Remedios para las faltas de los gobiernos de los Estados
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EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS EN L A REPÚBLICA NORTEAMERICANA
10. REMEDIOS PARA LAS FALTAS DE LOS GOBIERNOS DE LOS
ESTADOS
Los defectos de los gobiernos de los Estados que nuestro examen de su funcio-
namiento nos ha revelado, no son de aquellos que podíamos esperar. Se habría
podido predecir, y así se creyó en un tiempo, que sus autoridades, consumida s por
el celo y estimuladas por la ambición, se empeñarían en constantes esfuerzos para
ampliar la esfera de su acción a costa del Gobierno nacional. Esto no ha ocurrido, y
no parece verosímil que ocurra. El pueblo de cada Estado no está más unido al
gobierno de su propia república que al federal de su propia nación, cuyo desenvol-
vimiento parece haber reducido casi a la insignificancia a los más grandes Estados.
El estudio del sistema del gobierno de Estado, en el cual el departamento
ejecutivo es tá absolutamente separado del legislativo, podía sugerirles el temor de
que el primero llegase a ser demasiado independien te, y se sirviese de sus faculta-
des en su propio in terés personal, o en el del partido, con perjuicio de los negocios
públicos, que habrían de resentirse por la falta de inteligencia entre l as dos grandes
autoridades: la que ha ce las leyes y la que hace ejecutarlas.
La práctica ha probado que éste no es un mal serio. La legislatura podría, sin
duda, hacer una la bor mejor si el gober nador o alguno de sus funcionarios asistie-
ran a las Cámaras, y ejercier an i nflujo en sus deliberaciones. Sin embarg o, un a
adaptación del sistema inglés de gabinete, jamás se les ha pasado por el pensamien-
to a los Estados americanos; el ejemplo de las legislaturas provinciales del Canadá,
cada una de las cuales tiene un ministerio responsable que asiste a la legislatura, no
ha sido nunca imitado. Los fundadores de los gobiernos de los Esta dos no deseaban
colocar los jefes del Ejecutivo dentro de la asamblea repres entativa. Probablemente
se sentían inclinados a temer que no siendo el gobernador responsable sino ante la
legislatura, se hiciese demasiado independiente. La creación reciente de varios fun-
cionarios o consejos administrativos ha iniciado, hasta cierto punto, el remedio de
las d ificultades que tienen por causa la incompetencia de las legislaturas, toda vez
que esos funcionarios o consejos preparan con frecuencia los bills que inicia un
miembro de la legislatura, y que se aprueba sin oposición, acaso sin que nadie se
entere, salvo un pequeño grupo de miembros. En suma; el mecanismo ejecutivo del
Estado fun ciona bien, aunque pudiera, en opinión de algun os publicistas sensatos,
perfeccionar se sencillamente, dejando al gober nador la facultad de nombrar los
funcionarios principales, en lugar de elegirlos directamente por elección popular.
Este tendería a dar más unidad de fin y de acción a la administración. Los conflictos
que ocurren en la práctica entre el gobernador y la legislatura se refieren especial-
mente a los nombramientos, es decir, a materia de personal que no interesa a la
política del Estado.
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