El derecho y el estado al servicio de la libertad (Kant) - Tercera sección. La filosofía del derecho de la época moderna - La filosofía del derecho del mundo occidental. Visión panorámica de sus fundamentos y principales problemas - Libros y Revistas - VLEX 1028606921

El derecho y el estado al servicio de la libertad (Kant)

AutorAlfred Verdross
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Viena (Austria)
Páginas142-148
142
ALFRED VERDROSS
XVIII. EL DERECHO Y EL ESTADO AL SERVICIO
DE LA LIBERTAD (KANT)
§ 1. Ser y deber ser
IMMANUEL KANT (1724-1804), el ilu stre filósofo de Königsberg, introductor del idealismo
alemán, es generalmente considerado como el fundador de la teoría moderna del conocimiento
y como el destructor de la metafísica racio nalista que se desarrolló des de Descartes hasta
Wolff. Sin embargo, su preocupación esencial era bien d iferente, segú n se observa en el
prefacio a la segun da edición de su obra fun damental: Crítica de la razón pura.1 Su luc ha en
contra de la metafísica, concebid a como «un conocimiento de conc eptos puros por la sola
razón especulativa, totalmente indep endiente del conocimiento empírico», fue el camino
seguido para sal var la libertad del hombr e y su moralidad, amenazadas po r la filosofía social
mecanicista. Ka nt sostuvo que la moral presupo ne, con necesidad absoluta, la l ibertad de la
voluntad, libertad que no es s iquiera imaginable en una n aturaleza mecanizada y cenada; y
puesto que la ciencia matemática de la naturaleza concibe a est a como un mecanismo regid o
por la ley de c ausalidad, resulta que la libertad humana es únicamen te posible si se llega a l a
conclusión de que la referida ciencia no capta la verdadera real idad, a la que Kant denomina
«la cosa en sí», sino únicamente su apariencia (fenómeno): este término significa, en la
filosofía kantiana, la apariencia sensible y, consecuentemente, a posteriori, de las cosas
intuidas por n uestros sentidos, siendo n osotros quienes hacemos de ell as el objeto de nuestra
experiencia, sometiéndolas a las formas de la sensibilidad, tiempo y espacio y a los conceptos
primarios de la razón (categorí as). De esta manera, el objeto del conocimiento, que en Kant
es el equivalente de la naturaleza (objeto de con ocimiento de la ciencia matemática de la
naturaleza), se forma mediante la acción conjunta de la ap ariencia sensible del mundo externo
y de las categorías del entendimiento, que son —según Kant— «medios de conocer que
imponen a p riori determinadas leyes a todas las apariencias sensibles y, consecu entemente,
a la n aturaleza, que no es sino la suma d e ellas». 2 Sola mente por medio de esta radical
separación entre el mundo verdadero y el mundo de l as apariencias, «pueden afirmar su s
respectivos puestos la doctrina ética y la teoría d e la nat uraleza, lo que no sería posible si
previamente no nos hubiera demostrado la reflexión crítica, por una parte, nuestro total
desconocimiento de la «cosa en sí» y, por otra, que todo lo que podemos conocer está
limitado a la apariencia sensible». «Por tanto —dice Kant en el ya citado prefacio a la
segunda edici ón de la Crí tica de la razó n pura—, yo no podría acept ar a Dios, a la libertad
y a la inmortalidad para los usos prácticos necesarios de mi razó n, sin negar al mismo tiempo
a la razón especulativa su pretensión de elaborar conceptos trascende ntes..., tuve q ue hacer
a un lado el saber, p ara abrir el campo a la creencia.» Pero la «creencia» a que Ka nt se refiere
no es —cuestión esta que gener almente se pasa po r alto— ni u na creencia ingenua, ni la
1La primera edición apa reció en el año 1781.
2Crítica de la razón pura, suplemento III, § 26.

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