Título III: La salaguardia de la economía nacional - Primera parte - Intervención del Estado en la vida económica - Libros y Revistas - VLEX 976413705

Título III: La salaguardia de la economía nacional

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INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LA VI DA ECONÓMICA
TITULO III
LA SALVAGUARDIA DE LA ECONOMÍA NACIONAL
La noción de economía nacional evoca los nombres de dos grandes economis-
tas, uno francés y otro alemán. Sus teorías se han prestado igualmente a interpreta-
ciones erróneas y a deducciones abusivas, principalmente la de la autarquía. En
tanto que Federico List1 considera prin cipalmente en la economía nacional el funda-
mento del poderío económico y político, Lucien Brocard 2 ve en ella el coronamien-
to de la soli daridad humana nacional y el punto de partida para la colaboración e
«interpenetración » inter nacionales.
List y Brocard están de acuerdo al recordar que entre el hombre y la humani-
dad la historia ha colocado las naciones. Per o el economista de Nancy consider a a la
nación como una simple etapa—aunque quizá muy larga—entre la economía local
y regional, por un lado, y la economía internacional, por otro. Para List, por el
contrario, la economí a nacional es un fin, y un fin en sí, por la potencia que confiere
yque puede servir de punto de arra nque para conquistas (List alude a Dinamarca y
Holanda), capaces de ensanchar esta economía nacional más bien que de abocar a
una economía in ternacional.
Lucien Brocard insiste mucho acerca del fundamento regional de la economía
nacional: no solo se completan las regiones, sin o que trabajan con un espíritu de
sana emulación, impulsando así al máximo las fuerzas productoras de la comuni-
dad y abocando al «desenvolvimiento complejo». La economía nacional no es, por
consiguiente, una economía exclusiva de libre cambio. Por el contrario, ha adopta-
do esta forma, en la medida que el «desenvolvimiento complejo» nacional se con -
funde con la libre colaboración regional. «La marcha en la dirección de la economía
compleja se produce, sin la ay uda de ninguna protección aduanera, por la acción
espontánea y libre de las actividades privadas». 3 Por lo tanto, la economía nacional
no es un fenómeno artificial, sino una realidad natural, producto del mecanismo de
los factores de la colaboración humana. 4
Pero una vez constituida y organizada, la economía nacional ha de valorizar
todas las riquezas. B rocard se enfrenta con List precisamente en este aspecto. En
tanto que Smith casi no considera como valores intercambiables más que las rique-
1FR. LIST,Da s nationale System der Politischen Oekonomie, 7.ª edición, 1883. [Trad. española por M.
Sánchez Sarto, Fondo de Cultura Económica, México, 1942.]
2L. BROCARD,Principes d’Economie Nationale et Internationale, 3 vols., París, 1929-1931; Les Conditions
genérales de l’activité économique, t. II del Traite d’Economie Politique de Truchy, París, 1934. Véase el
artículo de A. MARCHAR sobre L. Brocard en la R. E. P., 1937, n.º 4.
3Conditions genérales, op. cit., p. 123.
4Sobre este aspecto, MARCHAL,loc. cit., p. 1,248.
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HENRY LAUFENBURGER
zas que pueden ser exclusivamente objeto de comercio, Brocard, más aún que List
con su doctrina de las «fuerzas productivas», con su noción del «desenvolvimiento
complejo», otorga un lugar preferente a las riquezas inmateriales, a los gustos, a las
tradiciones y a las actitudes de la población nacional .
A la inversa de la n oción sm ithiana de l os val ores int ercambiables, que es
estática, la del desenvolvimiento complejo es esencialmente dinámica. Para asegu-
rar la valoración ín tegra de las riquezas n acionales, materiales y humanas (trabajo,
habilidad, capacid ad), se justifica e impone la protección aduanera, por lo menos a
título temporal.
En tanto que List insiste en el concepto de economía nac ional, Brocard lo
desenvuelve en el sentido de la economía internacional. Esta no reposa en la cola-
boración de una multitud de individuos aislados, sin relación con las fronteras y el
país a que pertenecen, sino en una colaboración de naciones sólidamente organiza-
das y fortificadas previamente por una protección indispensable. Por lo tanto, la
constitución de economías nacionales s ólidas, lejos de ser un obstáculo, es la condi-
ción esencial de una econo mía internacional. El fomento de las fuerzas productoras
de lo s países nuevos s e convi erte así en uno de los obj etos pri ncipal es del
intervencionismo económico. Pero el proteccionismo también se ha apoderado de
países de vieja civilización.
Las razones principales del proteccio nismo c ontemporáneo se pueden con-
densar en tres. En primer término, todos los Estados, preocupados de su defensa
nacional, organiz an o consolidan, al amparo de barreras arancelar ias, las industrias
básicas, entr e las que se cuentan, por lo menos, las texti les, la metalurgia y la
industria química. El carácter educa dor del proteccionismo, comprendido en este
sentido, encontr ó una apl icación sorprendente en Alemania: pa ra ge neralizar el
empleo del caucho s intético, fabricado en el país, Alemania acaba de aumentar los
derechos sobre el caucho natural a extremos prohibitivos. En Francia, la técnica
arancelaria fomenta las refinerí as de petróleo, implantando derechos compensadores
sobre la importa ción de gasolina.
Además, cada crisis económica ofrece ocasión a los países dotados de una
agricultura floreciente o de una industria muy desarrollada para proteger sus «fuer-
zas productivas» contra contagios cíclicos externos que amenazan deprimir los pre-
cios y l os salarios interiores.
Finalmente, el desarreglo del mecanismo de los cambios y las correcciones
monetarias llevadas a cabo para conseguir un efecto determinado en los precios, en
los ingresos, en el fardo de la deuda y en el volumen de las exportaciones, suscitan
como corr ectivo réplicas de tipo arancelario. En otro volumen de esta colección se
estudiará la técnica de los contingentes, de la compensación, el clearing y las moda-
lidades tan complejas de la intervención en los cambios, etc.
Por nuestra parte, nos concretamos a tres aplicaciones de la noción de econo-
mía nacional.
En un sentido expansivo, la creación y la organización de los imperios moder-
nos (Inglaterra, Fra ncia, Italia) tiende a ensanchar la esfera de acción de la economía
nacional a colonias, posesiones de ultramar o países autónomos, pero que forman
parte de una comunidad polít ica. Recientemente ha sido la anexión de un país

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