Grupos vulnerables y emergencia de salud. ¿En torno al diseño de un control diferenciado de convencionalidad?
| Autor | Victorino Solá |
| Cargo del Autor | Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Católica de Córdoba y Universidad Siglo 21 ? Argentina |
| Páginas | 241-308 |
241
DERECHO AL ACCESO A LA SALUD EN TIEMPOS DE PANDEMIA, ARGENTINA
GRUPOS VULNERABLES Y EMERGENCIA DE SALUD.
¿EN TORNO AL DISEÑO DE UN CONTROL
DIFERENCIADO DE CONVENCIONALIDAD?*
VICTORINOSOLÁ
(Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Católica de Córdoba
y Universidad Siglo 21 – Argentina)
«(…)There is nothing very remarkable about being immortal (…) nothing can occur
but once, nothing is preciously in peril of being lost»
JorgeL.Borges, TheImmortal ap. Collected Fictions, London: AllenLane, 1999,
p.192 .
I. CONSIDERACIONES PRELIMINARES. LA VACUIDAD MORAL ANTE LA
PESTE. ¿LO QUE IN COMODA ES LA FALTA DE DISTINCIÓN?
1.Más allá de la falta de preparación logística del grueso de los Esta dos para
acometer, al momento de su irrupción, los desafíos pluridimensionales del virusSARS
CoV 2, lo cierto es que tampoco estaban alistados según lo previene el profesor de
la Universidad de Harvard, MichaelJ.Sandel para terciar moralmente con la peste,
es que desde el punto de vista ético la pandemia ha servido de recordatorio, en la
conciencia de comunidad, de nuestras vulnerabilidad y dependencia mutua (d esoídas, a
menudo, pese al registro de décadas de desigual dad en aumento).1
Podría tenerse en cuenta que, no hace mucho, un pensador moral oxoniense
ha suscripto un parecer que desde el proemio puede ganar peso: los aspectos que se
admiran de un sistema particular están relacionados funcionalmente, algunas veces
*La presente entrega se ha desarrollado en el marco del proyecto de investigación intitulado Princi-
pio de igualdad y protección de la s minorías en la jurisdicción consultiva de la CorteIDH, radicad o en la
Facultad de Derecho y Ciencia s Soc iales, Secretarí a de Inves tigación, Rectorad o Ac adémico,
UniversidadCatólica de Córdoba (UCC, Argentina), sin perjuicio de que la elaboración del texto
mereciera un tratamiento de mayor amplitud con motivo del ac ceso, durante el mes de febrero de
2020, a los fondos editoriales de la Biblioteca«Anton ioCaso» de la Facultad de Derecho de la
Universidad Autónoma de México (UNAM, México), como así también al acervo bibliográfico de la
Biblioteca «DanielCossioVillegas» de ElColegio de México, A.C. ( COLMEX, México).
1 Sandel , M ichael ,J.; «Pr ologue» ap. The Tyra nnyo fMe rit: Wha t’sB ecom eof the Comm onG ood?
London: AllenLane, 2020, pp.5 y ss. Videetia m la versión de au toría del aludido Anne T. and
Robert M. Bas s Pr ofessor ofGo vernment , publicada –du rante el mismo año en NewY ork p or
Farrar, Straus& Giroux. Sobre e l cali bre de la repercusión de la moral e n la validez jurídic a,
puede el leyente, que así lo ansíe, explorar, dentro del campo de inv estigación de la ciencia y
sociolog ía ju rídicas, las conclusio nes a llegadas por Luhmann, Niklas ; Conting enciay Derecho .
Madrid: Trotta, 2019, pp.101 y ss.
