Capítulo II: El concepto de sistema y la teoríad de los fines en la doctrina clásica de la organización - Fin y racionalidad en los sistemas: sobre la función de los fines en los sistemas sociales - Libros y Revistas - VLEX 976398938

Capítulo II: El concepto de sistema y la teoríad de los fines en la doctrina clásica de la organización

Páginas37-56
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FIN Y RACIONALIDAD EN LO S SISTEMAS
CAPÍTULO II
EL CONCEPTO DE SISTEMA Y LA TEORÍA
DE LOS FINES EN LA DOCTRINA CLÁSICA
DE LA ORGANIZACIÓN
La aplicación del concepto de fin a sistemas y las consecuencias de una seme-
jante decisión teorética en pro del entendimiento de los sistemas podrían descubrir-
se en base a muchos ejemplos. No obstante, aquí nos li mitamos por principio al
caso especial del sistema social organizado, sin excluir por ello dirigir ocas ional-
mente la atención al desarrollo teórico que se verifica en otros tipos de sistemas de
acción como, por ejemplo, personalidades o grupos reducidos. En una perspectiva
mucho más amplia y difer enciada se ofrecen aquí interesantes paralelismos. En la
ciencia de la organización, empero, el pensamiento teleológico se ha establecido de
manera especial. Las organizaciones se han entendido y aún hoy se siguen enten-
diendo por regla general, como sistemas dirigidos hacia el cumplimiento de deter-
minados fines, siendo esta razón por la que no deben limitarse a «permanecer en
vida»1. Suele aceptarse generalmente que un sistema orga nizado es racional si cum-
1Apuntemos aquí, al o bjeto d e ilustrar esta tesis con algunos no mbres con ocidos, a Lynda ll F.
Urwick, Grundlagen und Methoden der Unternehmensführung, trad. alemana, Essen, 1961, en espe-
cial págs. 42 ss., 64 s.; Franz Eulenburg, Das Geheimnis der Organisation, Berlín, 1952, págs. 12 s.,
34 ss., 61 ss.; Erich Kosiol, Grundlagen und Methoden der Organisationsforschung, Berlín, 1959; Horst
Albach, «Entscheidungsprozess und Informationsfluss in der Unternehmensorganisation», en Erich
Schnaufer/Klaus Agthe (eds .), Organ isation, Berlín y Baden-Baden, 1961, págs. 355-402 (357 s.);
Barnard, op. cit., págs. 42 s., 65 ss. y otras; Renate Mayntz, Soziologie der Organisation, Reinbeck,
1963, págs. 18 s., 36, 58 ss.; Rice, op. cit., en especial págs. 12 s., 185 ss.; W. Richard Scott, «Theory
of Organizations», en Robert E. L. Faris ( ed.), Handbook, of Modern Sociology, Chicago, 1964, págs.
485-529 (492 ss., 505 ss.); Amitai Etzioni, Modern Organizations, Englewood Cliffs/N. J., 1964, págs.
3, 5 ss.; Gross, op. cit., 1964, I, páginas 247 s.; II, págs. 467 ss.; del mismo autor, «What are your
Organization’s Objectives? A General S ystems Approac h to Planning», en Human Relations, 18
(1965) , p ágs. 195-216 ; Th eodore Capl ow, Princip les o f O rganizat ion, Nueva Yor k, C hicago y
Burlingame, 1965, págs. 119 s. Más importante aún que semejante enumeración lo es e l hecho de
que se la podría continuar hasta donde se quisiera, ya que une a economistas de la empresa y
sociólogos, y de que la cuestión no se trata como dudosa y ni siquiera se la discute. En la muy
diversa crítica del modelo teleológico que, exam inando las cosas con m ás detalle, se puede obser-
var, resulta asombrosa la consistencia de esta inteligencia fundamental. Pero tal vez ante un análisis
más detenido e l fundamento se dem ostrará superficial. Críticos en lo fundamental se manifiestan
especial mente: Martin Irle, Sozial e Syst eme. Eine k ritische Analyse der Theorie von formal en und
informalen Organisationen, Gottingen, 1963, págs. 94 ss.; Bruce J. Biddle, «Roles, Goals and Value
Structures in Organizations», en William W. Cooper, Harald J. Leavitt y Ma ynard W. Shelly II
(eds.), New Perspectives in Organization Research, Nueva York, Londres y Sydney, 1964, págs. 150-
172 (164 ss.).
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NIKLAS LUHMANN
ple su s fines . Su racio nalida d sistém ica se in terpre ta así co mo racio nalida d
teleológica. De acuerd o con ello , la estru ctura sistémica o, en cualquier caso, la
estructura oficial, «formal» funge entonces como medio para un fin. Es así como las
