Del gobierno en la democracia - De la democracia en Francia - Libros y Revistas - VLEX 976723107

Del gobierno en la democracia

AutorFrançois Guizot
Páginas49-53
49
DE LA DEMOCRACIA EN FRANCIA
CAPÍTULO II
DEL GOBIERNO EN LA DEMOCRACIA
Existen hombres a quienes no inquieta en absoluto esta lucha. Tienen
plena confianza en la naturaleza humana. Según ellos, librada a sí misma, la
naturaleza humana tiende hacia el bien. Todos los males de la sociedad pro-
vienen de los gobiernos, los cuales corrompen al hombre, violentándole o en-
gañándole. La libertad, la libertad en todas las cosas y para todos, bastará casi
siempre para iluminar o contener las voluntades, para prevenir el mal o para
curarlo. Y junto a la libertad, un poco de gobierno, el menos posible, para
reprimir el desorden extremo y material.
Otros, para tranquilizarse contra el triunfo del mal en el hombre y en la
sociedad, disponen de algo más decisivo. No existe, dicen, ningún mal natu-
ral y necesario, pues ninguna inclinación humana es mala de por sí; no llega
a ser tal más que porque no alcanza el fin al que aspira. Se trata de una
corriente que se desborda al no poder fluir. Organícese, pues, la sociedad de
tal suerte que cada instinto1 del hombre encuentre en ella su puesto y su
satisfacción; el mal desaparecerá; la lucha cesará, y todas las fuerzas huma-
nas concurrirán armoniosamente al bien social.
Los primeros desconocen al hombre; los segundos desconocen al hombre
y niegan a Dios2.
1El comentarista español se queja de que Guizot no hable de facultades en lugar de ins-
tintos. Vinculado a la escuela del sentido común a través sin duda de Royer-Collard o
por influencia suya, los instintos vienen a ser, para Guizot, como el sentido común y
son algo completamente ajeno a aquéllas, si no son un tipo diverso de facultades.
2En la citada Historia de la civilización, Guizot escribe: «He aquí el estado en que Luis XIV
dejó a Francia y al poder: una sociedad en un gran desarrollo de riqueza, de fuerza, de
actividad intelectual de todo género; y al lado de esta sociedad en progreso, un gobierno
esencialmente estacionario, sin medio, alguno de renovarse y adaptarse al movimiento de
su pueblo; destinado, tras medio siglo de esplendor, a la inmovilidad y la debilidad, y
caído, ya en vida de su fundador, en una decadencia que casi parecía la disolución. Esta
es la situación en que se encontró Francia al salir del siglo xvn y que imprimió a la época
siguiente una dirección y un carácter tan diferentes..., la desaparición casi completa del
gobierno en el transcurso del siglo XVIII y la aparición del espíritu humano como principal
y casi único actor...», de manera que, «acaso por vez primera, el orden espiritual se
desarrollaba completamente aparte del orden temporal... Nunca la filosofía aspiró tanto
como entonces a regir el mundo, y nunca le ha sido más extraña» (págs. 316 a 318).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR