La Corte - La Suprema Corte. Función y comportamiento en la sociedad norteamericana - Libros y Revistas - VLEX 976580272

La Corte

AutorLawrence Baum
Cargo del AutorProfesor emérito de la Ohio State University
Páginas13-36
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LA SUPREMA CORTE. FUNCIÓN Y COMPORTAMIENTO EN LA SOCIEDAD NORTEAMERICANA
1
LA CORTE
En octubre de 1956, el presidente Dwight Eisenhower nombró a William
Brennan en reemplazo de un miembro de la Suprema Corte que había renunciado.
Esta decisión atrajo algo de atención pero difícilmente dominó las noticias de pren-
sa. Cuando el Senado confirmó la postulación de Brennan, según lo señaló un
columnista del Chicago Tribune, su diario publicó la acción del Senado en «la página
3 de la sección 3, debajo de las historietas».1 Otros diarios le dieron ese mismo tipo
de cobertura limitada a la selección y confirmación de Brennan.
Treinta y cuatro años después, en julio de 1990, Brennan se retiró de la Corte
y el presidente George Bush postuló a David Souter para que lo sucediera. Esta
decisión sí dominó las noticias de prensa: la selección de Souter fue la nota princi-
pal de todos los diarios importantes. Mientras los senadores y otros funcionarios
revisaban la postulación, siguió siendo un foco de amplio interés. Y la confirma-
ción de Souter, si bien difícilmente fue una sorpresa, fue nota de primera página.
La atención concedida a David Souter no reflejaba algo exclusivo relacionado
con él; por cierto, la postulación de Clarence Thomas un año después recibió mucha
mayor atención pública.2 Más bien, la diferencia entre las postulaciones de Brennan
y Souter subraya el nivel hasta el cual la Suprema Corte se ha convertido en objeto
de preocupación en las diversas ramas del gobierno y en la sociedad norteamerica-
na en general. La Corte siempre ha sido una institución importante, pero su impor-
tancia se ha vuelto cada vez más evidente. Los titulares nos recuerdan el papel
crítico que juega la Corte en temas tan fundamentales como el aborto, los derechos
civiles y los poderes del Congreso y del presidente.
El papel que juega la Suprema Corte hace importante entender esta institu-
ción. ¿Quiénes son las personas que trabajan en la Corte y cómo llegan ahí? ¿Cómo
se determina qué casos y temas falla la Corte?
Al resolver los casos que se le presentan, ¿sobre qué base elige la Corte entre
dictámenes alternativos? ¿En qué zonas de políticas interviene y qué tipo de políti-
cas traza? Finalmente, ¿qué ocurre con las decisiones de la Corte una vez que se
anuncian y qué efectos tienen concretamente tales decisiones?
1Stephen Chapman, «A More Powerful Court Gets More Powerful Scrutiny», Chicago Tribune, 26 de
julio de 1990, sex. 1, pág. 13. La idea de la comparación entre Brennan y Souter se tomó de este
artículo.
2Thomas B. Rosenstiel, «Economy Most Closely Read News Story», Los Angeles Times, 18 de julio de
1991, pág. 16.
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LAWRENCE BAUM
Mediante las respuestas a estas preguntas, este libro intenta hacer que se com-
prenda a la Suprema Corte. Cada pregunta será tema de uno de los capítulos que
siguen. Este capítulo es una introducción del libro, pues ofrece una visión general
de la Corte y presenta los antecedentes necesarios para el desarrollo de los capítu-
los restantes.
Una perspectiva de la Corte
La Corte en la ley y la política
La Suprema Corte como institución política. La gente a menudo habla de los tribu-
nales como si fueran, o al menos debieran ser, «apolíticos». En un sentido literal,
esto es imposible: como parte del gobierno, los tribunales son instituciones políti-
cas por definición. Pero mucha gente cree que los tribunales son apolíticos en el
sentido de que no se ven envueltos en el proceso político y de que sus decisiones no
se ven afectadas por consideraciones no legales.
Por popular que pueda ser esta visión de los tribunales es, sencillamente,
inadecuada. La Suprema Corte es «política» en una variedad de sentidos. Las desig-
naciones para la Corte a menudo son objeto de considerable enfrentamiento políti-
co. Los grupos de interés suelen ayudar a presentarle casos a la Corte. La mayoría
de sus miembros fueron activos participantes en la política antes de su selección.
Los valores políticos de los miembros y sus percepciones de la opinión pública y
legislativa afectan las decisiones de la Corte. Las decisiones mismas a menudo
llevan a controversias en el gobierno y en la nación, en general, y la Corte y sus
mandatos a veces se convierten en temas importantes en las elecciones.
Así, pues, es imposible entender a la Suprema Corte si no es en el contexto de
la política, y ésa será la perspectiva de este libro.
La Corte como institución legal. Como cuerpo político, la Suprema Corte es simi-
lar a otras instituciones gubernamentales, como el Congreso y las agencias admi-
nistrativas. Sin embargo, sería un error considerar a la Corte idéntica a esas otras
instituciones encargadas de trazar políticas de carácter no judicial. El comporta-
miento de la Corte y su posición en el sistema político se ven afectados en sentidos
fundamentales por el hecho de que es un tribunal.
Ante todo, la Suprema Corte toma decisiones dentro del marco de la ley. Las
opciones políticas que enfrenta la Corte están encuadradas como asuntos de inter-
pretación legal. A este respecto, la tarea de la Corte difiere de la del Congreso y de
la de algunas agencias administrativas, y el contexto legal en el cual trabajan los
miembros significa una restricción de la cual están libres los legisladores.
Más aún, la creencia generalizada de que la Corte debería ser apolítica lleva a
un cierto grado de aislamiento concreto del proceso político. Los miembros de la
Suprema Corte son designados de por vida, lo cual les permite cierta libertad
respecto de preocupaciones acerca de la aprobación pública. La mayoría de los
miembros se mantiene bastante al margen de la política partidaria, principalmente
porque un compromiso abierto en la actividad partidaria se percibe como inade-
cuado. La jueza Sandra Day O’Connor, por ejemplo, rechazó una invitación a apare-
cer en un «Saludo a las mujeres republicanas» en la convención nacional republica-
na de 1984. Dado que la mayoría de la gente considera el contacto directo entre
grupos de presión y miembros de la Corte como algo inaceptable, la actividad de

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