repercusiones del pensamiento teleológico sobre la forma de entender los sistemas
salen a la luz de una ma nera particularmente notoria. A un mismo tiempo, esa
circunstancia parece fundamentar por sí sola la legitimidad de una teoría que se
sirve del concepto de fin como concepto fun damental. Es por ello que nos hemos de
dirigir hacia este tipo más estricto de sistemas de acción.
En una tradición vieja, aunque nunca enteramente aclarada, los sistemas vie-
nen definidos como totalidades que, estando compuestos por partes2, «son más que
la suma de sus partes»3. Si se proyecta el esquema d e fin/medios sobre esa concep-
ción sistémica, resulta fácil entender el todo como el fin del sistema y los med ios
como sus partes4. Por medio de la forma de combinación de los medios, esto es: de
la organización, se produciría entonces algo que resulta más que la suma de las
partes, a saber: el cumplimiento del fin. Según ello, organización en el sentido de
una coordinación meramente interna de medios sería el proceso de fundición de la
formación de sistemas, aquello que integra la esencia del sistema. Aunque ra ras
veces formulada con tal agudeza como congruencia plena de ambos esquemas con-
ceptuales fundamentales, una concepción semejante parece subyacer a las habitua-
les ideas de organización basada sobre la división del trabajo . En cualquier caso, se
aprecia la falta de otras precisiones en torno a ambas dicotomías conceptuales fun-
damentales (todo/partes y fin/medios), tanto en lo que respecta a cad a una de ellas
como a las relaciones existentes entre sí.
Con la equiparación (o, en su caso, la inaclarada relación) de orden de fin/
medios y de orden de todo/partes se halla también relacionada la circunstancia de
que en la doctrina organizacional de la economía de la empresa el concepto de tarea
eleve la pretensión de representar un concepto científico fundamental5. Esto signifi-
2Vid., ent re otros, Rudo lf Eisler, E islers Handwor terbuch der Phi losophic, 2 .a ed., Berlín, 1922,
págs. 651 s., y Johannes Hoffmeister, Wörterbuch der philosophischen Begriffe, 2.a ed., Hamburgo,
1955, pág. 598.
3Sobre la multivocidad de este enunciado, cfr. Ernest Nagel, «On the Statement the Whole is more than
the Sum of its Parts-», en Paul F. Lazarsfeld y Morris Rosenberg (eds.), The Language of Social
Research, Glencoe/III , 1955, páginas 519-527.
4Como desarrollo de esa idea, cfr. en particular Kosiol, op. cit., 1959, e n especial págs. 15 ss., y, en
términos semejantes, del mismo autor, Organisation der Unternehmung, Wie sbaden, 1962, págs. 19
ss. Vid. t ambién Fritz Nordsieck, Rationalisierung der Betriebsor ganisation, 2.a ed., Stuttgart, 1955,
págs. 16 ss. Como ejemplo típico de la falta de claridad de la conjunción de ambas dicotomías, vid.
Walter Schramm, Die betrieblichen Funktionen und ihre Organisation, Be rlín y Leipzig, 1936, pág. 5,
y la «teoría sistémica» de la norteamericana Management Science, que, pese a los muchos nuevos
revocamientos de su fachada, no acierta a ir más lejos. Por ejemplo,vid. George E. Briggs, «Engineering
Systems Approaches to Organizations», en Cooper, Leavit y Shelly II (eds.), op. cit., páginas 479-492
(479 s .). Reconocimi ento más claro, pe ro no del todo inequívoco, de la idea de que el fin es el
principio unificante de la formaci ón de sistemas se encuentra e n la bibliografía filosófica más
antigua. Cfr., por ejemplo, Christoph Sigwart, Logik, vol. II, Friburgo/Br., 1893, pág. 249.
5Además de los escritos arriba indicados y otros de Erich Kosiol, cfr., por ejemplo, Schramm, op. cit.,
págs. 5, 7 ss.; Nordsieck, op. cit., 1955, págs. 23, 27 ss.; del mismo autor, Betriebsorganisation. Lehre
und Technik, Stuttgart, 1961, en especial sp. págs. 5 ss.; Hermann Bohrs, Organisation und Gestaltung
der Büroarbeit, Múnich y Berna, 1960, págs. 9 ss., por sólo citar unos ejemplos. Como intento de una
crítica de ese estatuto de fundamentalidad del concepto de tarea, cfr. Heinz Langen, «Bemerkungen
zur betriebswirtschaftlichen Organisationslehre», en Betriebswirtschaftliche Forschung und Praxis, 5
(1953), págs. 455-464.

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