2. El concepto de soberanía en el mundo antiguo
Autor | Francis H. Hinsley |
Páginas | 27-36 |
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EL CONCEPTO DE SOBERANÍA
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EL CONCEPTO DE SOBERANÍA
EN EL MUNDO ANTIGUO
Si advertidos de sus dificultades nos servimos de esta defin ición, ¿cómo res-
ponderemos a la primera cuestión que se presenta al intentar trazar la historia del
concepto de sober anía? A lo largo de la historia los ho mbres han disputado y
luchado a menudo para decidir quién debe reinar, y con qué derecho, sin haber
llegado a esta noción. ¿Cuándo y dónde, en el transcurso de estas disputas y luchas,
apareció ésta por primera vez?
La polis y los a ntiguos imperios
Es costumbre sosten er qu e lo s gr iegos clásicos conocieron ya esta id ea e n
tiempos de Aristóteles, y que fueron los primeros en manejarla. Desde luego, en los
testimonios de las primitivas civilizaciones —del antiguo Egipto, por ejemplo, o de
la Grecia monárquica preclásica— la buscaremos en vano. Pero ni siquiera el len-
guaje que empleó Aristóteles al hablar de gobierno apoya la visión con que logró
formularlo. Clasificó los gobiernos de las ciudades-E stado griegas, según el núme-
ro de los que ostentaban visiblemente el poder, en mon arquía, aristo cracia y de-
mocracia (el gobierno de la mayoría); y seg ún si los que gobernaban lo hacían en
interés propio o en interés público, distinguió a demás entre tiranía y monarquía,
entre olig arquía y aristocracia, y entre democracia y demagogia. Fue en estas di fe-
rencias cuantitativas y éticas entre las formas de poder donde hizo hincapié, y no en
una cualidad especial tal como soberanía, que todas o la mayoría de formas de
gobierno podría decirse que reclaman o poseen. Y parece ra zonable suponer que
esto no fue debido a que careciera de la palabra con que expresar esta cua lidad. Es
evidente, en efecto, que había dos insuperables obstáculos para la idea de soberan ía
en su pensamiento y en las condiciones políticas y sociales que este pensamiento
reflejaba .
Al escribir en el siglo IV a. de J.C., al final de un largo proceso que en el
siglo anterior había culminado en la civiliza ción de la ciudad-Estado clásica, pudo
juzgar que «el hombre es por naturaleza un ser político» y concluir que la socie-
dad política de la polis era la más alta forma de a sociación humana o de comuni-
dad. Pero no hizo distinción alguna entre comunidad y Estado; su palabra polis,
que nosotros traducimos por Estado, no señalaba diferencia alguna entre ambos.
Y esto reflejaba una situación real en que la polis, aunque habí a llegado a ser una
comunidad altamente organizada , también era fundamen talmente una comunidad
en donde la perspectiva de sus miembros no se había liberado aún de los límites
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