastocamiento violento
cuando no se puede realizar por vía pacífica la reforma que procura a la
mayoría del pueblo el peso deseado. Solo que la experiencia, precisamente,
enseña que la democracia en general, y su primera introducción, tiene más
bien necesidad de medios revolucionarios, p ero no de su ampliación y su
desarrollo.
Cuando el partido, o mejor dicho, uno de los partidos del proletariado
logró tomar posesión del poder del estado, no existía, sin duda, en Rusia el
presupuesto fundamental de que la democracia solo interviene como forma
estatal para el proletariado que aspira al dominio o que lo consolida. El prole-
tariado —sobre todo el industrial— constituía, en relación con la población en
su conjunto, solo una minoría evanescente; y esta misma minoría estaba divi-
dida en varios partidos que se atacaban entre sí, y cada uno de los cuales
pretendía obviamente representar los intereses del proletariado. Si no se debía
llegar simplemente a una coalición de los partidos d e los ciudadanos y de los
campesinos con el partido de los obreros, o sea, si no se deb ía llegar única-
mente a una débil apariencia de gobierno proletario sino a un dominio durade-
ro del proletariado o de un partido proletario, entonces la democracia estaba
fuera de discusión. En este caso solo era posible una forma estatal que garan-
tizara el dominio de una minoría. El bolchevismo llegó, con férrea energía, a
esta conclusión a partir de la condición de hecho firmemente establecida. Esta
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HANS KELSEN
conclusión pone al bolchevismo, que en este punto decisivo representa el res-
tablecimiento de la teoría marxista en relación con la doctrina del partido de
la socialdemocracia alemana, en una oposición abierta con esta última. Y esta
oposición es tanto más importante cuanto que se refiere a la fase inmediata y,
en consecuencia, práctica, que solamente se cuestiona desde un punto de vista
de Realpolitik del desarrollo socialista. Sigue siendo dudoso que Marx y Engels
adivinaran también el elemento políticamente correcto, cuando se imaginaban
la dictadura del proletariado como una democracia del partido proletario y
preveían la conquista del poder político únicamente para el momento en que
el proletariado unificado en su conciencia de clase y organizado representara
la inmensa mayoría. Lo cierto e s que quien independiza de esta condición pre-
via la conquista del poder por parte del proletariado va a parar en una contra-
dicción no con respecto a una cuestión táctica, sino con respecto a una cues-
tión de principio de la teoría marx-engelsiana. Así lo demuestran claramente
las expresiones de Radek, que, a diferencia de otros teóricos bolcheviques com-
prueba explícitamente que «en Rusia el proletariado constituye sin duda una
minoría de la población»,1 aunque trata, sin embargo, de justificar la conquis-
ta del dominio por parte del proletariado. Define como una «interpretación
corrompida» de la tesis marxista de que la victoria del socialismo depende del
desarrollo de las fuerzas productivas, la que sostiene que «la revolución socia-
lista solo es posible una vez que el capitalismo haya abarcado toda la econo-
mía de una nación, o sea una vez que —por así decirlo— la haya dividido
completamente en un pequeño grupo de capitalistas y en una aplastante ma-
yoría proletaria».
Esta concepción —meramente marxista— del desarr ollo orgánico es, se-
gún Radek, una «concepción mecánica de la transición del capitalismo al so-
cialismo»; y convierte al marxismo en «un ejemplo aritmético mecánico».2 Pero,
¿qué proponía Radek para fundamentar su afirmación «de que la revolución
socialista no comenzaría a llí donde el capitalismo se encuentra en el punto
máximo de su desarrollo»,3 que está claramente en contradicción con la cono-
cida frase de Marx de que una nación no podría «ni saltar, ni abolir una fase
del desarrollo»?
«La transición del capitalismo al socialismo empieza cuando la sociedad
capitalista ha producido tales sufrimientos en el pueblo que este rompe con el
tranquilo tran tran de la vida y se levanta contra el dominio del capitalismo,
cuando las masas ya no pueden soportar por más tiempo las r elaciones crea-
das por la economía capitalista.» 4
Aquí queda completamente eliminada la cuestión de hecho de si en Ru-
sia, antes de la revolución rusa —y en los demás estados en que se produjo
1K. Radek, Di e En twicklung des Soz ialismus vo n de r Wi ssenschaf t zu r Ta t, cit., p. 18 [cf.
Marxismu s Archi v, B d. I, cit., p. 167].
2Ibid., p. 1 7 [i bid., p. 1 66].
3Ibid., p. 2 0 [i bid., p. 1 69].
4Ibid., p. 1 5 [i bid., p. 1 67].

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