242
VICTORINOSOLÁ
y aún con gran frecuencia, con otros que al contrar io ocasionan molestias, disgustos
y, ha sta, se temen.2
El valor de una explicación atenta y detallada sobre tal conjetura, puede co-
menzar con el relato de JorgeL.Borg es intitulado ElInmortal y divulgado hacia
1947 alrededor del personaje de JosephCartaphilus y su arribo a la Ciudad de los
Inmortales, el que ha sido un ins umo en demasía útil a la reflexión pr omovida por
uno d e los pri ncipal es refer entes en el debat e sociop olític o contem poráne o,
ZygmuntBauman3, alre dedor de la versión posmoderna de la inm ortalidad; en
especial, al poner de relieve el dato que en aquélla no ha bitaban inmortales cuales-
quiera sino los que primero vivieron la experiencia de ser mortales, aprend ieron,
un tiempo después, las destrezas asociadas con dicha vivencia y, finalmente, adq ui-
rieron la inmortalida d. As í pue s, se compr enden conclusiones tan lúcidas como
terribles: todo en la vida humana cuenta porque los humanos son mortales, y lo saben . Es
que, a fin de cuentas, lo que de lleno hay en ella es en sentido borgeano preciosamente
precario y revelaría, inclus ive, qu e ser inmort al es balad í desd e que nada puede
ocurrir una sola vez4.
Esa conocida cultura humana que atesora, entre otras, la política, la ciencia, la
tecnología, etc., según lo explica el aludido profesor de las Universidades de Leeds
y Var sovia, podría descubrir otro emplazamiento en el tópico que aquí convoca la
atención del lector con miras a ha cerse de un equipamiento conceptual más anchu-
roso, que no pase por la ortodoxi a académica con la que se cree abordar satisfacto-
riamente los espinosos dilemas cuanto los retos a más de polifa céticos extraordina-
rios, desatados por la volatilidadvírica con la que el SARS CoV 2 descalabra, toda-
vía, a gran parte de las sociedades democráticas.
2.Quizás una estrategi a pa ra s ortear el d édalo en e l que se congre gan l as
cuestiones anidadas en la densidad del problema anterior, sea capaz de dar un salto
si se enlaz a con otro gran sueño de la modernidad política: el de la soberanía, el del
mando, el de la toma d e decisiones con a utoridad todos fundamentos con ceptuales,
por cierto, del Estado en s u adjetiva ción mod erna; así, po r lo pronto, lo sugiere
MichaelL.Walz er: el poder estatal es, con todo, la operación fundamental de la
justicia distributiva, la que vigila las fronteras dentro de las cuales cada uno de los
bienes so ciales es distrib uido y utilizado. De a hí la ocurrencia en o pinión del
EmeritusProfessor del InstituteforAdvancedStudiesdePr inceton de las iniciativas
simultáneas de que el poder luzca mantenido e inhibido, para que se movilice, divida,
controle y balancee, sin dejar de alertar no sólo que así como el poder político [tan
deseado y disputado] protege contra la tiranía, aquél puede también convertirse en
poder tiránico, sino además que hay cosas que los representantes del poder sobera-
no no pueden hacer. Estas últimas precisamente develarían los usos obstruidos del
2 En torno a esta llamada de atención, es de beneficiosa consulta la reflexión de StuartN.Hampshire,
pensador destacado en el desenlace de las innovaciones que –en los años cincuenta y sesenta del
siglo pasado contribuyeron a desplazar radicalmente el centro d e atención de los cultores de la
Filosofíamoral, primordialmente al dejar entrever que los asuntos que, a m enudo, los inquietaban
debían trascender los tocantes a las propiedades lógicas de los enunciados morales para transitar,
más bien, hacía otros de índole más dec isiva: los problemas morales tal como se nos presentan en
tanto agente smorales , cf r.Hampsh ire,Stua rt,N.; Mo ralityan dConflict . Cambridge: Har vard
UniversityPress, 1983, p.146.
3 Con la m eta d e ce ntrarse sobre tal propuesta de abordaje, videin extenso B auman,Zygm unt;
PostmodernityandItsDis contents. Cambridge: PolityPress, 1997, pp.152 164.
4 Borges, Jorge, L.; TheImmort al ap. CollectedFictions. London: AllenLane, 1999, p.183.
243
GRUPOS VULNERABLESY EMERGENCIADE SALUD. ¿EN TORNO AL DISEÑO DE UN CONTROL ...
poder, entre los que se enlista el hecho que las autoridades públicas no pueden actuar
de manera discriminatoria contra grupos humanos h istóricamente excluidos, social-
mente marginados , cult uralmente prescindidos, etc., ni tampoco ais larlos de los
bienes suministrados comunitariamente .5
Por lo regular, siendo así, son estos grupos encarnados en realidades concretas
y dotados de propiedades identitaria s distintivas, los que con mayor probabilidad
se encuentran en situación de riesgo, desvalimiento, debilidad, etc., y frente a los
cuales la práctica de la tolerancia, en cuanto sostiene la vidaencomún i.e., las diferen-
tes comunidades en que viven los seres humanos, puede organizarse de diversa s
maneras.6
Si la tiranía al menos, en la representación hobessiana puede decantar hacia
una soberaníadesagradable7, seguramente la ya mencionada narrativa borgeana tam-
bién podría sugerirle a la especulación del aludido sociólogo polaco británico que
la tolerancia sostiene la vida misma de estar al detalle literario que, en la mencio-
nada ciudad, los inmortales son inexpugnables a la pied ad, diversidad o reconoci-
miento, etc., cuando, en cambio, son estas últimas propiedades las que hacen posi-
ble la diferencia [wayoflifedifferences], de la misma forma que ésta torna necesar ias a
aquéllas8, a l propio tiempo que su defensa encuentra en la vulnerabilidad una razón
más allá de lo complejo y controver tible que sea su elucidación conceptual 9que
opera hacia el límite de las demarcaciones del Estado y de cualquier otra esfera ante
5 Walzer, Michael, L.; Sphere sofJustice:ADefens eofPluralismandEqualit y. New York: BasicBooks,
1983, p p.281 284.
6 Uno de los proponentes de es te argumento, como de l a fuerza de sus implican cias, ha sido el
referido filósofo moral, a la sazón un relevante partidario en pos de una lectura com unitarista en el
terreno de la teoría política, en ocasión de su obra bajo el epígrafeOnToleration, editada hacia 1997
y en NewHaven por YaleUniversityPress.
7 Hobbes, Thomas;Leviathan. Cambridge: Cambridge University Press, 2003, p.129.
8 Walzer, Mic hael, L.;OnTo leration. New Haven: Yale University Press, 1997, p. XII.
9 En consideración, por cierto, de la multitud de aspectos significativos que ostenta y sus constantes
reescrituras; aun así, a los efectos que aquí nos ocupan, parte del atractivo de la temática puede
apreciarse cuando, al trabajar una cuestión estrechamente asociada a la que se presenta en el texto,
JudithP.Butler aunque desde los compromisos teóricos del posestructuralismo se recuesta sobre
una interrogación que j uzga medular: ¿porqué se busca preservar la vida de l otro?, sin descuidar
que tal incógnita engloba, entre tantas otras, la tocante a ¿quéjustifica acciones de tal entidad, o
bien, qué es lo que establece como moralmente injustificable la negativa o falla en la mismísima
preservación de la vida de otro? Se impone hacer notar que la profesora de CriticalTheory de la
Universidad de Berkeley previene que e ste asunto difiere del que se desprende c uando se pregun-
ta si lo que ansía resguardar son las vidas de los integrantes de un grupo humano particularmente
vulnerable en función del riesgo de su amenaza o de strucción –es que, a su entender, no media allí
la relación diádica que tanto atrae a los pensadores morales, pues prima lo que etiqueta como una
consideración biopolítica [ biopoliticalconsideration]: su afán no es tanto qué cuenta como una vida,
sino cuáles vidas resultan dignas de preserv ación . Ahora bien, tan pronto como los grupos o
poblaciones vulnerables son identificados, ganan un estado que les permite reclamar protec ción y,
a partir de entonces, otras interpelaciones se avecinan: v.gr., ¿quiénes pertenecen a los grupos que
asumen el cometido de la tutela y, en camb io, cuáles son los imaginados como urgidos por el
amparo que aquéllos dispensan?, ¿aquién le corresponde el indicado reclamo?, ¿cuál grupo emerge
como ungido con una preservación a título de vulnerable?, ¿aquellos que asumen la responsabili-
dad de salvaguardar a los grupos vulnerables resultan, a la vez, desprovistos de vulnerabilidad a
través de la sola práctica de su desi gnación?, etc. E n suma, tales inquietudes se encaminan a
destacar el escabroso problema de la desigual distribución de la vulnerabilidad, pero también hacen
notar, si el acto de designación alberga el distingo entre grupos vulnerables e invulnerables y, en
tales condiciones, endilga a los integrantes de este último la obligación de amparar a los miembros
del primero, la formulación de dos presuposiciones cuanto menos disputables: primero, el trata-
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba